¿Un crédito para irnos de vacaciones?

Los créditos rápidos, con importes de 200 a 400 euros,  hacen su agosto en estas fechas: pero ni son fáciles ni son baratos

16 julio 2018 15:46 | Actualizado a 23 julio 2018 15:08
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Todo son facilidades. Cuatro datos personales, un papeleo que para qué vamos a ponernos a leer, una firmita ahí o un clic en el botón de aceptar del móvil... y dinero fresco para lo que queramos, sin explicaciones ni historias. Ya podemos darnos ese capricho. Que es verano y nos lo merecemos. ¿Suena a pésima idea? Porque probablemente lo sea.

«En verano llega la campaña de los préstamos», explica Enric Vendrell, portavoz de la asociación de usuarios de servicios financieros Aicec-Adicae. Y no ahorra críticas. ¿Es todo tan frívolo e irresponsable como en la caricatura que precede a estas líneas? Ni mucho menos, aunque algo de ello hay. La recuperación económica ha mutado el perfil del solicitante de créditos rápidos, que en esta asociación de consumidores prefieren denominar como «créditos fáciles», especificando que de fáciles sólo tienen la fachada. Porque pueden ser una trampa muy potente.

Si en los años más duros de la Gran Recesión el grueso de los solicitantes de este tipo de préstamos de bajo importe (entre 200 y 400 euros suelen ser cantidades habituales) eran personas con muchas necesidades, que acudían a estos prestamistas como último recurso para cubrir la cuota de la hipoteca o para llenar la nevera, ahora se ha apuntado un perfil más hedonista, o con problemas financieros de otra índole, con nuevos fenómenos como el juego y las apuestas online.

Crédito al consumo

Un crédito al consumo es una categoría de préstamo personal que cuenta con una regulación que da a los consumidores una protección especial. La ‘Ley 16/2011 de 24 junio de Contratos de crédito al consumo’ se aplica a los contratos en los que la entidad financiera, regulada y supervisada por el Banco de España, concede un crédito a un consumidor para sus necesidades personales y por un importe superior a 200 euros e inferior a 75.000 euros.

  • Lee y compara: Presta atención a la publicidad y a la información entregada por la entidad antes de asumir ninguna obligación, y compara las distintas ofertas.
  • Pide más información: La entidad deberá darte las explicaciones adecuadas para que puedas evaluar si la oferta se ajusta a tus necesidades y situación financiera. 
  • Si te lo vuelves a pensar, échate atrás: Una vez cerrado el contrato, puedes desistir del mismo en un plazo de 14 días naturales desde su firma, sin que sea necesaria ninguna justificación y sin penalización.

Crédito rápido

Los créditos rápidos son préstamos o créditos que se caracterizan por la rapidez en su concesión, si bien a un precio que suele ser superior a otras operaciones de financiación. Con nuestro DNI, nómina, algún recibo, los datos de una cuenta y rellenando un sencillo formulario podemos solicitar este tipo de créditos. Las empresas que conceden este tipo de créditos no están reguladas ni supervisadas por el Banco de España, y los importes prestados suelen ser bajos.

  • Sin garantías: Suelen ser concedidos de forma inmediata, a través de internet o por teléfono, sin que prácticamente se requiera documentación a la persona que lo solicita, quien en muchos casos no cuenta con recursos o garantías para acceder a la financiación de entidades bancarias y se ve abocada a estos productos.
  • Elevadas comisiones: Han de devolverse en muy poco tiempo, a un tipo de interés muy alto y con elevadas comisiones que dan lugar a una TAE también por las nubes. 
  • Más que la cuota: Más allá de la cuota, es importante ser consciente del total que vamos a pagar.

A diferencia de los créditos al consumo, vinculados siempre a una finalidad (financiar la compra de un electrodoméstico, de un automóvil...) y concedidos por entidades financieras supervisadas por el Banco de España, que fija las condiciones y vigila su cumplimiento, las empresas que se dedican a los créditos rápidos no cuentan con registro ni supervisión alguna por parte del Banco de España. Para préstamos inferiores a los 3.000 euros, no es necesaria ficha bancaria alguna, y cualquiera puede dedicarse a prestar dinero si declara su actividad y paga sus autónomos o su impuesto de Sociedades.

"Lo que buscan es dar préstamos fáciles con la voluntad de que tú no pagues" (Enric Vendrell, Aicec-Adicae)

¿Sin supervisión alguna? No. En estos casos, son los organismos autonómicos de consumo los encargados de supervisar, r ecoger denuncias y reclamaciones, actuar de oficio y sancionar. Es el caso de la Agència Catalana de Consum, dependiente de la Generalitat de Catalunya, que entre enero y principios de julio de este año lleva atendidas 6 denuncias y 124 reclamaciones, y acumula 14 actuaciones y 8 sanciones relacionadas con empresas dedicadas a la concesión de créditos rápidos.

«La mayoría de las multas -explica Montserrat Ribera, directora de la Agència Catalana de Consum- son por TAEs abusivas, que sobrepasan 2,5 ó 3 veces el interés legal, y que cuando te reclaman un impago, el importe de la morosidad es muy alto».

"La mayoría de las multas son por TAEs abusivas, que sobrepasan 2,5 ó 3 veces el interés legal" (Montserrat Ribera, Agència Catalana de Consum)

Es precisamente en estos intereses de demora (por impago de una cuota) donde muchas de estas empresas hacen caja. Aicec-Adicae va más allá, y habla directamente de una estrategia deliberada para provocar el impago y aprovecharse de él. «Lo que buscan -denuncia Enric Vendrell, portavoz de esta asociación- es dar préstamos fáciles con la voluntad de que tú no pagues, aprovechándose de circunstancias como las vacaciones», que añaden presión a determinados perfiles de población para acudir a estos préstamos.

«Hemos llegado a ver tipos de interés por impago de hasta el 4.000%», prosigue Vendrell. «Consiguen convertir una deuda de 400 euros en una de 4.000 euros, que luego venden a un fondo buitre, que te reclamará esos 4.000 euros». ¿Dónde está el negocio? Si alguien no puede devolver 400 euros, ¿cómo va a hacerlo con 4.000? «Porque te refinancian la deuda y, en lugar de 4.000 euros, te la dejan en 2.000 euros, con una cuota de 20 euros al mes que quizás sí puedas asumir. Es aprovecharse de la vulnerabilidad de la gente», remacha Vendrell.

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