Mermeladas silvestres en La Conca de Barberà

Guillem Figueras y Nattacha Filippi elaboran distintos productos en La Sala dels Comalats, desde donde realizan paseos para conocer el entorno

17 diciembre 2018 10:49 | Actualizado a 17 diciembre 2018 12:39
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Paseos por el entorno para conocer las plantas y hierbas, recolectar, elaborar y distribuir productos naturales y artesanos como por ejemplo mermeladas. Éstas son algunas de las propuestas que llevan a cabo Guillem Figueras y Nattacha Filippi en un pequeño pueblo de la Conca de Barberà, La Sala dels Comalats -cerca de Passanant i Belltall- junto con otra chica que vive en Sant Martí de Maldà, en la provincia de Lleida. Todos ellos forman parte de la Associació Els Corremarges.

«Soy de Barcelona y cuando vine a este pueblo decidí abrir nuevos caminos y aprovechar los recursos de la naturaleza», explica uno de los impulsores, Guillem Figueras.

De hecho empezaron elaborando mermeladas hace unos años. Ahora comparten obrador en Arbeca y producen hasta seis variedades distintas: mora, sauco, gínjol, higos, membrillo y serba. 

«Mi abuela hacía mermelada pero nosotros hemos innovado». Cuentan que al principio no conocían muchas hierbas o frutos silvestres. Su sabor estrella y que la gente les pide más es el de sauco, que dicen que queda bien con lo que quieras.

También con las granadas salvajes que nadie se quiere comer, ellos elaboran la melaza de granada siguiendo una receta de Oriente Medio. Sirve como el vinagre balsámico, para montar salsas o marinar carne.

Poco a poco quieren comercializar más sus productos. Por ahora tienen un nuevo diseño de sus frascos de mermelada. «Queremos ir creciendo pero poco a poco ya que todo cuesta», puntualiza Nattacha Filippi.

Hablando de producción, utilizan principalmente frutas que crecen espontáneas por la zona y añaden productos ecológicos con certificación (azúcar, manzanas y limones, básicamente), y otros que cultivan en huertos, trabajados sin químicos de ningún tipo.

Además hacen talleres, conferencias o paseos para dar a conocer las hierbas y las plantas. «Los niños experimentan y las comen enseguida. En cambio los adultos son más reticentes», asegura Nattacha Filippi. 

Normalmente realizan esta actividad para grupos de entre 20 y 30 personas, pero se adaptan a las circunstancias.  La actividad tiene un precio de cinco euros y cuentan la historia y la explicación detallada.

Depende del lugar y las plantas silvestres que tienen en la zona los participantes tienen más conocimiento de unas cosas u otras. «También vamos a las escuelas a hacer talleres o lo que nos pidan», afirma Figueras, que añade que «hacemos conferencias y participamos en distinas ferias que se realizan en la zona o en otras comarcas».

Crear sinergias

En Navidad es costumbre regalar lotes. Distintos productores de la comarca y de la zona se han juntado para ofrecer sus productos en una cesta de Navidad. «Estamos creando sinergias y además nos sirve para darnos a conocer», recalca Nattacha Filippi, que añade: «son productos de calidad, próximos y ecológicos que apuestan por el territorio».

Los dos jóvenes compaginan el proyecto con otros trabajos. «Más adelante nos gustaría tener más tiempo y dedicarlo a esto». ¿Cómo se dan a conocer? «Con el boca-oreja. No hacemos mucha difusión de las actividades que hacemos y queremos promover un turismo alternativo con productos de kilómetro 0 y el entorno idílico que tenemos», concluyen los dos impulsores del proyecto.

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