Personas en el centro

La prevención de riesgos laborales habla hoy de cuidar, de bienestar, de salud e incluso de amor: hay un cambio de paradigma donde el foco ya no es la normativa, sino el ser humano

17 junio 2019 10:47 | Actualizado a 17 junio 2019 10:55
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El pasado lunes 27 de mayo, el Diari de Tarragona celebró una nueva edición de sus ‘Esmorzars-Col·loquis’, que en esta ocasión llevaba como título Empresas seguras, saludables y productivas.

Cuatro profesionales de los Recursos Humanos en organizaciones de referencia en la demarcación de Tarragona debatieron sobre las últimas tendencias en esta materia, aportando sus experiencias y puntos de vista.

Tras celebrar la jornada, la previsión era publicar las aportaciones más destacadas el domingo 2 de junio en el suplemento ‘Economía & Empresas’.

El viernes 31 de mayo, menos de 48 horas antes de la fecha de publicación prevista, una fuga de amoníaco en el Polígono Norte del polo petroquímico de Tarragona provocó el fallecimiento de un trabajador, la hospitalización en estado crítico (hoy grave) de otro y múltiples heridos de diversa consideración.

Ante estos hechos, Diari de Tarragona, de común acuerdo con los participantes en el debate, consideró adecuado aplazar la publicación hasta una fecha posterior, en una decisión movida por la empatía y el respeto.

Dos semanas después, ‘Economía & Empresas’ publica lo que se debatió ese lunes 27 de mayo, tal y como estaba planificado. La falta de cualquier alusión al accidente del 31 de mayo en los contenidos que vienen a continuación está motivada por esa secuencia temporal.   

Contenidos de la jornada del 27 de mayo

Cuenta Manel Fernández, responsable de Formación de SP Activa, que «los trastornos psicosociales, que hoy son la segunda causa de baja laboral en la Unión Europea, solo por detrás de los problemas de espalda, van a ser ya en 2020 la primera causa».

Para este psicopedagogo, autor del reciente libro Trabaja en Modo Actitud: conecta tu salud con seguridad en tu trabajo, la prevención de riesgos laborales no puede separarse hoy del bienestar personal. Llegan las empresas que cuidan.

«La prevención de riesgos laborales -explica Marisa García, responsable de SHEQ de Messer Group- no ha de ser vista solo como una prioridad, sino como un valor. Ya no hablamos solo de prevención de riesgos: ahora hablamos del factor humano, del bienestar de la persona en su dimensión física, psicológica y social».

Empresas que cuidan

«Se trata -prosigue Marisa García- de preguntarnos por qué esa persona ha sufrido ese accidente», y no de contemplar meros indicadores de siniestralidad en una base de datos. Poner a la persona en el centro implica, en consecuencia, interesarse por su bienestar. «Cuando hay un accidente -precisa esta profesional de los Recursos Humanos-, casi siempre tiene el mismo origen: vemos el factor humano. Por eso hay una tendencia a cuidar de la persona».

Raoul Milesi, Responsible Care Director de Dow Chemical Ibérica, coincide en poner el factor humano en el centro. «Hay algo que pasa -relata-, especialmente cuando se trabaja en solitario, y son esas acciones inexplicables, cuando te preguntas: ‘¿Por qué lo hizo?’ Siempre se hace algo que no tiene sentido, y aquí es donde entra el factor humano».

Cosas tan importantes y hasta ahora tan ignoradas como el hecho de que una persona, en el preciso momento de tomar una mala decisión inexplicable, no estuviese bien. O no estuviese todo lo bien que podría haber estado. ¿Qué engloba ese malestar? Preocupaciones personales, familiares, cuadros de estrés, depresivos... Hay mucho más allá del hecho de seguir unas normas y unos protocolos, y en eso están metidas hoy las empresas que cuidan del bienestar de sus personas.

En el caso de Dow Chemical, por ejemplo, con un programa piloto que han puesto en marcha en los EEUU y que lleva un nombre clarificador: Brain base safety. La base de todo empieza por nuestro cerebro, nuestra mente, y eso incluye tanto la parte racional como la emocional. «Cuando por ejemplo nosotros hablamos de conducción segura -explica Raoul Milesi, de Dow Chemical-, hacemos referencia a las familias: así es como se llega al corazón. Tenemos la misión y el deber de ir un poco más allá».

