'No hemos desahuciado a nadie'

Entrevista con Jaume Rebull, Director territorial de la zona Arco Mediterráneo de Ibercaja

17 julio 2017 09:06 | Actualizado a 18 julio 2017 07:31
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Jaume Rebull, nacido en Barcelona, es un economista que ocupa desde el año 2011 la dirección territorial de la zona Arco Mediterráneo (Catalunya, Comunitat Valenciana, Illes Balears y Murcia) de Ibercaja, una entidad en la que entró a trabajar en el año 1993. En esta gran área territorial, la antigua caja de ahorros aragonesa (hoy banco) aglutina 176 oficinas y unos 670 empleados, con un volumen de negocio de 12.110 millones de euros. En la demarcación de Tarragona, Ibercaja cuenta con 9 oficinas, 40 empleados, 26.000 clientes y un volumen de negocio de 750 millones de euros.

¿Todavía son una caja?
Como sabe, a las cajas de ahorros nos obligaron a convertirnos en bancos. Ibercaja es un banco desde el año 2011. Pero otra cosa distinta, que es por donde imagino que va su pregunta, es que sigamos teniendo espíritu de caja. En ese sentido, seguimos siendo una caja. Ser banco es un tema legal. Hoy, el 90% del banco está en manos de la Fundación Ibercaja. El resto pertenece a Caja3 [fruto de la fusión de las cajas de ahorros CAI, Caja Badajoz y Caja Círculo, y hoy absorbida por Ibercaja]. 

¿Hasta cuándo será así?
Tenemos un plazo para salir a Bolsa, pero todavía nos quedan algunos años. ¿Cuándo perderemos esa posición [mayoritaria en el accionariado de Ibercaja Banco]? Cuando creamos que los mercados están preparados para nuestra salida a Bolsa.

Y cuando eso suceda, dejarán de ser una caja de ahorros.
Creo que el espíritu no se pierde, aunque sí es cierto que hay inversores diferentes, que nos hacen ser más eficientes en la inversión y en la seguridad. Pero es algo que ya hacemos, porque todo lo que sea solvencia y liquidez es elevado en Ibercaja. Nosotros no hemos recibido ni un euro en ayudas públicas. En eso, somos una rara avis. Y lo que hemos heredado de las ayudas a Caja3 tras absorberla, lo hemos devuelto todo. Y antes de plazo.

¿En serio no les enganchó la burbuja del ladrillo?
Como a todo el mundo. Pero aún así, logramos estar un tercio por debajo de la morosidad media del sector. La razón es que, un año y medio antes de que empezase la crisis, habíamos decidido parar la exposición inmobiliaria, no sin oposición y discusiones internas. Pero, para bien, finalmente tomamos la decisión de no poner más huevos en esa cesta. Quizás donde sufrimos más fue en este territorio.

¿Se refiere a Catalunya? ¿A la demarcación de Tarragona?
A Catalunya, pero especialmente a Tarragona, y también a Lleida. Seguramente por un peso más fuerte de la inmigración, aquí acabamos pagando la morosidad de esa exposición inmobiliaria. Pero, a fecha de hoy, esa morosidad la tenemos muy controlada. Y sin haber dejado a ninguna familia en la calle.

¿Ibercaja no ha desahuciado a nadie en todos estos años?
No hemos desahuciado a nadie sin su consentimiento. Somos una caja de ahorros, no queremos quedarnos con viviendas. Por eso siempre hemos buscado una solución pactada, porque si esas familias podían pagar cualquier cosa para seguir viviendo en sus casas, por pequeña que fuera, llegábamos a un acuerdo. 

¿Y qué dirán los nuevos accionistas cuando salgan a Bolsa? ¿Empezarán los desahucios?
Los inversores no han de cambiar nuestro ADN, pero sí la manera en que buscamos ser eficientes en nuestro negocio, y eso ya nos va bien.

Acabaron absorbiendo a la CAI, su competidor histórico en Aragón. ¿Qué consecuencias ha tenido?
Con la absorción de la CAI, en Aragón tomamos una mayor cuota de mercado. Pero fue una adquisición más defensiva que ofensiva, para evitar la competencia que hubiese podido tener la CAI en manos de un tercero.

