Nuevos obstáculos para las prejubilaciones

Las estrecheces de las entidades y la nueva regulación de las pensiones las condicionan

22 noviembre 2020 07:40 | Actualizado a 22 noviembre 2020 09:02
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Cada vez que se escuchan tambores de fusión bancaria, las plantillas tiemblan. No les falta razón. La experiencia les demuestra que cualquier integración se salda con ajustes de personal. Desde 2008, las entidades han reducido un 35% sus trabajadores hasta los 176.838 profesionales. Hasta ahora, los empleados podían salir de sus empresas con unas condiciones que pocos ciudadanos conseguían en sus trabajos. Sobre todo porque las prejubilaciones les permitían un colchón para vivir con cierta comodidad hasta cobrar la pensión.

Pero ya ni siquiera esta opción es tan digerible para unas cuentas de resultados mermadas por el coronavirus y un futuro complejo. «Antes, los despidos se realizaban con prejubilaciones y bajas incentivadas, pero ahora ya no es tan fácil y este sistema habrá que intentar suavizarlo», explica Santiago Simón del Burgo, de Esade. Se refiere al alto coste que tienen que asumir. «Son una forma de solucionarlo muy lenta». Y ello a pesar de que, con las integraciones en negociación, la banca genera un fondo de comercio negativo: el valor en libros es inferior al de la operación. Así se crea un apunte contable (badwill) que les sirve para abonar indemnizaciones posteriores sin efecto real sobre sus resultados. Así se han materializado muchas fusiones en los últimos años. Aunque la calculadora ya no da para tanto.

En el caso de BBVA y Sabadell, tienen 6.500 trabajadores mayores de 55 años. La antigüedad de los del BBVA es tres años superior a la de Sabadell; y estos últimos tienen un sueldo medio más alto, según los sindicatos. Condiciones que restringen las posibilidades de ofrecer prejubilaciones doradas. A ello se une la posibilidad de que el Gobierno modifique las condiciones de la jubilación anticipada. Esto es, acceder a esa condición hasta dos años antes de la edad legal, con sus correspondientes recortes. Si cambian esos criterios, también lo harán las cuentas que hagan los bancos para ofrecer a sus trabajadores de mayor edad salidas adaptadas a la nueva realidad.

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