Si de verdad nos importa...

Si de verdad nos importa el planeta que vamos a dejar a nuestros hijos, pensemos que el cambio empieza en uno mismo

05 febrero 2021 13:00 | Actualizado a 05 febrero 2021 13:10
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Si hoy hiciéramos una encuesta sobre cuál es el principal problema al que tenemos que enfrentarnos como civilización, seguro que la respuesta ganadora, por aplastante mayoría, sería la Covid-19. Pero si, y confiemos en que sea así, repitiéramos esta pregunta dentro de unos meses, cuando la situación epidemiológica mejore, seguramente muchas respuestas tendrían que ver con la preservación de nuestros recursos, el cambio climático, el calentamiento global, la calidad del aire… todas ellas cuestiones globales, que en mayor o menor medida afectan a todas las regiones del mundo, y que requieren de una acción coordinada por parte de todos.

Los objetivos de descarbonización fijados por la UE son muy ambiciosos: un 40% de reducción para el año 2030. En la consecución de estos objetivos no cabe duda de que el papel del tejido industrial es fundamental, y la industria de nuestro territorio es consciente de ello. Son muchos los proyectos relacionados con la economía circular y la transición energética que se han puesto en marcha. Todos ellos son proyectos complejos, que más allá de la inversión en I+D necesaria para desarrollar nuevos procesos productivos, requieren de elevadas inversiones en infraestructura, y no menos importante, el desarrollo de nuevas cadenas logísticas que sirvan a los nuevos mercados.

Cuando hablamos de descarbonización debemos pensar en dos grandes líneas de acción: en primer lugar, por inmediatez en su aplicación, reducir o gestionar los niveles de emisión actuales. En segundo lugar, el reemplazo de las fuentes energéticas actuales por fuentes más sostenibles.

Si hablamos de la primera de las líneas de acción, y centrándonos en el ámbito industrial, no hay duda de que los procesos de captura y el almacenamiento de CO2 son imprescindibles si queremos alcanzar los objetivos que nos hemos fijado para 2030. Existen experiencias en otras regiones del mundo, es una tecnología probada, y tenemos en nuestro territorio tanto la necesidad como las posibilidades tecnológicas y logísticas para desarrollar proyectos en este ámbito. El CO2 puede ser almacenado y también reutilizado en procesos químicos de economía circular. Sin duda hay que entenderla como una solución transitoria, pero necesaria, para dar tiempo a que las tecnologías basadas en energías alternativas alcancen su madurez y sean viables tanto técnica como económicamente.

Es habitual que cuando hablamos de transición energética hablemos de Hidrógeno. Todos coincidimos en que es un vector clave en el futuro mix energético de nuestra economía, y la reciente creación de plataformas como la Plataforma de l’Hidrogen Verd de la Catalunya Sud, son una muestra del alineamiento entre todos los actores, industria, administración pública, instituciones educativas, centros de investigación y sociedad. El Hidrógeno verde plantea retos, retos de dónde y cómo producirlo, de cómo transportarlo y almacenarlo, de cómo distribuirlo para su uso en el transporte, etc. Sin duda retos apasionantes que requieren de esquemas cooperativos para superarlos, y también de recursos económicos, públicos y privados, que debemos intentar atraer.

Es cierto que el sector industrial tiene una relevancia especial en la solución al problema medioambiental, pero no caigamos en el error de pensar que son los demás quienes deben traernos la solución. Si de verdad nos importa el planeta que vamos a dejar a nuestros hijos, pensemos que el cambio empieza en uno mismo, en cuánto sensibilizamos a nuestros hijos en el respeto al medioambiente, en cómo actuamos en nuestras casas, en cómo conducimos, en cómo y cuánto reciclamos, etc. Porque seguro que nosotros solos no podemos revertir la situación, pero cada «poco» cuenta, y será la suma de muchos «pocos» lo que haga que la solución sea posible. Porque la verdad, importa.

Eduardo Sanudo: Director general de Vopak Terquimsa.

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