Natalia de Santiago: «Escoger un banco es como buscar pareja»

Esta ingeniera y financiera ayuda a organizar la economía casera en ‘Invierte en ti’, un libro que responde a cuestiones cotidianas como escoger una entidad financiera, un plan de pensiones o aprender a hacer un presupuesto

16 marzo 2021 18:00 | Actualizado a 16 marzo 2021 19:07
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¿Cuál es la mejor entidad financiera para mí?, ¿alquilo o compro?, ¿cómo sé que no me están engañando con el plan de pensiones? y ¿qué tengo que incluir en un presupuesto a futuro? Todas estas preguntas y muchas otras contesta Natalia de Santiago en su libro Invierte en ti (Editorial Planeta), un volumen práctico, que ayuda a cuadrar los números a principios de año y cada final de mes. Natalia de Santiago es ingeniera de formación y financiera por vocación. Lleva contando dinero propio y ajeno, real y ficticio, desde que con ocho años le sisó un cuaderno de contabilidad a su padre. Ahora, madre de cinco niñas, procura sanear su economía para ahorrarse disgustos. 

¿El dinero da la felicidad?
No. Pero puede quitarla.

¿Puede quitarla?
Sí. Da tranquilidad y sin tranquilidad, es muy difícil ser feliz. 

Le da mucha importancia al presupuesto. Pero imagínese que en un mes se rompe la lavadora, la nevera y el coche.
Por eso hay que hacer un presupuesto lo más detallado posible. Yo incluyo en mi presupuesto que la lavadora se me va a romper porque tenemos cinco niñas. Entonces, mi lavadora y mi secadora llevan una tralla brutal. A nosotros se nos rompe todo mucho más de lo normal. El problema es que hay un montón de cosas que tratamos como imprevistos, que no lo son. Un imprevisto puede ser que la lavadora se estropee mucho antes, pero entonces a lo mejor te lo cubre la garantía. 

Hay que ir a un banco que sea competitivo en los productos que se van a utilizar más y que no cobre comisiones por las cosas que se van a usar más.

Recomienda revisar las suscripciones.
Me escribe muchísima gente todos los días diciéndome que tenían dos seguros del hogar y no tenían ni idea, y no sé cuántas suscripciones de las que tampoco se acordaban. Es real. Lo que pasa es que da mucha pereza. Una de las cosas que hay que vencer es la pereza.

Cambiarse de banco puede ser un infierno.
Yo lo comparo a buscar novio o novia. Porque como divorciarse es un rollo… Por eso, lo que hay que hacer es elegir mejor de primeras. Hay que ser más exigentes de inicio. Es decir, no casarse con el primero que pasa, que es lo que hacemos muchas veces. También recomiendo tener dos.

¿Dos? ¿Cómo se escoge uno?
Lo primero que hay que hacer es dedicarle tiempo y esto implica comparar, por lo menos, entre tres. Las buenas noticias es que hoy en día hay comparadores online y un montón de páginas que te ayudan. No hace falta ir uno por uno. Cada banco tiene unos productos estrella. Por lo que hay que ir a uno que sea competitivo en los productos que se van a utilizar más y que no cobre comisiones por las cosas que se van a usar más. Y con un pelín de vista a largo plazo. Yo hago una lista de unos diez pasos en el libro. También hay que pensar que comparta tus valores. Porque a lo mejor es una de las relaciones más largas de nuestra vida.

Ahorrar el 20% del sueldo está fenomenal como objetivo, pero es como el 90-60 de las modelos. Muy bonito, pero no es alcanzable para un montón de gente.

¿Los bancos tienen valores?
Deberían. Por cada euro que se ingresa, el banco da créditos por muchísimos más euros, multiplica el impacto de los ahorros. Con lo cual, que un banco tenga un compromiso de responsabilidad corporativa fuerte, ya cambia bastante la película. Que sea banca ética, esté comprometido con el medio ambiente, igualdad de género o todo… Lo que a cada uno le parezca importante.

Se nos olvida ahorrar cuando las cosas van bien y los datos lo demuestran.

Dos bancos y ¿cuentas separadas en la pareja?
Ahí no me meto. Cada pareja es un mundo, igual que hay gente a la que le gusta dormir juntos o en camas separadas, pero cuantas más cuentas se tienen, más coste también. Más comisiones. Hay que encontrar un equilibrio entre que salga caro o no y, sobre todo, transparencia. Las mentiras en cualquier relación son peligrosas.

Parece que es muy difícil ahorrar. No lo era tanto para nuestros padres y abuelos con menos. ¿Falta cultura?
Se nos olvida ahorrar cuando las cosas van bien y los datos lo demuestran. El problema no es que no ahorremos cuando nos quedamos en el paro, esos no son momentos de ahorrar, sino de tirar de ahorros. En 2018, cuando iba la cosa bastante bien, los niveles de ahorro de los hogares españoles eran tan bajos que el Banco de España emitió una advertencia. Y la pandemia ha cogido a un tercio de los hogares españoles con menos de un mes de ahorro. Eso es mucha vulnerabilidad, algo que se podía haber solucionado en 2018. 

