Pendientes del coronavirus

Incertidumbre. Es la palabra que describe hoy el estado de ánimo empresarial en las comarcas de Tarragona. Una sensación repetida a lo largo de todo el planeta. El viernes, la Cambra de Comerç de Tarragona acogió una nueva edición de su ciclo de jornadas ‘Bon dia Tarragona’, con una sesión que llevaba por título Valoració i perspectives de l’economia a les Comarques de Tarragona.

Mercedes Teruel, directora de la Càtedra per al Foment de la Innovació Empresarial de la Universitat Rovira i Virgili (URV), junto a Joaquim Margalef, responsable del Grup de Recerca d’Indústria i Territori de la URV, hicieron un balance pormenorizado de la evolución de la economía de la demarcación de Tarragona durante el pasado ejercicio, donde destaca un aumento de la ocupación del 4,90%, impulsada por el sector terciario.

Las previsiones para este 2020, sin embargo, han cambiado. El coronavirus es el motivo. La próxima campaña de Semana Santa puede ser la primera prueba de fuego para un sector, el del turismo, que según explica Joaquim Margalef es responsable de un 11% del PIB. «Por suerte -añade-, aquí [en la Costa Daurada] es un sector muy estacionalizado, pero veremos las primeras consecuencias esta Semana Santa». Ante el avance del coronavirus, «todo dependerá de cuánto dure», prosigue Margalef. «Si esto dura dos meses, está arreglado. Pero si se alarga tres o cuatro meses, será preocupante».

Afectación real
Las empresas están empezando a notar ya algo de todo eso. En la jornada del viernes participaron también Manel Montaño, director general de Azufrera y Fertilizantes Pallarés (Afepasa), y Mari Luz Pujol, directora de Administración de Lumine Mediterránea Beach&Golf Community. En el caso de esta última, revela que «el coronavirus, ahora mismo nos está afectando de forma especial».

La duración de la epidemia es el factor clave que marcará su impacto económico

Con un perfil de cliente donde predomina el turista de golf escandinavo, que busca campos en los que poder jugar cuando las condiciones climáticas de su país le impiden hacerlo en los más próximos, su temporada alta se concentra en los meses de febrero a mayo y de septiembre a noviembre. «Las previsiones ahora mismo no son buenas», reconoce. «Teníamos buenas sensaciones de cara a 2020 -explica-, pero los dos últimos meses están siendo muy complicados. Estamos recibiendo muchas consultas sobre qué haremos en tema de cancelaciones. Pienso que hay alarmismo y que no es una causa de fuerza mayor, pero será más grave de lo que esperábamos».  

Más stock
Joaquim Margalef, de la URV, relata que una de las principales preocupaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) es «que se rompa la cadena de valor y todo lo que pueda implicar en formas de contratación, gestión, stocks... son consecuencias muy importantes».

Manel Montaño, de Afepasa, admite en este punto que «yo tengo clientes que me han cancelado viajes, porque España ya ha entrado en la lista negra de países con coronavirus, y puede ser que eso nos frene las exportaciones».

«El virus -prosigue Montaño- nos hará un traje a medida en el sector servicios, y en la industria los stocks empezarán a subir». Por eso recomienda «focalizarse en costes y en formación de nuestra gente» y volcarse en mercados de exportación «donde no nos pondrán trabas, como Asia y África».

Aunque matiza que no es el caso de su empresa, donde se encuentran en una fase inversora que les llevará a requerir la incorporación de nuevos trabajadores, Montaño vaticina que «el mercado laboral empeorará mucho, sobre todo este año, y en mi entorno pienso que habrá empresas que despedirán a gente». En su opinión, hay opciones para que llegue «una recesión como una catedral».