Embalaje circular

La distribución alimentaria avanza en la incorporación de materiales sostenibles y de alto valor

31 mayo 2021 10:19 | Actualizado a 04 junio 2021 07:41
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El Real Decreto 293/2018 sobre reducción del consumo de bolsas de plástico puso fin, el pasado mes de enero, a este material en todos los supermercados españoles, que desde entonces solo pueden distribuir entre sus clientes bolsas compostables. Es una consecuencia más en la estrategia emprendida por la Comisión Europea para que Europa sea un continente climáticamente neutro en el año 2050.

Le toca el turno ahora al proyecto de Ley de Residuos y Suelos Contaminados, que transpone las directivas europeas de Residuos y de Plásticos de un solo uso. En fase de tramitación, está previsto que entre en vigor a finales de año.

Con el objetivo de que en 2030 todos los plásticos sean reutilizables o reciclables, estas directivas contemplan varios tipos de restricciones a los plásticos de usar y tirar, en función de si existen alternativas que sean más circulares y que van desde aumentar la sensibilización del consumidor hasta prohibir determinados productos en plástico de un solo uso, si se dispone de materiales alternativos o productos reutilizables.

La UE prevé que en 2030 todos los plásticos sean reutilizables o reciclables

La presión normativa sin duda ha impulsado y va a impulsar cambios hacia el uso de materiales más sostenibles en el sector del gran consumo, pero no es, ni de lejos, la única explicación. Cambios sociales mucho más profundos están impactando de forma creciente en el comportamiento de los consumidores, que empiezan a tomar, cada vez más, decisiones de compra en base a criterios de sostenibilidad y compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible ( ODS) de las Naciones Unidas.

En su reciente Informe de Sostenibilidad 2021 elaborado por AECOC, esta asociación de empresas de gran consumo destaca que nueve de cada diez empresas asociadas afirma que, «en línea con las demandas del consumidor, ya ha adoptado medidas para reducir el uso de plástico en sus envases y embalajes». En este punto, un 93,18% ha optado por el rediseño de sus envases o embalajes, un 88,1% ha decidido reducir el peso de sus envases plásticos y un 82,93% ha incentivado la reutilización de materiales.

Cinta Bosch, responsable de Sostenibilidad de AECOC, abunda en las razones que llevan hacia este camino: «La sostenibilidad está en la mente de los consumidores desde hace  ya algunos años,  primero de forma más tímida y ahora mucho más enraizada».
«Incluso durante la pandemia  -prosigue Bosch- este tema se ha mantenido entre sus prioridades». Son las conclusiones que se desprenden de otro estudio elaborado por esta asociación empresarial, en el que se analiza el comportamiento del consumidor en materia de sostenibilidad y donde, tras la crisis sanitaria, un 44% de los compradores se preocupa más que antes por el cuidado del planeta, mientras un  77% considera que las medidas de seguridad aplicadas contra la Covid-19 no pueden ir en detrimento del equilibrio y  cuidado del planeta.

«Los consumidores están pidiendo a las empresas que se involucren más que nunca en sostenibilidad» Cinta Bosch. AECOC

Cambios en el consumidor
«Estos consumidores -añade Cinta Bosch-, consideran que las empresas tienen un papel importante y les pide que ahora se involucren más que nunca en el cuidado del medio ambiente».

Las principales empresas de distribución han captado estas tendencias, y algunas llevan ya tiempo aplicando políticas que las alineen con unos cambios sociales y de patrones de consumo que no tienen marcha atrás.

Es el caso de Mercadona, que tras poner en marcha una estrategia para reducir en un 25% el uso de plásticos en el horizonte de 2025 (ver información anexa) está trabajando con el Instituto Tecnológico del Embalaje, Transporte y Logística (ITENE), un centro de I+D+i situado en Paterna (València) para adaptar todos sus envases a criterios de ecodiseño.

Lo explica Alina Puig, responsable de Responsabilidad Social Empresarial en Catalunya de Mercadona: «Estamos haciendo un decálogo de reciclabilidad de los envases que tenemos, trabajando con el ITENE para que, de aquí al año 2025, todos los envases de nuestras marcas sean 100% reciclables. El objetivo es el ecodiseño -prosigue Puig-; es decir, no diseñar envases que no se puedan reciclar».

