Mejillón y ostra rizada de las bahías del Delta de l'Ebre

Muscleres Prats exporta la mitad de su producción de ostrón a Italia o Francia, y estudia poder negociar algun día con otros países del continente asiático, como China

03 septiembre 2018 14:53 | Actualizado a 10 septiembre 2018 16:45
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Un silencio sepulcral reina en la bahía, truncado, muy de vez en cuando, por el grito de alguna gaviota. El Delta de l’Ebre cuenta con dos brazos de tierra rodeados por agua salada: la bahía del Fangar y la bahía dels Alfacs.

Allí están ubicadas un gran número de mejilloneras, donde los productores de marisco cultivan año tras año  las ostras y los mejillones.
Muscleres Prats es uno de ellos. Un vivero de moluscos que ha pasado de generación en generación. El negocio sarrancó en el año 1962, cuando el tatarabuelo del actual propietario, Jonathan Garrigós Prats, se embarcó en el negocio de la cría de mejillón. 

«Inicialmente las mejilloneras estaban ubicadas en el puerto de Barcelona, pero debido a una intoxicación, se trasladaron al Delta», explica Garrigós. Su tatarabuelo, junto con sus hermanos, trabajaban en el mar, por lo que decidieron regentar algunas mejilloneras. El vivero de la familia Prats empezó con la cría de mejillón y, más tarde,  en 1992, incorporaron la ostra rizada, también conocida como ostrón.

 

A pesar de que desde muy pequeño Garrigós ya andaba trabajando con su abuelo, fue en 2010 cuando heredó el negocio familiar y se puso al mando de la empresa. Cinco años más tarde, la empresa compra una depuradora de marisco, donde actualmente trabajan unas 15 personas. Es en este momento en el que Garrigós empieza a controlar la cadena de producción de principio a fin, desde la extracción, pasando por la producción y la venta.

Actualmente la empresa cuenta con un total de 13.500 m2 de mejilloneras: 7.500 m2 ubicadas en Els Alfacs (Sant Carles de la Rápita), y otros 6.000 m2 en la bahía de El Fangar, cerca de L’Ampolla.

De estas instalaciones se extraen, cada año, unas 200 toneladas de mejillones y otras 100 de ostra rizada.

Exportación
A pesar de que Muscleres Prats está luchando por abrir sus puertas hacia el continente asiático, actualmente los principales países que reciben su producto son Italia y Francia. Allí envían el 50% de su producción de ostra rizada, también conocida como ostrón.

También es de Italia de donde provienen las crías que Garrigós y los otros trabajadores implantan en las mejilloneras, por lo que los moluscos hacen un viaje de ida y vuelta a tierras italianas.

Producción
Los mejillones se crían aferrados a las cuerdas de las mejilloneras. Una cuerda común suele medir unos 3 metros y puede producir entre 25 y 30 kilos de mejillones cada ciclo.

Cada ciclo, tanto del mejillón como de la ostra, se completa en unos 12 meses, alargándose un poco más en El Fangar, donde tarda un par de meses más.

Desde hace unos años, Garrigós afirma que la producción ha disminuido, especialmente en El Fangar: «Los principales causantes son el cambio climático, que hace que la temperatura del mar suba; la dorada, uno de los peces depredadores de mejillones; y ahora también el cangrejo azul».

 

El cangrejo azul es una de las especies invasoras que ha llegado al Delta de l’Ebre y que está acabando con muchas de las especies autóctonas. Este depredador come desde trozos de carne, hasta anguilas, marisco o el cangrejo común. «Estamos buscando una posible solución para esta plaga, ya que como no lo puede pescar todo el mundo, porque está prohibido, aún hay más cangrejos que se comen nuestro producto».

El cangrejo azul sube a las cuerdas donde se están criando los mejillones y se los come. Tanto a los vivos como a los muertos. A día de hoy ha provocado un 20% de las pérdidas de este año.

Mejillón del Mediterráneo
El mejillón del Delta de l’Ebre, al ser criado en el mar Mediterráneo, cuenta con una serie de características que lo diferencian del mejillón del Atlántico, mayoritariamente procedente de las costas gallegas. 

En cuanto a apariencia, el molusco del Delta es más pequeño y suele tener las valvas más negras y con tonalidades azules, a diferencia del producto del Atlántico, que presenta un color más marrón. La carne interior también es diferente: el mejillón del Delta tiene un color naranja claro, con tonalidades blancas, mientras que el gallego es de un color naranja muy pronunciado.

Y si hablamos de sabor, el mejillón del Delta siempre ha sido más salado, favorecido por las aguas del mar donde se encuentra, y por ende también más sabroso y más caro. 

A pesar de que la crisis no ha pasado desapercibida para Muscleres Prats, actualmente cuenta con una facturación anual de 1 millón de euros.

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