¿Y si nos toca la Lotería?

Si la suerte ha caído de tu lado, es un buen momento para plantear si merece la pena aprovechar esa inyección extra de liquidez para reducir cualquier deuda o préstamo contraido

21 diciembre 2019 09:50 | Actualizado a 22 diciembre 2019 13:45
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A esta hora quizá estés comprobando si alguno de tus décimos de la Lotería de Navidad ha resultado premiado. Si no has sido uno de los afortunados, no te preocupes que todavía quedan oportunidades en la Grossa de final de año y en el Sorteo del Niño el día de Reyes.

Pero si la suerte ha caído de tu lado, igual que si recibes una gran cantidad extraordinaria de dinero procedente de una donación, herencia o algún otro tipo de premio, conviene recordar algunos consejos básicos para trazar una estrategia de planificación financiera en el largo plazo, que te permita preservar tu capital y obtener las mejores rentabilidades, según tu perfil de inversión, objetivos personales y horizonte temporal. 

Lo primero de todo es mantener la calma, ser discretos y no tomar ninguna decisión precipitada. Es importante compulsar el boleto premiado ante notario y dirigirnos a una entidad bancaria concertada, teniendo en cuenta que, si el décimo premiado es compartido, tenemos la obligación de demostrarlo, puesto que de lo contrario la transferencia de dinero como donación no estará exenta del Impuesto de Donaciones y Sucesiones.

¿Qué podemos hacer con nuestro premio? En primer lugar, ahorrar para la jubilación. Tenemos que empezar a asumir que la insostenibilidad del sistema de pensiones provocará una reducción progresiva de nuestra pensión pública en las próximas décadas, por lo que resulta más que necesario complementar ese importe si queremos mantener nuestro poder adquisitivo cuando dejemos de trabajar. Un premio de Lotería puede ser la mejor excusa para abrir un plan de pensiones o algún otro de los productos diseñados para completar la jubilación (PPA, PIAS o seguros de vida de ahorro) e ir realizando aportaciones periódicas. 

No obstante, lo fundamental para gestionar de la mejor forma la vida financiera de un premio es contar con el apoyo de un asesor financiero que nos pueda ayudar a planificar nuestras inversiones en el largo plazo y realizar un seguimiento continuo para realizar los cambios que sean oportunos en cada momento, dependiendo de las circunstancias personales y de la situación de los mercados.

Tengamos claro que los productos perfectos, que ofrecen máximas rentabilidades sin apenas riesgos, no existen, y menos en el entorno actual de tipos bajos, pero sí podemos encontrar múltiples alternativas para maximizar nuestro capital a través de los fondos de inversión, un buen vehículo gracias a sus numerosas ventajas como la diversificación, la fiscalidad, que permite traspasar el dinero más las ganancias de un fondo a otro sin tener que pagar, la seguridad, la liquidez y la gestión profesional.

En todo caso, es fundamental contar con un sistema de seguimiento y evaluación que permita tomar decisiones adecuadas en cada momento, teniendo en cuenta factores como los cambios en los mercados, subidas de tipos de interés, cambios en nuestras circunstancias personales, etc. 
Además de darnos algún que otro capricho, también es un buen momento para plantearnos si merece la pena aprovechar esa inyección extra de liquidez para reducir cualquier deuda o préstamo contraído y, en caso afirmativo, si es mejor amortizarlo en cuota o en tiempo.

Existen numerosas variables para tomar una decisión de tal calibre, por lo que resultará necesario consultar con nuestro asesor. Por poner un ejemplo, si nuestra hipoteca está negociada a tipos muy bajos y la rentabilidad que podemos lograr con la inversión en determinados productos es superior, no merecerá la pena, así como en aquellos supuestos en los que los gastos de cancelación o las comisiones de nuestro préstamo sean muy elevadas.

Un premio de la Lotería supone un magnífico motivo de celebración con familiares y amigos y una oportunidad para cumplir algunos objetivos financieros, pero también una gran responsabilidad y un ejercicio de planificación financiera para evitar que una mala gestión nos salga muy cara y nos pueda acarrear problemas añadidos en el futuro.

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