«Nuestras principales líneas rojas son la seguridad y el desperdicio alimentario» Alina Puig. Mercadona

Es un cambio, y no es pequeño. Pero, sobre todo, no es sencillo. «Nuestra principal línea roja -explica Puig- es la seguridad alimentaria. La otra es el desperdicio alimentario». El reto es mantener, y a ser posible mejorar, los estándares que ya se han alcanzado en estas dos áreas, consiguiendo a la vez la circularidad de esos embalajes.

Lo ilustra Puig: «Muchos habremos visto esas fotos en redes sociales, con personas sorprendiéndose de que un pepino holandés esté protegido de manera individual con un film plástico. ‘¿Para qué?’, se preguntan. Lo que a menudo se desconoce es que ese pepino envasado al vacío individualmente tiene una vida útil de catorce días, mientras que sin esa protección apenas sería de tres días. Las consecuencias económicas y sociales son mucho más grandes».

«El debate -coincide Cinta Bosch, de AECOC- nos ha llevado a ‘criminalizar’ el plástico en su conjunto,  cuando en realidad el plástico en sí mismo es un material valioso  y con  importantes aportaciones para la protección del producto y en términos de seguridad alimentaria. Además, en un sector como el del gran consumo, no siempre es fácil encontrar alternativas viables a este material».

«Por ello -añade Bosch- hay que centrarse, y así lo están haciendo las empresas, en reducir al máximo los plásticos de un solo uso y potenciar la utilización de materiales reutilizables y reciclables, que nos permitan avanzar hacia una economía más circular».

«Al consumidor le tienes que facilitar la vida, y que las botellas sean todas del mismo material» Felip Vidiella. Dow

Nuevos desarrollos 
De buscar soluciones a estos retos se encargan centros de I+D+i como el de Pack Studios Tarragona, perteneciente a la unidad de negocio Dow Packaging and Speciality Plastics, en el complejo industrial de La Canonja-Tarragona de Dow, en pleno Polígono Sur del polo petroquímico de Tarragona, centrado en los films plásticos de embalaje técnicos y con aplicaciones finales que van desde el embalaje de cargas paletizadas hasta la preservación de alimentos frescos en lineales de supermercado.

Felip Vidiella, Senior R&D Director de Dow Packaging & Speciality Plastics para Europa, Oriente Medio y África, explica que «en los últimos 30 años, la industria del plástico ha estado enfocada a la optimización económica, con la minimización de material y la mejora de la cadena de producción, y todo el camino que se ha hecho siempre ha sido desde un punto de vista de la productividad».

«La tecnología de pirólisis -explica Vidiella, en referencia al reciclaje químico, que ahora vive un momento de auge en el sector petroquímico- existe desde los años setenta, y el reciclaje y el reuso de envases hace muchos años que se hace, aunque en ningún momento era rentable. Pero ahora, esa reciclabilidad en la que los productores no entraban, es la que demanda la sociedad».

«Hay que superar el mito del ‘100% reciclado’ y pasar al ‘100% reciclable’» Carolina Luis. UPF-BSM

Hasta ahora, la forma de reciclar esos plásticos ha sido esencialmente el reciclaje mecánico, donde los plásticos que ya no iban a usarse más son triturados hasta convertirlos en materia prima a partir de la cual elaborar nuevos productos. Pero la contaminación de esos plásticos (con restos de detergente, de alimentos...) disminuye sus propiedades iniciales cuando son mecanizados como nueva materia prima, lo que obliga a añadir un porcentaje variable (en función del grado de impurezas que tengan) de plástico virgen para completar sus carencias.

«Si para reciclar esos plásticos -reflexiona Felip Vidiella- yo gasto más petróleo, sería mejor utilizarlo para fabricar más plástico. Por otro lado -añade-, hay que tener en cuenta que la industria del plástico representa solo el 6% del petróleo mundial, así que como no arreglemos el resto, la incidencia será la que es». 

Además, en el caso de productos destinados a la industria agroalimentaria, esas trazas de contaminantes hacen inviable el uso de plásticos reciclados. «El problema del plástico reciclado para uso alimentario -observa Vidiella- es que no puedes mezclar una bandeja de pavo con las botellas de champú, porque lo contaminas todo y obtienes unas propiedades muy malas. Y no puedes pedirle al consumidor que lo separe. Al consumidor le tienes que facilitar la vida, y que las botellas sean todas del mismo material, que las bolsas de frutos secos sean también con un mismo material...».

