¿Cómo fichar en tiempos de teletrabajo?

La tecnología móvil abre la posibilidad de dar soluciones a medida ante el nuevo registro horario laboral

13 mayo 2019 10:47 | Actualizado a 04 junio 2019 17:20
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Este domingo 12 de mayo expira el plazo para adaptarse al nuevo registro horario laboral, fruto de la entrada en vigor del Real Decreto Ley 8/2019 y que obliga a todas las empresas, independientemente de su tamaño o su sector de actividad, a mantener un registro diario de entrada y salida de sus trabajadores en sus centros de trabajo.

El principal objetivo de este nuevo marco legislativo es poner coto a las horas extra no declaradas y no remuneradas. Algo que debería resolverse con la clásica máquina de fichar a la entrada y la salida de la fábrica, el comercio o la oficina. Pero... ¿qué pasa con todas aquellas empresas que aplican medidas de flexibilidad horaria, de teletrabajo o de trabajo por objetivos? ¿Puede esta nueva legislación suponer un paso atrás?

Pere Vidal, profesor de Derecho de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y experto en derecho del trabajador, admite que, «para aquellas profesiones que valoran la flexibilidad y que nadie les vigile cuando entran o salen de la oficina, esto puede ser una regresión». Hasta el punto de que, en el caso de profesionales que trabajen por objetivos, alguien que haya sido productivo y se haya organizado para cumplir esos objetivos «termine estando ahí cumpliendo la jornada, propiciando el presentismo».

Comerciales, directivos, profesionales vinculados a la creatividad y a la innovación... Son algunos de los perfiles en los que la nueva ley no ofrece pautas claras e inequívocas. «Es cierto -añade Núria Gilgado, secretaria de política sindical de UGT- que el decreto se ha quedado bastante corto y que no ha atendido a las diferentes casuísticas que hay en el mercado de trabajo, lo cual deja las respuestas a la negociación colectiva».

Cada empresa es un mundo, igual que lo es cada sector y cada trabajador. Pero hay soluciones. En especial, si se hablan y se pactan, que es lo que Inspección de Trabajo ya ha adelantado que pretende propiciar, dando una cierta ‘tregua’ a aquellas empresas que, aunque a partir de este 12 de mayo no tengan en marcha todavía un sistema de registro definitivo, estén en fase de acordar con sus trabajadores qué metodología aplicarán.

En este punto, la ley es suficientemente amplia: vale desde una simple libreta en la que cada trabajador firma al entrar y al salir, hasta una hoja de cálculo Excel, pasando por máquinas de fichar de tarjeta o biométricas. También aplicaciones móviles, de las que ha habido una eclosión en estas últimas semanas.

En opinión de Núria Gilgado, de UGT, «el hecho de tener que registrar la jornada laboral no va ni en contra de la flexibilidad, ni del trabajo por objetivos, ni nada de esto: un comercial, si no pasa cada día por la oficina, puede fichar con una APP; en teletrabajo hay tarjetas específicas que se ponen en el portátil y que determinan cuándo empieza a trabajar esa persona».

El único límite a estas soluciones tecnológicas, advierte Gilgado, «es que no pueden atentar contra la protección de datos y los derechos reconocidos de los trabajadores». Y añade: «Si en el mercado de trabajo no hubiese abusos, todo esto no sería necesario. No conozco empresas que te paguen el doble por trabajar la mitad de la jornada, pero sí que conozco unas cuantas en las que eso es al revés. Hay millones de horas extraordinarias al año que no se pagan y que no se pueden denunciar porque no hay un registro».

Anna Fornés, directora de la Fundació Factor Humà, coincide en que las horas extra no contabilizadas son uno de los grandes retos de nuestro mercado laboral: «Un 35% de las denuncias laborales en 2018 fueron horas extra no contabilizadas y no pagadas», explica. «Pero -añade-, cuando tú eres una organización que está haciendo bien las cosas en materia de flexibilidad y teletrabajo, ¿qué haces?». La respuesta está en la tecnología.

«Cuando esos empleados estén trabajando desde casa o vayan a una jornada fuera de la oficina -explica-, que hagan un clic en la APP de su móvil. Que hayas de fichar no va en contra de que puedas ser flexible». Hasta que surge la pregunta: ¿Y quién nos asegura que cuando le dan clic a esa APP están efectivamente trabajando? ¿Cómo se controla sin vulnerar derechos?

Anna Fornés es clara: «Se trata de confianza. Y, por desgracia, la cultura de la confianza no la tenemos implantada todavía. Si tú piensas que tus trabajadores solo se escaquean, tienes un problema». ¿Volver al presencialismo? No es una opción. «Esta cultura del presencialismo -remata Fornés- ya no hay quien la aguante, pero todavía nos encontramos con empresas que no trabajan por resultados: sin duda, aplicar el registro horario en todas las empresas va a provocar un debate». 

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