La experiencia de crear joyas artesanales

Laia Altadill, en su taller en Tortosa, vende sus creaciones hechas  a mano. Además también ofrece talleres donde hacer piezas personalizadas

15 noviembre 2021 07:48 | Actualizado a 15 noviembre 2021 07:58
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

Erde es una palabra alemana que significa ‘tierra’. Este vocablo, usado como un homenaje a la tierra y a la tradición orfebre,  define el proyecto emprendedor de Laia Altadill (Tortosa, 1991), quién en su tienda taller situada en Tortosa elabora joyas únicas empleando materiales diversos y también productos de la tierra.

Altadill, como muchos otros jóvenes, se marchó fuera para encontrar una oportunidad laboral cuando terminó sus estudios de diseño gráfico. Cosas del destino, terminó formándose como orfebre. «No buscaba estudiar orfebrería, más bien el oficio me encontró a mí. Conocí a un joyero italiano que buscaba aprendiz y me enseñó. Terminé cursando estudios de orfebrería en Alemania y se convirtió en mi pasión», explica la artista que, tras ocho años dedicándose al oficio, recientemente ha abierto un local propio en su ciudad natal.

Collares, pendientes y otras joyas son solo una parte de lo que quiere vender la joven artista. Ella misma explica que «Erde es más un taller de joyería que una joyería en sí» y que su intención es vender experiencias. Por un lado, vende joyas hechas artesanalmente y adaptadas a las necesidades del comprador. Para ello utiliza, entre otros materiales, oro o plata, pero también productos autóctonos como arroz del Delta o piedra de la Cinta, antiguamente muy usada en arquitectura y escultura y que la orfebre ha llevado hasta al mundo de las joyas. Además, también hace reparaciones. Por otro lado, en su local ofrece talleres de 4 h donde se puede crear una joya a elección del participante para mostrar qué historia hay detrás de una determinada pieza. «Sobre todo lo que busco es que la gente se involucre», expresa Altadill y añade que «quería que la gente pudiera tener la experiencia de hacer una joya des de cero y reeducar. Que lo vivan y conozcan su valor», afirma indicando que se puede regalar una joya, pero que el hecho de hacerla des de cero no está tan visto: «Lo que quiero es vender momentos y experiencias»

«Quiero acercar la orfebrería a todos y mostrar que es un oficio que no se ha perdido»

Los talleres están enfocados para una sola persona, aunque se puede asistir en pareja o grupos de tres y no es necesario tener experiencia. Además, también ofrece un taller de alianzas para novios en el que las parejas pueden hacerse los anillos mutuamente. «El objetivo es acercar la orfebrería a todo el mundo», apunta la artista.

«Es una joyería para la gente y el pueblo, busco romper con la idea de que todo es caro e inaccesible»

Al final, Erde es un lugar donde las personas, de una forma u otra pueden formar de él. «Es un espacio donde se puede venir a hablar, siempre me intento adaptar al presupuesto, intento que las dos partes seamos parte del proceso, yo aporto mi experiencia e ideas, no obstante siempre involucro al cliente para que pueda ser parte de la joya. Un lema que utilizo mucho y con el que intento que la gente se quede es: Ven a hacer de tu esencia tu joya», dice la artista destacando las características de su propuesta: «Es una joyería para la gente y el pueblo, busco romper con la idea de que todo es caro e inaccesible».

Mirando al futuro, la joven manifiesta que le gustaría llegar al máximo de gente posible, «no para ganar dinero ni tampoco para ser conocida, sino para que la gente conozca qué es la orfebrería, aquello hecho a mano desde cero, la experiencia de crear tu propia joya y hacer ser parte algo. Quiero mostrar que este es un oficio que no se ha perdido, que aún hay gente que se dedica y lucha por él».

Comentarios
Multimedia Diari