Primer verano con derecho a la desconexión digital por ley

La Ley de Protección de Datos, aprobada en diciembre, fija que la empresa debe respetar el tiempo de descanso de sus empleados

30 julio 2019 18:30 | Actualizado a 01 agosto 2019 16:30
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¿Quién no ha sentido la ‘presión’ de su jefe para que atienda una cuestión de trabajo en un día libre o incluso en vacaciones? ¿Quién no se ha sentido en la obligación de hacerle caso y no plantarle cara «no vaya a ser que...»? La equivocada política de que el trabajador debe estar disponible las 24 horas ya tiene un freno legal. El que estamos viviendo es el primer verano con derecho a la desconexión digital reconocido por ley.

El pasado diciembre entró en vigor la Ley de Protección de Datos. En su artículo 88.1 se estable que «los trabajadores y los empleados públicos tendrán derecho a la desconexión digital a fin de garantizar, fuera del tiempo de trabajo legal o convencionalmente establecido, el respeto de su tiempo de descanso, permisos y vacaciones, así como de su intimidad personal y familiar».

La normativa española no es original. El 1 de enero de 2017 ya había entrado en vigor una ley similar en Francia. El país vecino reguló «las modalidades del pleno ejercicio por el trabajador de su derecho a la desconexión y la puesta en marcha por la empresa de dispositivos de regulación de la utilización de los dispositivos digitales, a fin de asegurar el respeto del tiempo de descanso y de vacaciones, así como de su vida personal y familiar». 

Respeto. Y conciliación. Son los dos conceptos básicos de la normativa para impedir que el empleado sea ‘asediado’ por sus jefes. El artículo 88.2 de la ley española advierte que «las modalidades de ejercicio de este derecho atenderán a la naturaleza y objeto de la relación laboral, potenciarán el derecho a la conciliación de la actividad laboral y la vida personal y familiar y se sujetarán a lo establecido en la negociación colectiva o, en su defecto, a lo acordado entre la empresa y los representantes de los trabajadores».

Más allá de la pura legislación laboral, el derecho a desconectar en vacaciones, festivos y fines de semana es una cuestión de salud mental. La psicóloga y profesora de Psicología de la UOC Sílvia Saumell recuerda que en 2004 los doctores de la clínica psiquiátrica austríaca Wagner-Jauregg acuñaron la expresión «depresión de la tumbona» para referirse a la ansiedad que empezaban a tratar en algunos pacientes con dificultad para olvidarse del trabajo en sus periodos de descanso estival.

«Hoy, ese síndrome, también llamado ‘estrés vacacional’ o ‘bajón veraniego’, es cada vez más frecuente», advierte la psicóloga, que describe como síntomas «dificultades para pensar con claridad, problemas de atención, concentración y memoria, sensación de no hablar con la misma fluidez y necesidad de comprobar las tareas una y otra vez, cansancio, problemas para dormir, sensación de no haber descansado lo suficiente, o bajo estado de ánimo».

La consultora de recursos humanos y profesora de Economía y Empresa de la UOC Gina Aran advierte que «las personas son imprescindibles para que las empresas funcionen y crezcan, pero centrar eso en alguien concreto es un grave error. Lo realmente imprescindible es que el capital humano tenga recursos y esté organizado de forma que la empresa pueda adaptarse eficazmente a todos los cambios».

«Los trabajadores rinden más si pueden descansar y desconectar unos días. Desconectar es muy necesario para descansar y para seguir siendo productivos después», concluye la experta.

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