¿Pero ha habido reestructuración de oficinas y plantilla?
La ha habido. Pero... ¿quién está obligado a hacer una reestructuración? Quien recibe ayudas públicas. Así que la CAI tenía que hacerlo. Para el resto, la reestructuración es voluntaria. Justo ahora terminamos un ERE en Ibercaja que ha sido fácil, con la salida voluntaria de personas a partir de los 57 años, sin traumas, muy bien negociado y con la posibilidad de poder contratar. 

¿Y van a contratar?
Sí. Hemos aprovechado para adecuar la estructura de la zona Arco Mediterráneo [Catalunya, Comunitat Valenciana, Illes Balears y Murcia] al momento histórico. Tenemos dos planes en marcha hasta el año 2020. El primero es el ‘Plan +Catalunya’. El otro el ‘Plan +Levante’. 

¿Y qué pretenden hacer en Catalunya?
Como en el resto del sector, el modelo de oficina se está moviendo. Con la digitalización ya no hace falta una presencia física, pero hay que buscar canales alternativos para no perder la proximidad. En Catalunya hay un replanteamiento, con oficinas más grandes y una relación con los clientes diferente, acercándonos a este cliente con banca personal, banca privada, banca para pymes, para empresa... Además, en 2013 llegamos a un acuerdo con Microsoft para acercar la digitalización a nuestros clientes.

¿Y lo de las contrataciones?
Hay un plan para incrementar en 45 personas la plantilla en Catalunya. Hablamos de un incremento neto, después de restar las salidas de personal de la reestructuración. A la vez, hay un replanteamiento de la red comercial de oficinas, que no implicará que tengamos menos oficinas, pero a lo mejor sí reubicaciones hacia lugares más céntricos y con mayor visibilidad.

Es posible que, en lugar de tener dos oficinas en Reus, ahora podamos tener una sola, aunque muy grande, en línea con los cambios del sector

¿Qué pasará en la demarcación de Tarragona?
Hoy tenemos nueve oficinas. Tres en Tarragona, dos en Reus, una en Salou, otra en Cambrils, una más en Amposta y otra en Vila-seca, además de 40 personas trabajando. Eso no va a cambiar. Aunque es posible que, en lugar de dos oficinas en Reus podamos tener una sola, muy grande. Al final, es seguir los cambios que está haciendo la banca, aunque en nuestro caso de forma un poco más prudente.

¿En qué áreas de mercado se quieren centrar para ese plan de crecimiento?
Sin renunciar a nuestro cliente tradicional, que ahora estará mucho más cubierto por la tecnología, todo el desarrollo de nuestro crecimiento se centrará en empresas, banca personal y banca privada. Somos una caja de ahorros con un 50% de los recursos en intermediación, un porcentaje nada habitual en una caja, con muchos años de reconocimiento en Ibercaja Gestión. 

Es decir, fondos de inversión.
En efecto. Por otro lado, y sin renunciar, como le decía, a nuestro saber hacer en el área del préstamo hipotecario, donde seguimos creciendo en el mercado de las familias, hace diez o quince años que nos estamos enfocando mucho a la especialización en el tema de empresa. Queremos ser un referente en empresas, y estamos creciendo al 30% en empresas nuevas, pero también en pymes y medias-grandes.

¿Qué pasa con su cliente tradicional? El pensionista que actualiza la libreta...
Al no tener una red de oficinas muy grande, en nuestro caso no nos está afectando. La gran banca sí tiene un problema, porque les ha de decir que se vayan. Estamos captando muchos clientes procedentes de la gran banca.

En Aragón sí tienen una buena red de oficinas...
Sí. Y por eso hemos abierto oficinas donde tienes un espacio de transacción lenta y otro de atención rápida, pensando en estos clientes.

Las Fintech tendrán impacto, pero no serán nuestro competidor directo: sigue habiendo personas que siempre buscarán la cara humana

¿Cómo les están afectando y les afectarán las Fintech?
Tendrán un impacto, pero tampoco sé decirle. Incorporar una tecnología va de días, así que no hay grandes diferencias en el servicio. Y sigue habiendo muchas personas que siempre buscarán la cara humana. Todavía necesitamos personas en algunas decisiones importantes o perfiles de cliente. Además, las Fintech no son nuestro competidor directo, porque no somos un gran banco a nivel mundial.

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