Una estrategia de I+D+i es cuestionarse y mirarse internamente, con una visión crítica para identificar mejoras y tener el valor de llevarlas a cabo. Es entender que la mejora debe ser continua dentro de la empresa para evitar llegar a un plateau de innovación, en el que no hay crecimiento ni decrecimiento, tanto a nivel operativo como comercial. Desde ahí es complicado competir y mantenerse en la vanguardia tecnológica.
Esto es relevante para las empresas del sector turismo, para consolidar su recuperación. El turismo de Cataluña representa el primer lugar en llegadas de turistas internacionales a las comunidades autónomas dentro del Estado español, con casi 15 millones de turistas en el 2022, un gasto solo un 5,3% inferior al del 2019 y una masa laboral turística de 2,4 millones de puestos de trabajo en el 2022 para España y 280 mil puestos en Cataluña.
Esta inversión en innovación tiene su nivel de complejidad, toma tiempo involucrar a las personas adecuadas y hacer planteamientos de mejora correctos. Por ello es interesante para las empresas, identificar socios tecnológicos locales con quienes llevar a cabo proyectos de I+D+i.
En este escenario, las empresas del sector turismo tienen un reto muy particular que no comparten otros sectores. Deben identificar, atraer, entender y ofrecer soluciones a un cliente cambiante, de distintas partes del mundo, a lo largo de cada estación del año, con gustos y necesidades específicas y con la complejidad de la personalidad y motivaciones diversas del viajero.
Este reto para las empresas de la cadena de valor turística, ya sea la movilidad aérea, marítima o terrestre, los alojamientos turísticos, hoteles, campings, apartamentos, resorts, restaurantes, empresas de desarrollo de software turísticos, museos, atracciones turísticas, entre otras, se presenta de distintas formas como, por ejemplo, la simplificación de la digitalización del proceso de viaje, la ampliación de la autonomía del viajero para consumir servicios turísticos, la personalización dependiendo del perfil de viajero, la propuesta de soluciones sostenibles de movilidad, alojamiento y consumo, la ciberseguridad de los sistemas, en definitiva, todas relacionadas con la mejora de la experiencia en todas sus aristas y posibilidades.
Desde el punto de vista de la sostenibilidad, es clave, por ejemplo, que los alojamientos turísticos mejoren su circularidad, es decir, cómo gestionan y consumen su agua, energía, alimentos y recursos (plástico, papel, envases, entre otros) a lo largo del año en las distintas áreas. Con el estudio de las opciones de aplicación de la economía circular, es posible proponer iniciativas, tecnologías y acciones que el establecimiento priorice implementar para mejorar su nivel de circularidad.
Para plataformas de servicios turísticos que ofrecen información de destinos, puntos de interés, rutas y eventos, entre otros, resulta interesante la innovación en materia de algoritmos para dar una mejor recomendación a los viajeros dependiendo de sus gustos y perfil. En esta línea, un caso real podría ser recomendar una ruta modernista, gratuita, para una familia de cuatro personas, en un radio de 1 km a la redonda dentro de una ciudad.
Las aerolíneas tendrán que definir su estrategia frente a los nuevos escenarios digitales de consumo de contenido e interacción entre usuarios, como metaversos y NFTs, para entender cómo posicionarse y qué ofrecer en estas nuevas formas de consumo en los siguientes años.
En definitiva, se trata de comprender el mercado, conocer al cliente, identificar oportunidades y retos que generan las nuevas tecnologías, e incluir, en la estrategia empresarial, un apartado para la I+D+i para explorar y llevar a cabo proyectos que mejoren la competitividad de la empresa.
Rolando García San Vicente es responsable de Desarrollo de Negocio en el sector Turismo del centro tecnológico Eurecat