Franc Ponti: 'Si haces cosas que no te interesan, difícilmente serás creativo'

Profesor de innovación en EADA Business School

16 septiembre 2019 13:03 | Actualizado a 16 septiembre 2019 13:12
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¿Todos somos o podemos ser creativos?
El potencial lo tenemos todos, porque los humanos somos creativos. En positivo y en negativo. Pero la creatividad es un fenómeno multifactorial. Y cuando hay diversos factores que influyen y se bloquean, una persona puede ser muy poco creativa. Es decir, no sabrá dar ningún tipo de respuesta creativa ante una situación.

¿Qué bloquea la creatividad, entonces?
El miedo a equivocarse. Eso puede agudizarse, por ejemplo, por haber tenido una infancia en la que no te hayas podido expresar de forma creativa. También influye un pelo la genética, o la educación que hayas recibido, si ha fomentado la creatividad y el ensayo... y tus talentos. Pero la manera de descubrir tus talentos es ponerlos en marcha, claro. Por último, cuenta mucho la motivación. Si haces cosas que no te interesan, difícilmente serás creativo.

¿Ser creativo es condición indispensable para innovar?
La creatividad son una serie de habilidades individuales o de equipo creativo que consisten en un pensamiento divergente, en la imaginación, que al final son bastante personales, pero que también están muy influidas por el ambiente. Y la innovación es cuando aplicamos esta cosa creativa al área que sea para crear un producto o servicio que sea original y útil. Esto último es importante: ha de ser original y ha de servir para algo. En el mundo del arte quizás puedas innovar sin esa utilidad, pero en otros campos es indudable que ha de ser así.

¿Cómo fomentamos ese ambiente creativo e innovador en las empresas?
Todo empieza con el liderazgo. Si el líder no cree en ello, no se hará. Una empresa sin liderazgo creativo va mal encaminada. Primero has de construir una cultura innovadora, donde no haya miedo al error inteligente, y que dé unas líneas por las que ir, dando tiempo a la gente para innovar, con todas las herramientas y la formación que se puedan poner, como por ejemplo el design thinking, el agile, el lean... y consolidar esta cultura de no tener miedo al error, con tendencia a correr pequeños riesgos y mucha alegría.

¿Alegría?
Sí. Una empresa innovadora ha de tener cierta tensión, no se lo niego, pero también cierta alegría motivadora.

Los procesos, ¿ayudan o son enemigos de la innovación?
Depende. Sistematizar de forma exagerada la innovación no es bueno. Yo no creo en eso. Conocí una empresa, de la que no diré el nombre, que obligaba a la gente a innovar, y por ahí iban mal. Dicho esto, es bueno que haya una cierta sistematización... digamos que light. Porque, si les preguntamos, cualquier empresa innovadora nos podrá explicar un poco cuál es su proceso de innovación. De una forma u otra, tienen un proceso.

¿A quién corresponde innovar en la empresa? ¿Al departamento de I+D+i? ¿A cualquiera de sus trabajadores?
Que toda la empresa innove solo es posible si empiezas de cero. En una startup innovadora, todos los trabajadores innovarán. Pero en una empresa ya establecida, esto es prácticamente utópico. Si crees en la innovación tendrás que desarrollar un equipo. A mí no me gustan los departamentos de innovación, sino los equipos catalizadores de la innovación en toda la organización, que vayan desarrollando proyectos innovadores.

¿Innovación abierta?
Yo creo mucho en esto. Pero en este país, los departamentos de innovación son más un producto de moda que una voluntad real. Por eso cuando viene la crisis lo primero que quitan es el departamento de innovación. Para mí, lo ideal en pymes es un pequeño equipo de tres, cuatro o cinco personas que catalicen departamentos, clientes, etcétera, con innovación abierta.

¿Siempre la misma gente innovando? ¿No puede crear eso roces entre trabajadores?
Han de ser equipos interdisciplinares con proyectos ad hoc. Si tú no cuentas con la gente, la gente no contará contigo. Para una pyme, montar un equipo de innovación dedicado al cien por cien es prácticamente imposible. Has de hacer un part time, por ejemplo medio día a la semana, e incentivarlo salarialmente.

¿La creatividad hay que retribuirla?
Es importante que si pides a las personas que hagan un esfuerzo para innovar les digas también que va en serio.

Ofreciendo algo tangible a cambio.
Sí.

¿Y si nadie se lo ha pedido pero alguien considera que tiene cosas que aportar?
Pues entonces, además de tener ideas y proponer cosas, has de ser muy bueno convenciendo, porque a veces esas ideas se venden de forma muy prepotente y con ego. O también puede ser que te encuentres con un jefe que te diga que no, y eso generará frustración. Por eso los directivos deberían escuchar estas cosas. En general, a menos que tengas actitudes muy en contra, la respuesta suele ser «si tú haces tu trabajo, haz lo que te dé la gana mientras cumplas...».

«... Y no cueste dinero». ¿Eso también, no?
También. La innovación es una práctica que se aprende. Puedes aprender a innovar. Es un procedimiento en el que has de saber a dónde vas y ponerte a experimentar. Igual no serás el mejor innovando, pero las creencias paralizantes no llevan a ningún lado. Y al revés: si tú eres un ‘crack’, lo tienes que demostrar. Y si estás en una empresa en la que para demostrar algo has de gastar 40.000 euros, vas mal.

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