El acceso a la universidad, condicionado por el trabajo y la renta familiar

Los centros universitarios, no obstante, son un potente ascensor social, que además devuelven al Estado cuatro euros por cada uno de inversión

19 diciembre 2019 09:00 | Actualizado a 20 diciembre 2019 12:55
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El sistema universitario español se ha convertido en el principal ascensor social del país, la palanca que más ayuda a los jóvenes de las clases desfavorecidas a recalar en los estratos sociales medio y alto, pero la posibilidad de acceder a sus aulas no es igual para todos y sigue condicionada y limitada por el origen social y familiar, principalmente por la ocupación y los ingresos de los padres. Así lo certifica el informe ‘La contribución socioeconómica del sistema universitario español’, elaborado por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) por encargo de las conferencias españolas de rectores y de consejos sociales universitarios.

Los factores que favorecen u obstaculizan, según los casos, la llegada de los jóvenes españoles a las facultades se relacionan con el estatus profesional, tipo de ocupación y sector de actividad de los progenitores y con el nivel de renta familiar. Señalan, por ejemplo, que los jóvenes con padres o madres con estudios universitarios ven como sus posibilidades de completar una carrera crecen entre 13 y 17 puntos. En el caso de progenitores con ocupaciones de muy alta cualificación esta ventaja aumenta hasta 25 puntos y los hijos de empresarios tienen 3,7 puntos más de finalizar unos estudios superiores que los descendientes de un trabajador temporal.

Los estudios universitarios siguen siendo el principal ascensor social. Además de aumentar las posibilidades de encontrar empleo y de lograr un sueldo un 59% mayor a la media, reducen en 10 puntos la amenaza de un contrato temporal, aumentan en siete puntos la posibilidad de lograr una jornada completa

Rentabilidad económica

En el corto plazo, el mero funcionamiento de las más de 80 universidades españolas, de sus estudiantes y visitantes, que reciben una subvención de algo más de 6.000 millones de las arcas públicas, genera cada año 15.991 millones y 180.000 empleos. Además induce un impacto de 49.671 millones en la actividad económica de otros sectores, sobre todo del área educativa y de servicios, en los que posibilita 519.860 empleos. Por cada euro que reciben las universidades generan 8,3 euros de actividad económica y 87 empleos por cada millón.

Su impacto económico más trascendente, en cualquier caso, es el largo plazo, por su gran contribución a la formación de capital humano y por la generación del 28% del capital tecnológico del país. La mayor capacidad de encontrar trabajo de los titulados universitarios aumenta en 658.000 personas la cifra de ocupados en España, elevó en 1.813 euros la renta per cápita del país en la última década, y aportó 0,67 puntos al crecimiento del PIB desde principios de siglo. El Ivie calcula que la mejora de la ocupación y de la calidad del empleo que provocan la enseñanza superior permite a Hacienda recaudar 25.774 millones más al año y 4.484 adicionales a la Seguridad Social. Es decir: por cada euro que las arcas públicas invierten en las universidades se lo devuelven multiplicado por cuatro.

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