El nuevo contrato social de la empresa

31 mayo 2021 08:52 | Actualizado a 12 julio 2021 17:48
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Hay décadas en las que no pasa nada, y meses que cambian décadas. Es lo que está ocurriendo en el mundo de la empresa, tanto con su «propósito» como en la forma de valorar la excelencia empresarial.

Desde la década de los setenta se ha considerado que el objetivo de la empresa era «maximizar el valor para los accionistas». Se convirtió en un mantra para los gerentes y las escuelas de negocios desde que el economista de la Universidad de Chicago y premio Nobel de Economía Milton Friedman afirmó hace ahora medio siglo que la única responsabilidad social de la empresa era maximizar el beneficio.

Esta visión ha tenido consecuencias desastrosas: una elevada desigualdad, desinterés por el medioambiente y falta de empatía por las comunidades locales. Desde el propio mundo empresarial se reconoce que el malestar social y el populismo político tienen mucho que ver con esta visión.

Afortunadamente han surgido iniciativas desde el propio mundo empresarial que están corrigiendo esa visión. Ahora se acepta que el «propósito» de las empresas tiene que ir más allá del interés de los accionistas para crear valor para todos los interesados en la empresa (stakeholders): trabajadores, proveedores, clientes, comunidades locales. Ya no se habla de «capitalismo de los accionistas» sino de «capitalismo de los stakeholders».

También ha cambiado la forma de valorar socialmente la excelencia empresarial. Los dos conceptos claves son, además de el de «propósito», el de «sostenibilidad»: social, medioambiental, comunitaria. Esta nueva edición de la “Guía de la excelencia empresarial Tarragona 2021” es un ejemplo. Una encuesta del gabinete Ceres que pregunta a los ciudadanos que empresas son más valoradas en función de su comportamiento medioambiental, implicación en el entorno, clima laboral, talento local, salarios, conciliación, formación profesional o el teletrabajo.

Esta tendencia, que era previa a la Covid-19, se ha acelerado con la pandemia. Las empresas han de actuar de acuerdo con la estrategia de las 3-R: Resistir, Recuperarse y Reinventarse. La La clave de la excelencia empresarial está en la tercera R. La asignación de los fondos europeos están pensados precisamente en esa misma clave. En otras palabras, las empresas que aspiraren a la excelencia tienen que pensar en clave de un nuevo contrato social de la empresa donde el propósito y la sostenibilidad no son una carga para el beneficio, sino su sostén.

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