Tarragona sufre un éxodo de talento

Hay más contratos firmados por residentes en la demarcación para trabajar fuera de ella que fichajes de otras provincias para acudir a centros de trabajo emplazados aquí

28 octubre 2019 10:10 | Actualizado a 28 octubre 2019 10:32
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De los 329.731 contratos laborales firmados en 2018 en el Camp de Tarragona y Terres de l’Ebre, un 12,85% tuvieron como protagonistas a personas que residían fuera de la demarcación de Tarragona, según la última edición del informe Datos Básicos de Movilidad elaborado por el Servicio Público de Empleo Estatal (Sepe). Es decir, 42.386 contratos con centro de trabajo en las comarcas del sur de Catalunya pero residencia fuera de ellas.

En el lado opuesto, residentes en la demarcación de Tarragona firmaron 74.856 contratos laborales con centros de trabajo fuera de los límites provinciales, lo que implica una tasa de salida del 20,67%, cuando se suman los contratos en los que coincide residencia con centro de trabajo y los que tienen el centro de trabajo fuera de los límites del Camp de Tarragona y Terres de l’Ebre.

El resultado es un saldo negativo de 32.470 contratos, una vez hecha la diferencia entre los los 74.856 que salen y los 42.386 que entran. En términos absolutos, la cuarta demarcación del Estado con el saldo negativo más abultado, solo superada por Cádiz (-71.047 contratos), Toledo (-45.824) y Alicante (-40.463).

Ferran Mañé, profesor e investigador del departamento de Economía de la Universitat Rovira i Virgili (URV), destaca que, si bien no se puede hacer una correlación entre contratos y personas (hay perfiles profesionales que encadenan múltiples contratos a lo largo de un mismo año) ni tampoco saber cuántos de los residentes en una demarcación distinta a la de su centro de trabajo terminan trasladando su lugar de residencia y cuántos engrosan el colectivo de commuters (personas que recorren distancias considerables a diario para acudir a su lugar de trabajo), «lo cierto es que hay una movilidad creciente, y es una tendencia que va en aumento».

Como ejemplo pone los registros de la demarcación de Barcelona que, contrariamente a lo que sucede en Tarragona, es un importante captador en estos movimientos laborales. De los algo más de 150.000 contratos con lugar de residencia fuera de las comarcas de Barcelona que había en 2013 se pasó, coincidiendo con la recuperación económica, a los 285.048 contratos de 2018, lo que arroja un saldo positivo para esta demarcación de 109.768 contratos.

Por contra, en este mismo periodo, las contrataciones que se contabilizan como entradas apenas se han movido en la demarcación de Tarragona de algo menos de las 40.000 hasta las 42.386 con que cerró 2018, mientras las ‘salidas’ (contratos para residentes en la demarcación de Tarragona cuyo centro de trabajo se encuentra fuera de sus fronteras) pasaron de estar también en torno a las 40.000 en 2013 a alcanzar las 74.856 al cierre de 2018.

Baja atracción de talento

Ahí es donde está una de las claves en lo que podría ser un déficit de la demarcación de Tarragona para atraer talento. «Lo que diferencia a la provincia de Tarragona de otras es que, mientras las otras provincias aumentan la atracción de trabajadores, la de Tarragona no lo hace», analiza Ferran Mañé.

Mientras los indicadores absolutos de las ‘entradas’ se mantenían prácticamente sin moverse a lo largo de estos últimos años en la demarcación de Tarragona, en el resto de Catalunya crecían a menor ritmo que en Barcelona, pero de forma acompasada al crecimiento de sus ‘salidas’.

«Eso es debido -prosigue este investigador de la URV- a que la provincia de Tarragona ha tenido una salida de la crisis más lenta y con menos dinamismo que las otras». Aunque añade un punto de prudencia a su comentario: «Está claro que en este sentido hay una menor capacidad de atraer trabajadores de fuera, pero otra explicación también podría ser que [en la demarcación de Tarragona] ya tengamos los trabajadores que necesitamos».

Una hipótesis, esta última, que encaja mal con los reiterados lamentos de sectores como el industrial, donde la dificultad por hacerse con determinados perfiles profesionales ha llevado por ejemplo a que las comarcas de Tarragona liderasen la FP Dual en Catalunya.

Barcelona capta y envía

¿Dónde están los centros de trabajo en los contratos firmados por residentes en la demarcación de Tarragona que implican movilidad interprovincial? De forma abrumadora, Barcelona es la respuesta. Un total de 45.034 contratos de los 74.856 con centro de trabajo fuera de la demarcación tenían su centro de trabajo en Barcelona. Es decir, el 60%.

La explicación, según Ferran Mañé, profesor de Economía de la URV, es que -igual que sucede también con Madrid, el otro gran captador de talento en el Estado, con un saldo positivo y al alza entre los contratos de la gente que entra y los de la que sale- «en Barcelona hay más gente que puede trabajar de lo que quiere, y ahí tienen más oportunidades para ello». 

Al otro lado, un 39,54% de los contratos que ‘entran’ desde fuera en la provincia de Tarragona fueron firmados por residentes en Barcelona. También aquí esta demarcación lidera el ranking y aporta el grupo más numeroso, seguida a mucha distancia por Castelló, con 4.115 contratos firmados por residentes en esta provincia que limita al sur con Terres de l’Ebre.

¿Qué perfiles profesionales son los que buscan oportunidades laborales fuera de la demarcación de Tarragona, y a la inversa? Para empezar, no hay perfil en el que el saldo entre los que entran y los que salen no sea negativo. En todos los casos hay más salidas que entradas, con lo cual se confirma ese éxodo de talento local hacia otras demarcaciones, atraído especialmente por la oferta laboral de Barcelona.

Dicho esto, «hay una movilidad creciente -explica Ferran Mañé, de la URV- asociada a dos extremos». Por un lado se encuentran aquellos perfiles con estudios primarios (23.928 contratos que ‘salen’ frente a 17.321 que ‘entran’) o con educación secundaria obligatoria (22.156 ‘entran’ y 10.645 ‘salen’). Por el otro, los ciclos formativos (11.521 ‘salen’ y apenas 5.439 ‘entran’) y los titulados superiores (7.636 ‘salen’ y 4.360 ‘entran’).

Y, aunque las cifras absolutas son aquí importantes, no lo son menos las relativas. La tasa de salida es el indicador que nos da la medida de cómo se está produciendo esta fuga de talento, y confirma esos dos extremos a los que alude Mañé.

Se trata de ver, una vez sumados los contratos que permanecen en la demarcación con los que salen, de ver qué porcentaje de ese total son contratos que ‘salen’ de nuestro territorio. Lideran el ranking los titulados superiores, con una tasa de salida del 25,14%, seguidos por los estudios primarios, cuya tasa de salida se situó en la demarcación de Tarragona en el año 2018 en un 23,95%.

Bachillerato (una tasa de salida del 22,79%), estudios secundarios (18,7%) y ciclos formativos (16,1%) cierran la lista. Ninguna de las tasas de entrada en estos perfiles es suficiente para compensar estas salidas. Una tasa de entrada del 19,1% entre los titulados superiores frente a ese 25,14% en que se sitúa la tasa de salida confirma que la fuga de talento es real. 

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