El valor de recuperar ecosistemas naturales

Varias iniciativas en la provincia se centran en regenerar espacios naturales para recuperar su flora y fauna y así obtener los beneficios que aportan al entorno

23 febrero 2018 14:40 | Actualizado a 07 junio 2018 10:01
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La destrucción y degradación de los ecosistemas del planeta ha acelerado la crisis ambiental por la reducción rápida de sus beneficios ambientales: producción de agua, fijación de CO2, ciclos de materia, productividad del suelo, biodiversidad, previsión de la erosión, etc. Los índices de destrucción de los ecosistemas se incrementan por culpa de prácticas agrícolas, ganaderas, industriales y de explotación no sostenibles. Además, tienen el agravante que muchos ecosistemas tendrán alteraciones perjudiciales para las personas con el cambio climático.

La conservación y restauración ecológica toma fuerza cada día como solución para revertir procesos de degradación de ecosistemas y pérdida acelerada de biodiversidad. No es suficiente conservar y proteger áreas representativas. Se trata de aprender a restaurar paisajes, ecosistemas, comunidades y poblaciones de plantas y animales, para garantizar la sostentabilidad de sistemas naturales, seminaturales y sociales. 

Iniciativas en Tarragona
Uno de los proyectos llevados a cabo por GEPEC son los campos de dunas experimentales en la playa de la Paella (3500 m2) de Torredembarra. Se trata de la recuperación natural de dos campos de dunas en medio de una playa urbana utilizando técnicas muy sencillas a partir de plantas submarinas abandonas en la costa con los temporales.

Tras un tiempo de observación, en GEPEC se dieron cuenta que en la playa de Els Muntanyans de Torredembarra la arena engullía las plantas que llegaban del mar. Esto aportaba más resistencia a la arena y causaba menos erosión del litoral. Cuando estas plantas submarinas quedan en la parte alta de playa acumulan arena y poco a poco se forman dunas. Así, se distribuyeron diferentes plantas y con el tiempo se han restaurado dunas sin hacer nada más, de forma natural. 

Por otro lado, la Finca del Canyadell se encontraba en un antiguo cámping abandonado de Altafulla. Precisamente GEPEC tiene un acuerdo de custodia con el Ayuntamiento de 13.000 m2 en esta zona para regenerar su ecosistema. Más allá de estas medidas, se llevan a cabo  acciones que también tienen una labor pedagógica y social. En esta zona de pinedas con terrazas que llegan al mar se han eliminado las especies invasoras que atacaban las propias del pinar.

También se ha instalado un vivero de plantas autóctonas, dos hoteles de insectos, una espiral de aromáticas, un mural con elementos del fondo marino escondidos en él y también se han acondicionado unas galerías que había en el bosque para los murciélagos. Además, en la Finca del Canyadell está la sede de la Escola de Naturalistes del GEPEC donde se realiza un casal de naturaleza para niños que cuenta con el entorno perfecto para disfrutar y descubrir los secretos de este ecosistema. También se ha instalado una pequeña zona de teatro y otra picnic. 

Otra de las iniciativas desarrolladas por GEPEC es el Mur Verd de la Canonja. Se trata de la regeneración de 40 hectáreas entre el barrio de Bonavista y la Canonja, separados por la petroquímica. Es una zona con especies invasoras que no se han adaptado al clima mediterráneo y dónde se debe regenerar el ecosistema local. Fueron las empresas de la industria química las que en su día plantaron especies procedentes de Australia y América sin éxito. 

La postal mostraba arboles moribundos, lejos del concepto de zona verde. Así, cuando la Canonja se constituyó como municipio, el Ayuntamiento pidió apoyo a GEPEC para restaurar la zona. De esta manera se han impulsado una gran charca temporal de agua, un refugio de murciélagos a seis metros de altura, hoteles de insectos incrustados en los márgenes de piedra seca con forma de serpiente, una acción novedosa que no se había probado antes, nidos de pájaros insectívoros, y sobre todo reconvertir el jardín de plantas invasoras a un sistema más equilibrado acorde con nuestro clima. 

El técnico del GEPEC Ramon Ferré explica que estas acciones son importantes, más allá de la recuperación del medio ambiente, por «el trastorno del déficit de naturaleza, que aparece cuando la gente vive alejada de ella y la puede llegar a despreciar. En cambio, si nos acercamos a la naturaleza, la podemos valorar más, incluso la que nos queda lejos».

Otro proyecto es el que se impulsa desde el Centro de Tecnologia Ambiental Alimentaria y Toxicológica (TecnATox), Jaume Folch, investigador de bioquímica y biología molecular de la URV explica que «estamos elaborando un proyecto para instalar biotopos submarinos en la costa de la ciudad de Tarragona. Se trata de regenerar el fondo marino con estas minizonas de reserva que sirven de refugios para la fauna y flora marina y que aportan beneficios medio ambientales que mantienen limpias las playas. Es una manera de restaurar nuestro ecosistema marítimo y además poder ofrecer un turismo de calidad».

Los sedimentos del delta
La Comunitat General de Regants de la Dreta de l’Ebre ha presentado un proyecto de protección del delta a la Confederación Hidrográfica del Ebro para preservar el litoral terrestre del río ebrense que cada año retrocede por la pérdida de sedimentos ante el aumento del nivel del mar. Así, se han propuesto crear una plataforma a la que se acceda por un camino que actúe de rompeolas, ya que las olas son uno los motivos principales de la reducción de sedimentos, tal y como se ha hecho en Italia en el río Po.

El problema de la pérdida de sedimentos en el Delta no es fácil de encarar. Para que se queden los sedimentos se deben abrir las compuertas en la parte alta del río para que bajen. Pero cuando se abren éstas también se pierde agua, un recurso vital mantener para actividades agrícolas, muy extendidas en la zona, regar y abastecer los municipios de la cuenca.

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