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Cómo no ser unos analfabetos en STEM nos hará mejores profesionales

Chelo Fernández, Head of Observatory en la Fundació Mobile World Capital Barcelona, compartió en Reus sus reflexiones sobre la alfabetización científico-tecnológica

20 noviembre 2023 10:40 | Actualizado a 20 noviembre 2023 10:42
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Ser unos analfabetos en cualquiera de las disciplinas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés) no nos va a ayudar profesionalmente. Por contra, «si tienes el kit de herramientas proporcionado por las STEM, con una alfabetización inclusiva, hagas lo que hagas serás mejor profesional».

Fue la conclusión con la que Chelo Fernández, Head of Observatory en la Fundació Mobile World Capital Barcelona, cerraba esta semana su intervención en el marco de la jornada Woman in Tech organizada en Reus por el Clúster TIC Catalunya Sud. A título personal, esta ingeniera de Telecomunicaciones compartió algunas reflexiones acerca de la importancia de romper esa frontera de tópicos y prejuicios que persiste entre ‘lo de letras’ y ‘lo de ciencias’.

En un momento en el que las nuevas disrupciones tecnológicas exigen perfiles más transversales y humanísticos que nunca, con disciplinas como la Filosofía o la Ética entrando con fuerza en cuestiones como la Inteligencia Artificial generativa, Chelo Fernández defiende «eliminar la frontera de que lo científico y tecnológico no es humanista» y hacer entender que, con esa capa de alfabetización STEM, nos puede ir mucho mejor en nuestras vidas profesionales, aunque no vayamos a ganarnos la vida analizando muestras en un laboratorio o programando código frente a una pantalla.

Ni que sea por puro egoísmo, esa alfabetización científico-tecnológica es esencial para ayudarnos a desarrollar una serie de competencias como el pensamiento crítico, la comunicación, la cooperación y la creatividad, fundamentales hoy en nuestra sociedad (y, por supuesto, en el mercado laboral). Competencias que el método científico, por ejemplo, contribuye a fortalecer.

Pero, para obtener resultados, se debe empezar pronto. Tanto como antes de los siete años. Algo que, según relata Chelo Fernández, hoy no se está haciendo: «Hoy en día, en la escuela, a los niños y las niñas se les empieza a hablar de las STEM a partir de quinto de primaria, cuando tienen diez años. Pero en el imaginario de un niño o una niña, todo lo que no se le haya presentado antes de los seis o siete años, no existe. Aquí tenemos un gran handicap».

«Hay que eliminar la frontera de que lo científico y tecnológico no es humanista»

«En las escuelas no hay un sentido de urgencia sobre la importancia de las STEM», prosigue Chelo Fernández, que señala que a menudo se tacha a sus defensores de seguir «una moda educativa» o «una especie de adoctrinamiento», sin llegar a comprender las consecuencias de este inmobilismo, que en el caso de las niñas es especialmente lesivo, con «unas cifras actuales de mujeres que quieren hacer STEM mínimas».

Aquí es donde entra en juego la alfabetización en STEM. No solo de esas niñas y niños, sino también de sus padres y sus docentes. Citando a Digna Couso, investigadora educativa de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), Chelo Fernández explica que «el primer paso es alfabetizar a los padres, explicando las ventajas que tienen las STEM para sus hijos».

«Es hacer entender -prosigue- la importancia de que, en la estructura mental que su hijo tenga para afrontar retos complejos, cuente con el kit de herramientas que le proporcionan las STEM, diferenciando causa-efecto, valorando pros y contras, intuyendo las contradicciones...».

El segundo punto de partida es «trabajar el posicionamiento positivo», explica Chelo Fernández, que admite que «la comunicación no se nos da bien» y propone «ir a hablar su idioma, donde toca, dejando ‘el cómo’ en manos de la gente de comunicación y márketing».

Dicho lo cual, «para influir en el posicionamiento STEM intervienen diversas variables (intereses, aspiraciones, capacidad, percepción de capacidad, identidad), y una de ellas es muy emocional: la capacidad no es más importante que la percepción que uno tiene de sí mismo». De nuevo aquí, nuestras acciones como adultos tienen consecuencias, y soltar un ‘esto no es para ti’, explica Chelo Fernández, no es inocuo.

«No existe un posicionamiento STEM estándar -resume-, sino que se trata de un conjunto de variables que se inclinan de manera diferente en cada niño y niña, y eso es responsabilidad de las escuelas, de las familias y de la sociedad en su conjunto».

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