Innovación auténtica

La innovación auténtica, desde mi punto de vista tiene por lo menos cinco características: propósito, plenitud, creatividad, ejecución y adaptación. 

25 enero 2021 08:54 | Actualizado a 24 febrero 2021 13:31
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

Todos nos hemos preguntado más de una vez qué significa realmente innovar. No es fácil encontrar la definición perfecta, pero una de las más acertadas es la que reza que la innovación se consigue cuando una idea original se implementa de forma adecuada y añade valor en un determinado ámbito. Por tanto, hay tres elementos esenciales: la idea, el trabajo para convertirla en hechos y la adaptación al mercado.

Sin embargo, hay empresas que son buenas innovando en productos o servicios mientras que otras lo hacen en canales de comunicación, contacto con clientes o logística. Puedes no tener el mejor producto pero si tu distribución es más rápida te llevas el gato al agua. Hay muchos tipos de innovación, como deja bien claro el famoso modelo de Doblin.

Imaginemos, para complicar más las cosas, que una empresa es tremendamente innovadora en producto pero a costa de tratar fatal a sus empleados. O que provee de un servicio innovador pero simplemente porque actúa como franquicia de una empresa madre. ¿Se podría hablar en los dos anteriores ejemplos de innovación? Quizá en parte sí, pero desde luego no de forma general.

La innovación auténtica es otra cosa. Desde mi punto de vista tiene por lo menos cinco características: propósito, plenitud, creatividad, ejecución y adaptación. No necesariamente por ese orden. Veamos.

Una organización sin propósito no tiene alma. Por tanto, la gente no suele estar apasionada por lo que hace ni implicarse demasiado en el proyecto. El mejor propósito suele estar relacionado con querer mejorar el mundo a través de lo que hacemos.

Sin plenitud tampoco es fácil ser auténtico en la innovación. Las empresas plenas son sinceras, honestas y delegan el poder. Eliminan abusos, distribuyen los recursos y gestionan bien los conflictos. Pagan bien a todo el mundo y eliminan diferencias de status.

Para innovar es necesario tener ideas. Pero no sólo las de algunos, sino de todos. La fuerza creativa debe expandirse en red, rompiendo convenciones y buscando explorar en terrenos desconocidos, aceptando el error y la discrepancia para convertirlos en integración y acuerdo.
Pero las ideas no son nada si no se implementan. Innovar es arremangarse y ponerse a trabajar sin desmayo. Dialogar, prototipar, equivocarse y volver a empezar. Nada funciona a la primera, cualquier éxito es consecuencia de muchas horas de esfuerzo.

Finalmente, nada tiene sentido sin una comunicación directa e inteligente con nuestros usuarios. No innovamos escuchando vanidosamente a nuestro ego sino empatizando con las necesidades y deseos de nuestros clientes, consumidores o ciudadanos.. De ellos surge la auténtica innovación.

Pocas empresas habrá que cumplan escrupulosamente con las cinco condiciones. Pero lo importante es acercarse, ya se sabe que lo perfecto es enemigo de lo bueno.

Comentarios
Multimedia Diari