‘Intrépidos’ de la economía colaborativa

Poner en contacto a los propietarios de un terreno cultivable con personas que quieran plantar en un huerto y no tienen posibilidades de hacerlo. Facilitar el uso compartido de vehículos entre particulares de forma regular para reducir el tráfico rodado en los centros urbanos. O apostar por la movilidad urbana descarbonizada, mediante una infraestructura de estaciones de carga de vehículos eléctricos con acumulación mediante baterías reutilizables.

Estos son tres claros ejemplos de que la economía colaborativa es posible. Alberto Montiel (Leverkusen, Alemania, 1964)) y David Domènech (Tarragona, 1987) lo tenían muy claro. Por eso, hace un par de años se embarcaron en la aventura de crear la Associació Innovació i Progrés, nombre con el que la entidad se registró con sede social en Tamarit, a pesar de que es conocida como ‘Intrèpids’. La inquietud que les llevó a tirar adelante la asociación, tal y como explica Montiel, se basaba en que «pensamos que mantener una calidad de vida digna y saludable es viable sin necesidad de apurar más los ecosistemas, pagar más impuestos o trabajar más horas».

Por eso, ‘Intrèpids’ nació con «el objetivo de apoyar e impulsar proyectos innovadores pero de impacto social, por eso es imprescindible crear y reforzar una red de personas e interacciones, porque son las personas, con sus conocimientos, voluntad y visión, lo que marca la diferencia», explica el presidente de la asociación.

Entender esta teoría es bien sencillo si lo hacemos a través de ejemplos concretos. Plataformas como ‘Intrèpids’ convierten «un pasivo, como un vehículo infrautilizado, una habitación libre o un terreno no cultivado, en un activo que genera ingresos. De modo que se puede pagar solo o, incluso, generar un beneficio, a la vez que su uso es más económico para el usuario».

Tras la puesta en marcha de los proyectos ‘Urban Resilience’ (una infraestructura de estaciones de recarga de vehículos eléctricos) y ‘Arribo’ (uso compartido de vehículos), ‘Intrèpids’ está centrando todo su esfuerzo en estos momentos en el proyecto ‘Huertos compartidos’. ¿Por qué? Pues, tal y como comenta Alberto Montiel, «si el alojamiento y el transporte son importantes, la alimentación es fundamental. ‘Huertos compartidos’ no es una idea nuestra, sino que la recuperamos de un viejo proyecto (discontinuo), con el beneplácito de su creador original».

Pero, además del servicio de intercambio entre el propietario del terreno con la persona que quiere cultivarlo, ‘Huertos compartidos’ pretende «llegar a ofrecer ayuda para rentabilizar pequeñas fincas, convirtiéndolas a la agricultura regenerativa, vender créditos de carbono o poder ofrecer el excedente de productos mediante una plataforma digital, entre otros», comenta Alberto Montiel.

Este es el último proyecto que ha nacido de la mano de ‘Intrèpids’, pero seguro que llegarán muchos más si tenemos en cuenta que su impulso tiene el sello de Alberto Montiel –que se autodefine como «un antisistema civilizado y educado e increíblemente optimista»–, y de David Domènech, una persona «con un talento innato para las relaciones públicas, conectando a gente de distintos ámbitos y disciplinas», tal y como lo define el propio Montiel.