Hasta el punto, en el caso de esta empresa, de contar con un servicio telefónico de atención psicológica 24 horas para empleados que, de forma anónima, acudan con problemas personales. En ocasiones, este servicio se completa con asistencia legal: «Si tienes un problema con un divorcio, o problemas económicos, puedes pedir asistencia legal o psicológica», relata Milesi.

Repensar la formación

Empatizar y conectar con las preocupaciones íntimas de los empleados es una constante en quienes trabajan en las últimas tendencias en materia de prevención de riesgos laborales. Lo cuenta Cristina Del Río, responsable de la comisión de seguridad de la Associació d’Empreses de Serveis de Tarragona (AEST): «Hace una década, hablar de seguridad era visto en ocasiones como una molestia; eso ha ido cambiando y ahora son los trabajadores los que te traen temas que no se te había ocurrido contemplar».

El reto ahora, en su opinión, está en cambiar la manera en la que se imparte la formación. Un proceso que hace tiempo que ha empezado. «En temas formativos se está haciendo un gran cambio -explica Cristina Del Río-, aunque queda mucho todavía, porque se siguen dando clases magistrales de la norma A a la Z, y nos hemos dado cuenta de que los trabajadores aprendemos mejor de forma participativa, jugando, haciendo debates...»

«Por supuesto seguimos dando formación muy formal -prosigue-, porque la ley así lo exige, pero cada vez probamos más hacer otras cosas, y vemos que los resultados son mucho mejores».

Manel Fernández, de SP Activa, coincide en el cambio, y añade una dimensión: las pymes. «De la seguridad -relata- pasamos a hablar de la salud, y luego del bienestar en el trabajo. La prevención tiene que dar cobertura a muchas realidades, e intentamos que las pymes, que lo interpretan como un problema, lo vean como el paso previo para mejorar la organización».

En su opinión, compartida por el resto de profesionales que participaron en este debate, hay «tres condiciones» que deben darse. La primera es, sin duda, «trabajar seguro». Y eso es algo que se logra, en muchos casos, con tecnología. La segunda es la formación. «Hay que saber trabajar seguro -detalla Fernández-, y cuando se conocen los riesgos se tienen más oportunidades».

La tercera es «querer». Ahí es donde entran esas iniciativas que llevan hoy a buscar conectar con las personas, a preocuparse de lo que son, lo que piensan y lo que sienten. De nuevo, a ser empresas que cuidan. Y, pese a admitir que queda mucho más trabajo por hacer en el mundo de las pymes que en las grandes empresas, nunca hay correlaciones directas en esto.

«Podemos tener organizaciones con mucha tecnología -advierte Manel Fernández-, con mucho conocimiento de los riesgos, pero donde a veces parece que las personas actúan de forma insegura. Por eso trabajamos para que las personas estén en el centro, y por eso el bienestar es lo que más estamos desarrollando».

Cambio de paradigma

Marisa García, de Messer Group, abunda en esas ideas, y destaca: «El compromiso de la dirección es básico, porque es cosa de todos. Los líderes han de ser capaces de prevenir o ver que esa persona tiene un problema que afecta a su rendimiento laboral, porque viene con mala cara, o con cara de sueño, o está irascible...» Aunque nunca con el fin de reprender o sancionar, aclara esta profesional, sino con el de acompañar y cuidar. Porque mejorando el bienestar de esa persona, mejora toda la organización.

Salud, dinero y amor. La combinación ganadora en el refranero popular. Aunque no necesariamente en ese orden. Manel Fernández se aventura a hablar de «un cambio de paradigma, donde el modelo clásico se ha agotado y coexistirán muchos modelos».

«Hasta ahora -prosigue- nos hablaron de la producción. Luego alguien habló de la calidad. Producción y calidad ya nadie lo discute. Ahora hay quien aún discute de la importancia de las personas. Eso tampoco se discutirá. Pienso que es importante el amor en las organizaciones».
Queda la salud, directamente vinculada a ese amor.

Y de ahí, el dinero. Hablamos de empresas, sí. La rentabilidad económica sigue y seguirá siendo un indicador de éxito. Y aquí, el amor es además rentable. «Hay un tema de productividad -destaca Raoul Milesi, de Dow Chemical-, donde cuanto más saludable es una empresa, menos absentismo se da. Pero es que una persona más saludable es también una persona más segura. Y si miramos al futuro, la salud va a ser bastante importante con las personas de edad».

Marisa García, de Messer Group, cierra el silogismo: «Cada euro invertido en salud revierte a la empresa entre tres y cuatro euros». Solo las empresas que cuidan tienen futuro.  

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