Las empresas de producción ecológica se triplican en tan solo diez años en Tarragona

Las hectáreas dedicadas a la agricultura sin productos químicos se han multiplicado por cinco en la última década en la demarcación, la que más ha crecido de Catalunya entre 2017 y 2018

06 mayo 2019 16:58 | Actualizado a 06 mayo 2019 17:06
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«Ahora todo el mundo se cuida. Se ha producido un cambio de chip global y la gente tiene más cultura y más información. Quiere saber qué se lleva a la boca». Así resume Eduard Borràs el porque del boom de la producción ecológica, ya sea la agricultura o la ganadería. Borràs es copropietario de Hawo Fruits, una de las empresas más importantes del Estado español dedicada a la agricultura ecológica.

Con sede en L’Hospitalet de l’Infant, Hawo Fruits forma parte de las 936 empresas que había en 2018 en la demarcación de Tarragona dedicadas a la producción ecológica. Una década antes, los últimos datos disponibles, eran 289. Es decir, entre 2008 y 2018, se han más que triplicado los operadores. En solo un año, de 2017 a 2018, han pasado de 850 a 936, es decir un 10,11% de aumento.

Tarragona es la tercera demarcación catalana con más empresas ‘ecológicas’. La primera es Barcelona, con 1.493. Le sigue Lleida, con 980. Por detrás de Tarragona está Girona, con 450.

Hawo Fruits no solo cultiva multitud de frutas y verduras en sus 100 hectáreas de terreno en Mont-roig y Montbrió. También importa productos del resto de España y del extranjero: Holanda, Israel, Egipto, Perú o Madagascar, por citar cinco ejemplos.

Desde su nave de 10.000 metros cuadrados en L’Hospitalet exporta a Europa (Suiza, Austria, Bélgica, Holanda, Polonia, Hungría, Francia, Croacia, Portugal, Suecia, Noruega, Finlandia...), pero también a otros países como Bahrein. En total distribuye sus 187 productos en 21 países.

Según los datos del Consell Català de la Producció Agrària Ecològica (CCPAE), en 2017, el 43% de las ventas de las empresas catalanas de producción ecológica se produjeron en la misma Catalunya. Otro 20% se destinaron a España, un 26% a la Unión Europea y un 11% al resto del mundo. 

El CCPAE es el organismo de la Generalitat que controla que la producción agraria y ganadera cumpla los requisitos para ser considerada «ecológica». En 2018, realizó 898 inspecciones en las comarcas tarraconenses, sobre todo en la Terra Alta (163), Priorat (155) y Baix Ebre (100). Este año superará el millar de controles y se centrará sobre todo en la Terra Alta, Priorat y Alt Camp.

En la misma nave de L’Hospitalet, Hawo Fruits cuenta con una tienda de venta al detalle. Borràs explica que cultivar un producto ecológico cuesta entre un 20% y un 30% más que el que recibe pesticidas y fungicidas porque la producción es menor y más lenta ya que se respeta el tempo natural de la verdura y la fruta. «El resto es el beneficio que aplica el súper», dice. Con «resto» se refiere al sobreprecio entre un producto ecológico y otro que no cumple los requisitos.

¿Vale la pena gastar más y comprar productos ecológicos? «Prefiero pagar más y que el tomate o la lechuga tengan mejor sabor», sostiene un consumidor tarraconense en un supermercado. Su pareja replica que «no se nota la diferencia y la verdura ecológica es más cara». Borràs defiende que no es tanto el gusto del producto ecológico sino que es más sano.

La empresa tarraconense fue fundada en 2004 por la esposa de Borràs, Chantal Hanzi. Empezó como una comercializadora que enviaba directamente el producto del proveedor al cliente. 

El padre de Chantal, Peter, ya tenía una amplia experiencia en agricultura ecológica. Veinte años antes, en 1984, había impulsado la primera cooperativa de consumo ecológico en Suiza.

En 2007, Hawo empezó a buscar payeses para que cultivasen productos ecológicos para la empresa. Los comienzos fueron difíciles por la incredulidad de los propios agricultores que pensaban que cultivar sin pesticidas «era imposible». Ahora, dice Borràs, se han dado cuenta de que no solo es posible sino que además el producto es más apreciado por el consumidor. Hawo tenía ocho empleados hace cuatro años. Ahora son 120 trabajadores.

De las 100 hectáreas con que cuenta la firma tarraconense, ocho están situadas en Mas Miró, junto a la masía en la que veraneaba el pintor barcelonés. La empresa y la Fundació Más Miró desarrollan desde hace un par de años un proyecto conjunto de divulgación artística y ecológica. Organizan excursiones de las escuelas para que los niños y niñas puedan ver como trabajaba el artista y cómo se cultivan ‘ecológicamente’ los terrenos circundantes, con olivos, almendros, algarrobos y huerta.

La eclosión de la producción ecológica se dio sobre todo a partir de 2014, explica Borràs. Según los datos del CCPAE, en 2014 había en Tarragona 661 operadores. En 2018, son 936, es decir, un 41,60% más. Y las hectáreas dedicadas a agricultura ecológica eran 12.278 en 2014. En 2018, ya llegan a las 20.542, un aumento de 8.264 hectáreas, un 67% más. El crecimiento se dispara si comparamos 2018 y 2008, año en que solo había 3.995 hectáreas de agricultura ecológica. En una década se han quintuplicado. 

Tarragona es la demarcación que menos superficie dedica a agricultura ecológica. La que más es Lleida (108.353 hectáreas), seguida de Girona (42.938) y Barcelona (38.985). Eso sí es la que cuenta con una mayor variedad de productos ecológicos y en la que más han aumentado en porcentaje las hectáreas de 2017 a 2018: 1.646 más (8,71%).

Más empresas ganaderas

Más datos. De esas 20.542 hectáreas de cultivos ecológicos, 6.594 se dedican en Tarragona a la viña. Es la segunda provincia con más por detrás de Barcelona (8.803). En otras 2.827 hectáreas hay olivos. También es la segunda, solo superada por Lleida (4.976).

En el conjunto de Catalunya, hay 927 explotaciones ganaderas ecológicas. Lleida está a la cabeza, con 419. Le siguen Girona (299), Barcelona (182) y Tarragona (27). Estas 27 suponen cuatro veces más que en 2008 (6).

El reto ahora es doble. Por un lado, convertir parte de la agricultura ecológica en biodinámica, aún más restrictiva que la ecológica y en la que, explica Borràs, «se une todo el sistema productivo». Por otro lado, reducir o incluso erradicar el uso del plástico.

¿Quién no se ha preguntado que cómo es posible que hasta una simple berenjena venga envuelta en plástico? Es cuestión de normativa. Por eso, Borràs sostiene que es imprescindible una «estrategia global» y un acuerdo entre productores, distribuidores, ecologistas y Administración para dar un punto aún más ecológico a la producción ecológica.

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