Puertos secos y ferrocarril, la clave del crecimiento del Port

El Port de Tarragona trabaja para que los productos agroalimentarios formen parte de una cadena logística más ágil, rápida y sostenible

26 octubre 2020 10:58 | Actualizado a 14 diciembre 2020 19:52
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La estrategia de crecimiento de tráficos de productos agroalimentarios del Port de Tarragona pasa por aumentar la cercanía a su hinterland para aliviar la presión sobre el Port dentro de la cadena logística. Ante el incremento de las importaciones de cereales y forrajes registrado en los últimos años para satisfacer una demanda creciente del mercado nacional, el Port de Tarragona quiere evitar ser un cuello de botella en la cadena logística por saturación de su capacidad de almacenamiento. A menudo el comportamiento especulativo del mercado tiende a aumentar el tiempo de estancia de la mercancía en sus terminales.

La solución pasa por la aproximación al punto de consumo final. El Port de Tarragona trabaja para que los productos agroalimentarios formen parte de una cadena logística ágil, rápida y sostenible. Y esta estrategia pasa por trabajar con puertos secos en el interior de su hinterland, suministrados por ferrocarril y a escasos kilómetros del cliente final: las fábricas de piensos y de forrajes y las explotaciones ganaderas.

El buen momento del tráfico de agroalimentarios del Port de Tarragona (más de 6 millones de toneladas en el año 2019) obedece a varios cambios en el mercado mundial y español: el aumento de la producción y exportación de carne, especialmente hacia China afectada por la peste porcina; el consiguiente aumento de la demanda de cereales y piensos para alimentar el crecimiento de la cabaña, y la baja producción nacional de cereales.

La actividad ganadera y las complementarias, como la fabricación de piensos, ha experimentado un crecimiento importante dentro de la zona de influencia del Port de Tarragona que se ha visto reflejado en un aumento de movimiento de cereales en los muelles de Castella y de Aragó.

De ahí que la colaboración con futuros puertos secos o existentes de su hinterland y la potenciación del transporte por ferrocarril sean fundamentales, especialmente en zonas como Lleida, Vic y Aragón, para asegurar el abastecimiento a través del Port y sortear dificultades como un espacio finito de almacenamiento, la ralentización de las obras del A27 y las limitaciones propias del transporte por carretera.

En los últimos años, el Port de Tarragona ha apostado por potenciar el transporte por ferrocarril de cereales hacia destinos de su área de influencia para ampliar su capacidad de movimiento de mercancías hacia localidades como Zuera (Zaragoza), Monzón (Huesca) o Vic (Osona). Ubicaciones cercanas a los productores de piensos y de importantes explotaciones ganaderas -que por distancia, conexiones y volumen de demanda- son cada día más atractivas y rentables.

De hecho, durante el año 2020, el Port de Tarragona ha aumentado la frecuencia de los trenes con destino Zuera pasando de los tres a cinco semanales, ha recuperado después de 20 años el transporte de cereales en Lleida y, recientemente, ha enviado el primer tren cargado íntegramente con haba de soja hacia Monzón. Un adelanto de cómo funcionará la logística de este sector en el futuro donde se combinan eficiencia medioambiental y económica en toda la cadena logística de agroalimentarios para un mejor servicio para el cliente final.

Ampliación del hinterland

Lleida, Huesca y Zaragoza concentran la mayoría de clientes finales de la cadena logística de agroalimentarios del Port de Tarragona cuyo hinterland en este sector también comprende el sur de Navarra y este de Castilla-León.

Además, en Guadalajara, el Port de Tarragona cuenta con 150.000 m2 en la «Ciudad del Transporte Puerta Centro», la más importante plataforma logística y de servicios de la Península Ibérica, situada en el área de influencia de Madrid, junto a Guadalajara y Marchamalo. El principal objetivo del Port Tarragona es ampliar su hinterland y desarrollar una terminal intermodal multipropósito en este enclave estratégico situado entre las localidades de Guadalajara y Marchamalo (Castilla-La Mancha), a 70 km de Madrid y conectado con las principales vías de comunicación viaria y ferroviaria del país. La futura terminal intermodal, que cuenta con el nombre provisional de Terminal Intermodal Guadalajara, cuenta con los primeros permisos de obra para acometer los primeros trabajos de movimientos de tierras y se espera que esté operativa a finales de 2021 o inicios de 2022. Esta nueva infraestructura se complementará con la Terminal Intermodal La Boella, en Tarragona, y favorecerá así el crecimiento de los tráficos intermodales ferrocarril-carretera y marítimos.

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