Usted  habla de ahorrar un 20% del sueldo. Pero ¿qué ocurre si se cobran 800 euros?
No. Eso es lo que dicen los expertos, pero entiendo que no es realista para un gran porcentaje de la población española. En ese sentido, está fenomenal como objetivo, pero es como el 90-60 de las modelos. Muy bonito, pero no es alcanzable para un montón de gente.  

¿Entonces?
Si se cobra poco, sí que un presupuesto ayuda muchísimo. Cuanta más visibilidad se tenga sobre los gastos y más imprevistos se incluyan, menos sustos. Y luego, lo importante es el gesto. Cinco euros al mes, dos, tres… Da igual. Todos los meses y a primeros de mes. Muchos pocos, sí hacen. Nuestros padres y abuelos lo tenían superclaro. Eso de los poquitos y de ir haciendo y tener un tarro porque habían pasado malos momentos y estaban muy acostumbrados a ser hormiguitas.

El coche es mi gran demonio. Muchas veces hay que endeudarse porque a ver quién ahorra lo que vale uno, que es carísimo.

¿Alquilar es tirar el dinero?
No. Es lo primero que hay que desmarcar porque ha hecho mucho daño, sobre todo a los jóvenes. Lo que no hay que hacer nunca es comprarse una casa que no te puedas permitir porque entonces empiezan los problemas serios de verdad. Muchas veces conviene alquilar. Es terrible, sobre todo, cuando la gente joven que se ata a una casa después no pueden pagarla. Porque además, igual no aceptan un trabajo para irse unos años a otra ciudad precisamente por eso, cuando ahora mismo lo tienen tan difícil que lo importante es que trabajen. 

¿Qué papel juega la envidia en este tema?
Es muy cultural, es verdad. Es cierto que había una época en España que si ibas a alquilar, eras un pordiosero. Es verdad que la presión social hace, por eso este mito hay que desbancarlo y hay que hablarlo mucho. Hay que decirlo muy alto.

Lo que no hay que hacer nunca es comprarse una casa que no te puedas permitir porque entonces empiezan los problemas serios de verdad.

¿En qué se endeudaría?, ¿formación?, ¿salud?
En sanidad no porque tenemos un país con un sistema sanitario estupendo. Hay que dar gracias todos los días y mirar a EEUU y ver cuánta gente está arruinada por pasar un cáncer. Es tremendo. Gracias a los sistemas de salud pública. Yo me endeudaría solo para cosas que te puedan hacer crecer. Formación, algo que te pueda permitir tener un trabajo mejor y tener más ingresos en un futuro. Montar tu negocio, también. Pero para consumo intentar evitarlo. 

¿Un coche?
Es mi gran demonio. Muchas veces hay que endeudarse porque a ver quién ahorra lo que vale un coche, que es carísimo. El coche es el pozo negro. No hace más que perder valor en cuanto lo compras. Siempre recomiendo endeudarse lo mínimo, a pagar lo más rápido posible. 

Tú eres el cliente y tienen la obligación de explicarte. Una y otra vez. Vamos como si el banco nos estuviera haciendo un favor a nosotros y es al contrario.

¿En qué sociedades hablar de dinero no está mal visto?
No sabría decirte. Se habla más en EEUU, pero no sé si en el mejor sentido. Hay dos problemas. El primero es que se habla poco de dinero, en España poquísimo y luego, cuando se habla, solo se cuentan los éxitos. Y eso hace más daño. Preguntar si la hipoteca ha dado problemas, los intereses... Todo ese conocimiento compartido nos ahorraría un montón de disgustos y hacer mucha parte del trabajo de campo de buscar e investigar. Pero no lo hacemos. Tenemos vergüenza. Que nadie sepa que me he equivocado.

Cuando vamos a buscar un plan de pensiones, ¿cómo sabemos que no nos engañarán?
Lo primero es compartir información entre todos. Si amigos y conocidos no te ayudan a separar la paja del trigo, pues internet es una buena herramienta. Y hay mucha más información de la que pensamos. Lo que pasa es que hay que dedicarle tiempo. También hay portales de consulta y sí que contestan e incluso Hacienda. Se pueden hacer consultas y a la Seguridad Social, y esas cosas se nos olvidan.

Cada pareja es un mundo, igual que hay gente a la que le gusta dormir juntos o en camas separadas, pero cuantas más cuentas se tienen, más coste también.

Y cuando llega mayo, la Declaración de la Renta. ¿La educación financiera es nula?
Es nula y la cultura de preguntar es nula también. Entonces, doble problema. Yo vivo en Alemania y encima no hablo bien alemán, pero a mí el señor de Hacienda me conoce por la voz porque le hago tantas preguntas… Prefiero enterarme. Y en España igual. Hacienda no es tu enemigo. Y a veces lo vemos así. Se puede llamar, hacer una consulta, pedir cita, te sientas con ellos, preguntas tus dudas… No están para sacar más dinero. Y responden. La información está ahí y la pueden dar. Yo animaría a no tener tanto miedo a preguntar. Y a preguntar más en el banco porque también le tenemos miedo al señor del banco.

Porque muchas veces no se le entiende.
Pero ahí hay que ejercer de cliente. Tú eres el cliente y tienen la obligación de explicarte. Una y otra vez. Vamos como si el banco nos estuviera haciendo un favor a nosotros y es al contrario. Igual que vamos a Zara y preguntamos por las tallas y colores, lo mismo con el señor del banco.

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