El ecodiseño con monomateriales es una de las claves en la reciclabilidad

Comunicación y formación
Carolina Luis, directora de la Càtedra Mercadona d’Economia Circular de la UPF Barcelona School of Management (BSM), coincide en que, «aunque en España la sociedad es cada vez más consciente del papel del reciclaje y del reuso, gran parte de la población va muy perdida con los residuos de uso cotidiano. Los millennials leen las etiquetas y las saben interpretar, pero no sucede lo mismo con las generaciones de más de cuarenta años».

«No podemos pretender -coincide Alina Puig, de Mercadona- que todo el mundo sepa mucho de todo, y al final se acaba actuando sobre el conocimiento que tenemos. Falta, pero poco a poco entre todos intentamos difundirlo, dando un poco más de conocimiento y luz sobre este tema». 

«Hay como seis niveles de plásticos -añade Carolina Luis, de la UPF-BSM-, y si esa información es entendida por el usuario, se lo pensará más. Pero hoy no es así. Hay un tema de formación que todavía está muy crudo. Tenemos que superar el mito del ‘100% reciclado’ y pasar al ‘100% reciclable’». Eso pasa por trabajar en ecodiseños como los que se están desarrollando en centros de I+D+i como el ITENE de Paterna, pero también por facilitar la reciclabilidad con monomateriales como los que se desarrollan en Pack Studios Tarragona.

El reciclaje químico a escala molecular es la gran revolución que se avecina en los plásticos

Felip Vidiella, responsable de este centro de I+D+i en La Canonja, enumera los cuatro pilares sobre los que se sustenta el futuro de la circularidad en los embalajes: «En primer lugar está el diseño o ecodiseño para la reciclabilidad, con productos monomateriales que hagan más fácil el reciclaje; el segundo es el reciclaje mecánico; el tercero es utilizar biomateriales, pero con muchas limitaciones de producción; y en último lugar está el reciclado químico, a nivel molecular».

Reciclaje químico 
Es en esta última área donde se vislumbra el gran salto tecnológico para lograr una circularidad casi perfecta en los plásticos, evitando tener que utilizar más petróleo en los procesos de reciclaje, y permitiendo su aplicación a cualquier industria. En concreto, en los nuevos procesos que sean capaces de romper a nivel molecular los plásticos, convirtiéndolos en aceites puros que puedan sustituir a las naftas que se emplean en crackers como los que operan Repsol o Dow en La Pobla de Mafumet. Lo explica Felip Vidiella, de Dow: «Muchas veces, en el reciclado químico hay contaminantes que no te permiten conseguir el aceite que necesitas, y el aceite de pirólisis normalmente es un aceite sucio».

Una nueva generación de desarrollos tecnológicos está logrando ya esos aceites de alta pureza, en muchos casos desde startups del sector industrial en las que están invirtiendo hoy las grandes multinacionales, sabedoras de que no pueden quedar descolgadas de esta revolución.

Un 93,18% de las empresas de gran consumo ha decidido rediseñar con criterios más sostenibles sus envases y embalajes, según datos de AECOC

«El mundo del reciclaje químico es hoy como el de las primeras puntocom -evoca Vidiella-, donde cada uno ayuda a pequeñas compañías para hacerlas crecer». En el caso de Dow, invirtiendo en la británica Mura Technology, con una patente que utiliza vapor super-crítico para convertir todo tipo de plásticos en los productos químicos e hidrocarburos de los que fueron creados.

Es decir, materia prima virgen con la que elaborar nuevos productos en un proceso circular cerrado. Y, lo más importante, a un coste equivalente e incluso menor que el precio de mercado de la nafta de origen fósil.

El caso de Mercadona

El supermercado de Mercadona en Les Gavarres, en Tarragona, fue el primero de la demarcación en incorporar, en octubre de 2020, la ‘Estrategia 6.25’, mediante la que esta cadena de distribución aspira, en el horizonte del año 2025, a reducir en un 25% el uso de plásticos en sus supermercados, además de lograr reciclar todo su residuo plástico y que todos sus envases de plástico sean reciclables. Medio año después, 19 de los 34 establecimientos que tiene en las comarcas del sur de Catalunya se han alineado con esta estrategia, que ha alcanzado ya dos de sus seis acciones previstas hasta 2025: se trata de la eliminación de las bolsas de plástico de un solo uso en todas sus secciones (que logró el pasado mes de enero) y de la sustitución del plástico por otros materiales en los artículos de menaje de un solo uso (vasos, platos, cubiertos...), que completó el pasado mes de marzo. 

La reducción de plásticos de un solo uso es ya imparable. Con ella, el uso de artículos reutilizables, pero también de envases y embalajes reciclables, donde los monomateriales son clave 

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