Emprendedores adolescentes

Un equipo de Bachillerato de La Salle Reus llega a la final catalana del programa miniempresas de Junior Achievement

07 junio 2021 08:30 | Actualizado a 07 junio 2021 09:01
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Agrupar en un mismo inmueble a personas mayores que se sienten solas y estudiantes universitarios con necesidad de alojamiento. Con esta idea nacía Residencia TIAA, un proyecto liderado por cuatro estudiantes de primero de Bachillerato de La Salle Reus -Andrea Fajardo (17 años, Vinyols i els Arcs), Alba Ibáñez (16 años, Reus), Carla Cáceres (17 años, Reus) e Íker Ordóñez (16 años, Reus)- que  ha llegado a la final catalana del programa miniempresas de la Fundación Junior Achievement.

Se trata de un programa dirigido a estudiantes de Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional que fomenta el espíritu emprendedor entre los jóvenes de 15 a 19 años mediante la creación, organización y gestión de su propia empresa.

Organizados por equipos y con el apoyo de materiales y mentores, los jóvenes emprendedores pasan por todas las fases por las que atraviesa una startup en una incubadora de empresas o un programa de aceleración, abordando etapas como la idea y creación de prototipo, la identificación de cliente y definición de modelo de negocio, la constitución de la empresa, la salida al mercado y, finalmente, su liquidación.

«Los proyectos catalanes tienen muy buena calidad, y muchos han pasado a la final europea» Inés Bertrand. Junior Achievement

En el camino, el programa busca que estos jóvenes adquieran competencias transversales y ‘blandas’ (soft skills) tales como el trabajo en equipo, la resolución de problemas, la flexibilidad o la comunicación eficaz, entre otras.

Lo explica Inés Bertrand, directora en Catalunya de Junior Achievement, que en Catalunya tiene 49 centros adscritos al programa miniempresas (un tercio de los 150 que hay en el conjunto de España), de los cuales cinco se encuentran en la demarcación de Tarragona (con tres públicos y dos concertados): «Buscamos ayudar a los jóvenes a conocer qué sucede en el mercado laboral y qué competencias han de desarrollar para entrar en él, mediante los programas de miniempresas, orientación académica y educación financiera».

De todos ellos, el más veterano es el de miniempresas, nacido hace más de un siglo (concretamente, en 1919) en Massachusetts (EEUU) para introducir en el mundo de la empresa a los jóvenes de origen rural que acudían a Boston a cursar estudios universitarios.

«No se puede hablar de reforma del Bachillerato si no cambias la Selectividad» Pili Salvadó. La Salle Reus

Tras implantarse en España en el año 2001 con una sede estatal en Madrid, la Fundación Junior Achievement decidió establecerse con sede propia en Catalunya, abriendo una sede en Barcelona «debido a que la cultura catalana es muy emprendedora», explica Inés Bertrand. De Catalunya (en cuya final compitió hace pocas semanas el equipo de estudiantes de La Salle Reus) han salido a menudo los equipos que han llegado a la final europea de este programa, con algún ganador entre ellos.

«Los proyectos catalanes tienen muy buena calidad -explica Bertrand-, y a nivel estatal han ganado muchos años equipos catalanes. Muchos han pasado a la final europea y, hace dos años, un equipo catalán ganó el premio al proyecto más innovador». Pero, aunque la competición es un aliciente, no es el fin de este programa.

«Llevamos desde el año 2015 haciendo un estudio sobre el impacto -cuenta Inés Bertrand- que tiene el programa en los alumnos que lo han seguido, y hemos detectado que ayuda a desarrollar habilidades no cognitivas con incrementos de hasta el 41% en la perseverancia y del 47% en las expectativas educativas; es decir, la toma de consciencia de la importancia de seguir formándose».

La mejora de las competencias ‘blandas’ es una necesidad ante el futuro mercado laboral

«Además -prosigue-, es interesante el incremento de un 29% en la capacidad de postergación de recompensas: sé que tengo que estudiar, y después ya jugaré con la PlayStation. Esto tiene una traducción directa con la vida adulta del alumno, que se traduce en capacidad de ahorro, menos ausencias injustificadas en el trabajo o mayor responsabilidad fiscal».

Pili Salvadó, profesora de Economía en La Salle Reus y responsable de este programa en este centro, donde lleva ya siete años de recorrido, coincide en que «lo más bonito es el aprendizaje que tienen los alumnos, con competencias como la comunicación, el trabajo en equipo, la gestión del tiempo... son competencias que no acostumbran a estar mucho en el curriculum, pero sí en la asignatura de empresa».

La aplicación práctica de estas competencias es aquí clave: «Es todo muy real, no hay tanta teoría», destaca Alba Ibáñez, una de las integrantes del proyecto Residencia TIAA. «Son cosas creativas», coincide su compañera Carla Cáceres. Design Thinking, Lean Startup o Business Model Canvas son algunas de las metodologías que han aplicado en este proceso.

Los frutos de todo ello son también transversales: «Ves que los TDR (Treball de Recerca) de esos alumnos son más buenos y de mayor calidad», explica Pili Salvadó. Aunque, en su opinión, y pese a que soplan vientos de cambio en el Bachillerato y la Formación Profesional, persisten «los problemas de cómo entrar esta metodología en el aula», prosigue Salvadó.

«No se puede hablar de reforma del Bachillerato -añade- si no cambias la Selectividad. Si el 90% de los alumnos que cursan Bachillerato quieren ir a la Universidad y pasar la Selectividad, les tienes que preparar para eso». Es decir, dos años dedicados básicamente a preparar un examen, con todos los esfuerzos encaminados a sacar una puntuación numérica que abrirá las puertas a una carrera, pero no necesariamente a lo que precisarán en el mercado laboral.

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