La fusión de CaixaBank y Bankia creará el primer banco del Estado español

El Gobierno halla en la integración la «mejor fórmula» para reducir drásticamente su participación y tratar de recuperar el mayor importe de ayudas públicas posibles

05 septiembre 2020 08:40 | Actualizado a 05 septiembre 2020 16:11
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El Gobierno está a punto de conseguir deshacerse de la ‘patata caliente’ de Bankia: una participación pública del 60% en la entidad que fue rescatada en el peor momento de la anterior crisis con unas ayudas públicas millonarias cuya sombra ha perseguido al banco durante años. El Ministerio de Economía, comandado por Nadia Calviño, ha encontrado en la absorción por parte de CaixaBank la que considera como «mejor fórmula» para reducir drásticamente su participación y, a la vez, tratar de recuperar el mayor importe de ayudas posibles, dentro del actual contexto financiero.

La fusión de ambos grupos supondrá la creación del primer banco de España en cuanto a volumen de activos (más de 650.000 millones), clientes (una base cercana a los 20 millones), implantación territorial (casi 7.000 oficinas) o recursos de los ciudadanos (nóminas, depósitos y créditos, así como inversiones).

Pero más allá de la operación financiera, la integración implica un alivio para la participación que el Estado mantiene en la entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri a través del FROB. En el fondo de rescate asumen ya que si consiguen que con la fusión se genere más valor, la Administración «saldrá más beneficiada» al disponer de unas acciones que se pondrán vender en el futuro «a mejor precio». También gracias a un dividendo que, esperan, sea superior.

El Estado inyectó 22.400 millones en Bankia y hasta ahora solo ha recuperado 3.300, un 15%

La participación del Estado, aún sin definir, representaría en torno a un 14%. Con ese paquete, el Tesoro ingresaría el reparto de dividendos que apruebe el grupo. Y si encuentra el momento idóneo, podría venderlo «de forma mucho más líquida y ágil que ahora», indican fuentes bancarias.

También apuntan que la absorción de Bankia por parte de CaixaBank «es la mejor opción para una recuperación mayor de las ayudas públicas». De los más de 22.400 millones de euros que el Estado inyectó en BFA (matriz de Bankia), la entidad solo ha podido reintegrar unos 3.300 millones al erario público, un 15% de lo recibido.

Nadia Calviño era consciente de que el nuevo plazo auto-otorgado por la propia Administración para privatizar el grupo (hasta el 31 de diciembre de 2021) tampoco iba a ser viable ante la caída de las cotizaciones de la entidad (hasta antes del anuncio a la CNMV era de 1 euro por acción); y mucho menos con la sobrevenida crisis del coronavirus, que ha acelerado el proceso.

Reparto de poder

El Ejecutivo ha estado al tanto de las negociaciones entre los ejecutivos de ambas entidades, materializada el jueves a medianoche en el hecho relevante que anunciaba el «estudio» de la integración. En realidad, el acuerdo está mucho más cerca de lo que ese documento apuntaba. «Será pronto cuando se haga efectivo», indican fuentes financieras. A falta de los flecos legales habituales, el pacto está «avanzado» para llevarlo a cabo.

Ambos grupos esperan que, si nada se trunca por el camino, antes de final de año CaixaBank absorba a Bankia. El proceso puede prolongarse durante seis meses para que culmine en esa nueva entidad; y otros tantos en la integración tecnológica. Pero «hay prisas por hacerlo», indican esas mismas fuentes. «Más aún ante la situación de crisis», explican.

La formación morada alerta que no es «buen momento para despedir trabajadores»

Todo apunta a que José Ignacio Goirigolzarri sería el presidente de la nueva corporación; y Gonzalo Gortázar, el consejero delegado. Precisamente entre los flecos a definir queda el papel del propio Goirigolzarri como presidente, muy implicado en la gestión de Bankia desde 2013. El histórico banquero quiere mantener un papel protagonista ante el reto de la integración de dos entidades tan distintas.

Las sinergias que se generen en cada uno de los territorios serán clave para definir el recorte de gastos necesario para mejorar la rentabilidad y hacer frente a un escenario en el que previsiblemente la morosidad se dispare. En el primer semestre, el beneficio de CaixaBank ha caído un 37% y el de Bankia un 47%.

Tanto CaixaBank como Bankia han materializado salidas de trabajadores en los últimos años en forma de ERE (Expedientes de Regulación de Empleo) pactados. El último ERE de Bankia, de 2018, afectó a unos 2.000 empleados y se hizo tras la integración con BMN. Por su parte, el expediente de CaixaBank afectó a otros dos millares de trabajadores a lo largo del año pasado.

Los sindicatos específicos de CaixaBank se mostraron ayer «preocupados» por la eventual destrucción de empleo que pueda causar una fusión entre esta entidad y Bankia, y por ello pidieron que la posible integración tenga el «mínimo» impacto posible en términos de empleo y salidas voluntarias.

Sedes en BCN, Madrid y Valencia

El puente aéreo, o el corredor del AVE, dominarán el día a día de los responsables de CaixaBank y Bankia cuando se materialice la integración. Tanto CaixaBank como Bankia tienen su respectiva sede social (el domicilio empresarial a efectos tributarios, legales y accionariales) en Valencia. La primera, desde que en octubre de 2017 lo trasladara por el referéndum de independiencia; la segunda, porque allí lo estableció tras la fusión entre Caja Madrid y Bancaja. Nada apunta que esta sede vaya a ser trasladada.

Sin embargo, hay muchas más dudas sobre la que será la sede operativa de la nueva corporación. CaixaBank mantiene su cuartel general en la Avenida Diagonal de Barcelona, centro de todas sus decisiones. Bankia ostenta su poder desde la Plaza de Castilla en Madrid. Que una sede gane más peso que la otra está por definir. Desde ahí controlarán el primer banco de toda España.

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