Bruselas diseña un plan de reconstrucción con 140.000 millones para España

La Comisión Europea propone un fondo de 750.000 millones de euros 
para afrontar los efectos de la pandemia, con medio billón en subsidios

28 mayo 2020 07:40 | Actualizado a 30 mayo 2020 18:29
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Del «sálvese quien pueda», al «o te ayudo, o no nos salvamos nadie». Así ha evolucionado la UE en estos meses de pandemia. La salvación del proyecto comunitario pivota sobre un plan de recuperación que la Comisión Europea presentó ayer, con tres semanas de retraso, bajo el título Next Generation EU y con un principio clave: ayudar a los países más castigados por el patógeno (Italia y España, la tercera y cuarta economías del euro) en interés de todos. La fórmula, si finalmente cristaliza, les dará una cobertura sin precedentes. En un primer cálculo, Italia obtendría 172.745 millones de euros (en torno a 82.000 solo en subvenciones) y España, 140.446 (77.000 sin reembolso).

Esta suerte de Plan Marshall cuenta con 750.000 millones de euros, de los que unos 500.000 se habilitarán como subsidios, y 250.000 en préstamos. Se propone también una histórica emisión de bonos en los mercados para apuntalar su financiación, además de nuevos impuestos (al comercio de emisiones de CO2 o la tasa digital) para conseguir ingresos extras; disponibilidad, hasta 2024. Y dos condiciones para quienes reciban el dinero: deben orientarlo a potenciar el reto de la Europa verde y digital; y las recomendaciones socieconómicas que semestralmente lanza Bruselas para la corrección de los balances nacionales (reglas presupuestarias, ajustes) no pueden desatenderse.

Queda por delante un calendario difícil: ronda de negociación con las capitales; aprobación unánime de los Veintisiete estados miembros, el ‘sí’ imprescindible de la Eurocámara, y la validación en varios parlamentos nacionales.

Entre los detalles del nuevo plan está que el 80% del dinero que se obtenga en la emisión de deuda se transferirá a los Estados a través de una de las herramientas de ese presupuesto (la Facilidad para la Resiliencia y la Reconstrucción). El parámetro fundamental será el impacto del coronavirus, lo que, en combinación con otros tradicionales, otorga las multimillonarias coberturas en proporción directa con el daño causado por el virus. La segunda línea de acción estará en el incentivo de las inversiones privadas. Y a todo lo anterior se añadirá una tercera muy específica: el refuerzo a la sanidad para que gane músculo ante futuras crisis con 9.400 millones; y a la investigación, con 94.400.

Con este programa, Ursula von der Leyen asume las directrices que Alemania y Francia le marcaron el día 18 en cuanto a la dimensión del fondo y al peso de los subsidios. Convence a Roma y Madrid después de que ambos transigiesen con no tener ni coronabonos ni deuda perpetua e incluso renunciar a un alcance de hasta 1,5 billones de euros.

El plan Von der Leyen nace para intentar conciliarse con ese club que se autodefine como «frugal» (Países Bajos, Austria, Suecia y Dinamarca), que exigía préstamos (nada de ayudas)y reformas como contrapartida, además de un límite de tiempo en la cobertura. La primera reacción desde ese flanco no pinta bien. «Las posiciones están muy distanciadas. La negociación llevará tiempo», alertó un diplomático holandés nada más desvelarse el plan.

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