Javier García: 'Tarragona puede ser el hub químico de europa'

Entrevista. El presidente de IUPAC y uno de los científicos más brillantes del país confía en que el territorio sea uno de los ecosistemas europeos de innovación

18 septiembre 2021 06:50 | Actualizado a 18 septiembre 2021 09:31
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Javier García (Alicante, 48 años) brillante químico, empresario, investigador, mecenas y presidente de la IUPAC (Unión Internacional de Química Pura y Aplicada, la autoridad reconocida mundialmente que se encarga de decidir la nomenclatura química) tiene claro que en Tarragona hay mimbres para convertirse en un referente europeo de la química y sus aplicaciones reales como soluciones a la sostenibilidad.Lo explicó en una atractiva charla en las Jornadas de la JEQC sobre el ‘Futuro de la profesión química’ dentro del Expoquimia.

¿Por qué el científico formado en España tiene que irse a ‘triunfar’ lejos?

Desde el 2008 hemos perdido 12.000 científicos. Ha sido una sangría de talento enorme porque se congelaron las plazas públicas en el sistema español de ciencia y tecnología. Eso ha envejecido nuestras plantillas y ha cerrado las puertas a mucho talento que teníamos formándose y que se ha quedado sin opciones profesionales. Con el aumento de presupuesto de I+D del Ministerio y los Fondos de Recuperación se van a crear nuevas plazas para recuperar parte de este talento.

Una oportunidad que no hay que perder.

La oportunidad es enorme. Van a poner un montón de dinero en tecnologías como el hidrógeno verde o digitalización, entre otras. El riesgo aquí es invertir en implementar tecnologías que todavía no están listas, no tienen precio de mercado o no sean rentables.

¿Entonces cómo planificar esa inversión?

Hay que hacer una labor de prospectiva para poner bien el dinero. En la cátedra de Ciencia y Sociedad de la Fundación Rafael del Pino hemos juntado un grupo de 12 expertos de todas las áreas para identificar diez tecnologías, no las mejores, sino las que puedan mejorar la competitividad del sistema productivo español. Los criterios son que esas tecnologías ya tengan una pata en el mercado con ‘start-ups’ o patentes, por ejemplo.

¿Qué se puede hacer para no perder ese talento?

Yo no soy de teorizar sobre lo que otros pueden o deben hacer. Soy más de JFK en eso de «no preguntes qué puede hacer tu país por ti, sino qué puedes hacer tú por tu país». Prefiero mirar de resolverlo. Y me ha ido muy bien. He visto el potencial que tiene juntar personas extraordinarias. Por eso, hace ocho años decidí crear un programa (CELERA) para jóvenes que vivan en España y apuesten por nuestro país. Algunos de ellos ya han creado empresas que han levantado más de 100 millones de dólares o que han elaborado los primeros respiradores aprobados en pandemia.

¿Es posible que en España se pueda crear un ecosistema como el MIT o Sillycon Valley, salvando las distancias?

Cómo crear un ecosistema de innovación es la preocupación de cualquier ministro de Economía. Crear nuevas empresas basadas en nuevas tecnologías. Algunas zonas llevan muchos años de adelanto (MIT, Syllicon Valley, Stanford). Tarragona cuenta con un polo químico muy importante. Por sí mismo ya es un ecosistema del que tiene que participar empresas, ICIQ, ciudades, industria, universidad y por supuesto la administración. Tiene todos los mimbres para ser uno de los ecosistemas europeos de la Química. El gran Hub de innovación químico de Europa.

La Inteligencia Artificial (IA) es una de las prioridades de su presidencia de IUPAC en estos dos años. ¿Qué papel jugará?

La IA será una herramienta clave para el descubrimiento químico. En 2008 la química pasó el Test Turing, una prueba de la capacidad de una máquina para exhibir un comportamiento similar al de un ser humano. Han sido capaces de proponer cómo hacer medicamentos igual de bien que los humanos o componer un tabla periódica que en muchos casos supera la nuestra. Y de manera más práctica, en semanas son capaces de mejorar las eficiencias de catalizadores que a los humanos nos llevaría años. Su capacidad para entender y asumir toda la literatura de la química les permite darnos tendencias y patrones para proponernos experimentos. El límite está en nuestra habilidad de hacerle las preguntas adecuadas.

Hablemos un poco de educación. De cómo se tiene que explicar a los jóvenes para no destruir vocaciones entre lenguajes complicados.

Es verdad que la educación química empieza la casa por el tejado. Se comienza aprendiendo el lenguaje y las reglas, que es necesario, pero también hay que conseguir presentar a la química como algo que resuelve problemas. Contextualizarla.

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