Mermelada de calçot, de pimiento rojo...

Bet Carbonell lleva dos años con su empresa de elaboración de productos ‘Km 0’ en Vila-rodona. Además, imparte talleres para todos los públicos

03 julio 2018 17:04 | Actualizado a 03 julio 2018 17:08
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Las mermeladas ya se pueden comer a todas horas, no solamente para desayunar o merendar, porque existen de todos los gustos, dulces y saladas. Mermeladas exóticas con sabores distintos: de pimiento rojo, de cebolla, de calçot. Y es que sirven para cocinar, acompañar la carne o para untar el pan. Noo son de las más comunes, pero también gustan, y mucho.


Bet Carbonell (Vila-rodona), elabora mermeladas bajo la marca ‘El Llépol’. Con este nombre se refiere a los más golosos. ¿Cómo empieza la aventura? «Estuve doce años en una empresa y no funcionó bien. En aquel momento decidí emprender y seguir adelante». Bet Carbonell elabora hasta 20 sabores distintos de mermeladas, dulces y saladas. Cada una es distinta, con un sabor y experiencia singular.


«Las de albaricoque, naranja amarga, calçot y tomate son las que más triunfan», comenta la emprendedora. Además, tiene 20 hectáreas de tierra, mayoritariamente con árboles frutales y viñedos, de donde saca parte de sus materias primas. «Utilizo siempre los productos de casa, pero los que no tengo son de proximidad ‘Km 0’ o vecinos», relata. Cuenta que también hace jalea, vinagre, sal, aceite y todo lo que la creatividad le deje fluir. «Esto sólo supone un 10% de la producción», añade Carbonell.


«Este trabajo me permite compaginar la cosecha, el trabajo del obrador y la vida personal», afirma Bet Carbonell. La mayoría del tiempo lo pasa en el pequeño obrador de Vila-rodona, ubicado en medio del pueblo. La emprendedora hace dos meses que ha rehabilitado una sala. «Allí hacemos talleres, maridaje de vinos y, a veces, compartimos experiencias con otros colaboradores; por ejemplo, con una bodega de vinos», explica. Hasta el momento impartía los cursos en la misma cocina.


«Algunos de los asistentes vienen a través de las redes sociales. Unos son de Barcelona y vienen regularmente», cuenta. En julio impartirá un taller de mermeladas típicas de verano. Actividades para todos los públicos y edades. «Tenemos que ir creando e innovando».
Los productos los vende online, en establecimientos de la provincia y restaurantes. «Sobre todo compran gente de Tarragona y Barcelona», puntualiza esta emprendedora. Anualmente elabora unos 7.000 tarros de mermelada, en un obrador en el que está ella sola. 


«Podría hacer más, pero poco a poco», cuenta. Para elaborar una mermelada básica, por ejemplo de fresas, tarda una mañana. De ahí salen unos 80 tarros. «A veces experimento y hago nuevos sabores, pero sólo 20 tarros. La gente lo tiene que probar, porque los gustos nuevos a veces no están demasiado bien vistos», asegura esta creadora de sabores y experiencias.


¿Cómo es la experimentación? «Tengo una libreta en la que apunto todas las recetas; de un año a otro me quedan cosas por hacer, y cojo ideas de libros o de internet». Carbonell hace todos los procesos: la cosecha, la elaboración de la mermelada y el etiquetaje.


«Hace dos años empecé a hacer maridajes y ahora me lleva mucho más tiempo que la elaboración de las mermeladas», explica Carbonell. Cuenta que seguirá innovando y probando nuevos sabores para las mermeladas. «Por ahora, los talleres y maridajes tienen tirón. Seguiré por este camino», adelanta Bet Carbonell.

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