El cóctel del éxito

Para alcanzar el éxito hay que superar el miedo, mostrar dedicación e ilusión y aprender de los errores

02 noviembre 2021 08:25 | Actualizado a 11 noviembre 2021 19:03
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

En mis frecuentes charlas con empresarios y empresarias que sacan sus empresas adelante día a día, suelo preguntar por el motivo de su supervivencia, qué han hecho (y siguen haciendo) para que sus proyectos sigan en pie a pesar de tantas circunstancias adversas. No es mi pretensión, en este breve artículo, recoger exhaustiva y definitivamente las claves del éxito empresarial, me conformo con señalar algunos elementos repletos de sentido común. 

  • Ilusión ante todo paradigma
En primer lugar, ante tanta dificultad y obstáculos, es necesaria una dosis bien cargada de ilusión que nos insufle ánimo cuando las cosas no van todo lo bien que desearíamos, especialmente cuando hay situaciones externas sobre las que tenemos poca o ninguna capacidad de influencia. Los largos meses de pandemia son un ejemplo paradigmático de que –como reza el acervo popular- tras la tormenta siempre sale el sol. Ahora bien, no conviene confundir ilusión con candidez, pues los castillos conviene cimentarlos en suelo firme, no en el aire. Conocemos bien los efectos de la gravedad, así quien lidera una empresa, grande o pequeña, debe tener los pies en el suelo. Ilusión, sí, toda la del mundo, pero con sensatez.

‘Errare humanum est'

Otro componente imprescindible es la humildad para reconocer que somos seres humanos, y como tales cometemos errores involuntarios. ‘Errare humanum est’, decían los clásicos, y realmente la equivocación puede ser muy productiva si seguimos esta sencilla secuencia: reconocimiento- corrección- aprendizaje. Quien no yerra, poquito arriesga, y sin riesgo no hay empresa, pues es connatural a la aventura empresarial la asunción de riesgos controlados para obtener recompensas.

  • Persistencia ante el fracaso
Decía Woody Allen que el 90% del éxito se basa, simplemente, en insistir, es decir, trabajar muy duro sin desfallecer, levantarse muy temprano y buscar oportunidades donde otras personas ven calamidades, si se me permite parafrasear al inefable Winston Churchill. Tenemos muchos ejemplos en la historia que así lo atestiguan, momentos en los que el tesón y la confianza propia impidieron abandonar el proyecto. Así sucedió con el invento de la bombilla de Edison (más de 1000 intentos), los post-it de 3M (la persistencia de un ingeniero al que nadie escuchaba), la mítica obra de Mike Oldfield, Tubular Bells (que fue rechazada por numerosos sellos discográficos hasta que Richard Branson apostó y acertó), Walt Disney (despedido de un periódico por falta de creatividad), y un larguísimo etcétera de casos.

A propósito de Disney, es muy inspiradora la historia de su largometraje de 1937 ‘Blancanieves y los siete enanitos’, una idea en la que Disney había apostado hasta la camisa (literalmente), aun cuando la crítica estaba convencida de su fracaso: ¿Qué futuro tenía una película de una hora y media con monigotes en la pantalla? Sin embargo, la idea del productor era diferente, se trataba de relatar una historia conmovedora, solo que –por primera vez- a través de dibujos animados. El día del estreno, una vez finalizada la proyección, no se oyó ni un solo aplauso. Esperaron unos instantes, pero la sala continuaba en silencio, hasta que Disney pidió que encendieran las luces. Este fue el único momento en el que nuestro hombre tuvo dudas, pero pronto se dieron cuenta del motivo del silencio del público: nadie podía aplaudir porque estaban llorando de la emoción tan intensa que les había producido la película. 

  • Sobreponerse al no
Meter todos los ingredientes en la coctelera y agitarlos no asegura un combinado delicioso, bien es verdad. No obstante estoy convencido de que sin ilusión, sensatez, dedicación, riesgo, aprendizaje a través del error, y un carácter de hierro para sobreponerse al ‘no’ y seguir insistiendo… no hay proyecto empresarial o vital que tenga la más mínima posibilidad de cuajar.

Salvador Martínez esconsultor en organización de empresas, cambio cultural y personas

Comentarios
Multimedia Diari