Rifacli amplía su abanico de carquinyolis en Montblanc

La empresa de origen familiar fundada hace cien años en L’Espluga de Francolí incorpora el cacao a su oferta tradicional

13 mayo 2019 10:53 | Actualizado a 13 mayo 2019 10:57
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Abanicos, carquinyolis  y barquillos. Estos son algunos de sus productos estrella. Rifacli es una empresa  de origen familiar que se dedica a la elaboración de galletas artesanas y que ha cumplido ya cien años. En los últimos tiempos, han diversificado sus productos más tradicionales. Por ejemplo han incorporado carquinyolis artesanos con frutos secos, carquinyolis con cacao y almendras, carquiñolis de almendras bañados al cacao. No osbtante, aún fabrican los carquinyolis de almendras hechos con la misma receta centenaria y los mismos productos.

Hace dos años Rifacli lanzó una nueva gama de galletas artesanas: las Delice. Son crujientes galletas con trocitos de frutas o de cacao. Hay de distintos sabores: coco, chocolate, manzana, frutos rojos, naranja. 

También han innovado con las creps con topping de frambuesa sobre blanco, o con topping de café sobre cacao. Sobre todo las acompañan con el café. En esta gama también hay creps de avellana y creps blancas.

Sus clientes son principalmente del resto de España y de Illes Balears. ‘Agrobotigues’, cadenas de supermercados, pequeñas tiendas... en todas se pueden encontrar distintas variedades de las galletas. 

Para los más jóvenes y los enamorados del barquillo, el Mufy es el snack de barquillo, y dicen que se vende mucho. En Navidad sobre todo elaboran los barquillos de toda la vida y con distintos sabores. En verano hacen galletas para acompañar el helado, entre otros.

Los inicios

¿Cómo nació la empresa? Ricard Ferrer Climent era hijo de pastelero. Un día, en un bar de la calle Muntaner de Barcelona, inventó una nueva galleta: los abanicos artesanos. Nombró a la galleta como él mismo: Ri (Ricard) – Fa (Ferrer) – Cli (Climent). Al cabo de poco de empezar a confeccionarlas, Ricard cosechó unas ventas exitosas. Por eso decidió volver a su pueblo natal de L’Espluga de Francolí. Es aquí, en esta localidad, en la que abrió sus puertas la pastelería Rifacli. 

En ella, Ricard disponía de un local más amplio para poder hacer los abanicos. Tenía 23 años. El éxito de las galletas Rifacli era tal que no podía hacer frente a la demanda con el obrador en la casa familiar. Por eso, la producción se desplazó a una nave más grande situada en la carretera de Montblanc, en la misma localidad de L’Espluga de Francolí. Para poder mejorar su trabajo, a principios de los 90 se trasladaron a Montblanc. 

A día de hoy, allí siguen elaborando galletas artesanas. El año pasado renovaron el logotipo tomando como referencia el original pero modernizándolo. Además, han renovado los envases para transmitir una imagen más moderna y de diseño y una nueva web. Su producción de galletas puede llegar a ser de 550 toneladas al año. Rifacli invierte cuando tiene necesidad de hacerlo. Para las galletas Delice y los carquinyolis han comprado un nuevo horno, y tienen un proyecto para un nuevo almacén. 

La empresa tiene, en los momentos de más trabajo (a partir de octubre y durante la campaña de Navidad) unos 35 trabajadores, con una facturación anual de 4 millones de euros. Su crecimiento está entre un 5-10%. Su objetivo es incrementar el 10% y ampliar su distribución a más lugares de España. La fábrica se encuentra en la carretera de Montblanc y además tienen dos tiendas en Reus y Tarragona. Cuentan que en Montblanc están bien ubicados. 

Es una parada obligatoria para los visitantes que van al Monestir de Poblet o la Ruta del Cister en autobús. Allí paran y pueden comprar alguna de sus galletas artesanas, con clientes que vienen incluso desde Francia o Andorra, camino de las playas de la Costa Daurada.

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