Servicios de arado con mula por horas

Con apenas 30 años cumplidos, Egoitz Azkue es un referente para bodegas y viticultores en la labranza con tracción animal en el Priorat

07 diciembre 2020 10:35 | Actualizado a 22 febrero 2021 18:34
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El Priorat es en buena parte su paisaje agrícola. Viñedos en pendiente, en estrechos bancales (costers) sobre suelos de pizarra (llicorella) de difícil acceso. En el sector vitivinícola conviven la tradición y las últimas innovaciones, con Agricultura 4.0 pero también con técnicas ancestrales. Entre ellas, el arado con mula.

Egoitz Azkue (Marçà, Priorat, 30 años) lleva cerca de ocho años dedicado a prestar servicios de tracción animal a viticultores y bodegas del Priorat. Cuenta que, cuando empezó, apenas dos bodegas en esta comarca vinícola contaban con mulas para arar sus fincas. Hoy ya son una docena. Pero la demanda de servicios de arado no cesa para este emprendedor apasionado de los equinos desde que tiene uso de razón.

En la granja familiar que compraron sus padres en Marçà hace 30 años, y en la que Egoitz Azkue creció y se hizo adulto, pronto aprendió a montar los caballos que tenían, en un negocio que durante un tiempo se orientó a la cría de potros destinados a la industria cárnica, con su mercado principal en Italia.

«Con 14 o 15 años le pedí a mi padre si podía quedarme con uno de esos potros, para domarlo», recuerda Egoitz Azkue. «Nos quedamos con dos, y los domé. A partir de ahí, empecé a comprar potros sin domar, en ferias, y los iba domando. Hay adolescentes y jóvenes que se gastan el dinero en móviles y ropa: yo me lo gastaba en caballos».

"Hay adolescentes y jóvenes que se gastan el dinero en móviles y ropa: yo me lo gastaba en caballos" (Egoitz Azkue) 

Este emprendedor, que sigue trabajando junto a sus padres en la granja familiar -hoy dedicada al engorde de cerdos (unos 1.200) y terneros (450)-, llegó a tener hasta 24 caballos de forma simultánea. «Todo era por la afición», explica.

Hace ocho años todo cambió. Junto a un amigo probaron de arar un campo con un caballo, por experimentar. Al poco, «un agricultor del pueblo vino a vernos y nos dijo que tenía un coster del abuelo, que lo había convertido en ecológico y que lo quería labrar».

«Empezamos -prosigue-, y un trabajo llevó a otro hasta que, al cabo de un año, al caballo se le cruzaron los cables y no quiso arar más. Busqué una mula y la encontré en Vic. Compré dos». Arrancó definitivamente con ello su proyecto de servicios de labranza con tracción animal.

Con tarifas de 30 euros por hora, labra unas 25 hectáreas de cultivos al año, con cinco mulas y un equipo dedicado a ello de tres personas, incluido él. Había llegado a tener hasta diez mulas y cuatro trabajadores, pero al ser un trabajo de temporada (entre noviembre y junio, con la temporada alta concentrada en febrero y marzo), «no tengo trabajo para la gente todo el año, con lo que cada año tenía que buscar a gente nueva, y hay muy poca gente que sepa trabajar con una mula».

"La única manera de arar un 'coster' de montaña es con tracción animal" (Egoitz Azkue)

¿Por qué contratar un servicio de arado con mula? Las explotaciones con certificación de agricultura ecológica (entre un 70% y un 80% de los viñedos que labra Egoitz Azkue a lo largo del año) tienen buenos argumentos para ello. Pero no solo. También la agricultura convencional acude en el Priorat a sus servicios.

La razón no es otra que la esencia de esta comarca: su paisaje. «En el coster de montaña -asegura Egoitz Azkue- no entran tractores, y el motocultor es un ‘mata hombres’; necesitas a dos personas para hacerlo funcionar y acabas destrozado con las piedras. La única manera de arar un coster es así, con tracción animal». No es el único que piensa así. Trabajo no le falta.

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