La industria del lujo tardará tres años en recuperar su nivel precrisis

Los expertos esperan un ajuste del 25% este año y una merma de ingresos de hasta 70.000 millones

28 septiembre 2020 05:50 | Actualizado a 28 septiembre 2020 06:17
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El coronavirus no entiende de fronteras ni de clases sociales, aunque la capacidad económica sí ayude a hacerles frente. En un año históricamente negativo para la industria turística mundial, que retrocederá a niveles no vistos desde 1990 con ‘solo’ 610 millones de viajeros (un 58% menos que en 2019, según las estimaciones de la patronal internacional OMT), el sector del lujo también está viviendo su particular viacrucis que, ajustado a sus propias dimensiones, podría llegar a suponerle una caída de ingresos de hasta 100.000 millones de euros en el peor de los supuestos analizado, con un desplome interanual del 35%.

Son los cálculos de Bain & Company, una consultora global especializada en este tipo de negocios. Pero ese horizonte, en la actualidad, parece aún lejano. La recuperación incipiente del mercado chino, cuyos ciudadanos representan el 35% del mercado global de los bienes de lujo y fueron responsables del 90% del crecimiento de esta industria a escala mundial el año pasado, hace pensar en un panorama menos severo. La Golden Week, prevista para la primera semana de octubre y que supone casi el 7% de sus compras, será una buena piedra de toque.

Sin entrar en el triunfalismo oficial del gigante asiático ante una presunta victoria sobre la enfermedad, lo cierto es que las restricciones allí ya son mucho menores que en el resto del planeta, y parece probable que la recuperación económica empiece en la segunda potencia mundial. Por eso los expertos de Bain & Company se inclinan más en sus previsiones por un escenario intermedio, donde el sector del lujo se contraería entre un 22% y un 25% este ejercicio, con una disminución de ingresos entre 60.000 y 70.000 millones de euros. Los bienes de lujo han experimentado una caída en todas sus categorías, aunque la peor parte se la llevan los relojes –por la falta de plataformas de venta on line específicas para ellos–, los vestidos y la joyería. En la gama de belleza, el alivio en las restricciones sanitarias este verano les ha supuesto un pequeño respiro, mientras que los accesorios son los que muestran mayor resistencia a una crisis aún sin fin.

Por eso toca cambiar sí o sí. «La forma en que los consumidores ven el mundo ya no es la misma y las marcas de lujo deberán adaptarse», afirma Federica Levato, socia de Bain & Company, para quien «la creatividad a la hora de atraer a los clientes a la tienda 
–bajo la medidas preceptivas de seguridad sanitaria– o llevar el producto al usuario final marcarán la diferencia». «Habrá que innovar más rápido para satisfacer nuevas demandas», apostilla su compañera Claudia D’Arpizio.

Ambas, en todo caso, tienen claro que esta industria «se transformará profundamente», como concluyen en su último informe. Tiempo tendrá para ello. Estiman que tardará, al menos, tres años en recuperar su nivel precrisis, de modo que hasta 2022 o incluso 2023 –ese año de demora dependerá de la velocidad en la recuperación económica mundial– el negocio del lujo no volvería a reanudar su crecimiento, empezando con una ‘modesta’ mejora de 4.000 millones de euros en el primer ejercicio de cambio de ciclo.

Será en el horizonte de 2025, si se cumplen esas estimaciones, cuando recupere su velocidad de crucero con un volumen anual de ingresos de entre 320.000 y 330.000 millones de euros. Para entonces calculan que los consumidores chinos representarían casi la mitad de las compras de esta industria, y, como región, China continental supondría el 28% del mercado del lujo, 2,5 veces más que a finales de 2019.

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