La transformación sistémica, la clave de la digitalización

La aceleración de cambio en la que estamos inmersos no nos deja momentos para la reflexión en clave estratégica. Es más, si somos capaces de definir unos ejes claros de trabajo probablemente en cuestión de meses estarán obsoletos. Como dijo Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del World Economic Forum: «en el nuevo mundo no será el pez grande el que se comerá al pequeño, sino que será el rápido el que se comerá al lento».

La pandemia es un claro ejemplo. Los estudios demuestran que se ha acelerado por cinco la transformación digital de las empresas. Las empresas que no sean capaces de generar mecanismos internos para afrontar la innovación tecnológica, sistemáticamente colaborando con su ecosistema, no podrán ser competitivas en este entorno.

Así pues, ¿cómo podemos iniciar un proceso de transformación en un entorno hostil y sin capacidad de reacción? En mi opinión, lo más importante es centrar y focalizar los esfuerzos en cuatro ejes de trabajo principales: cultura, estrategia, innovación y talento.

En primer lugar, tenemos que ser conscientes de que el proceso de transformación requerirá redefinir el modelo organizativo y cambiar la cultura de la empresa. Tenemos que ser capaces de desarrollar un modelo basado en el conocimiento y en las personas. Para ello es clave eliminar barreras vinculadas a los procesos organizativos y empoderar a los profesionales para que puedan tomar decisiones de una forma más ágil con el apoyo y la confianza de los directivos de la empresa.

En segundo lugar, necesitamos procesos más ágiles y flexibles. Debemos acelerar la exploración de oportunidades de mercado y ser capaces de desarrollar y producir nuevos productos y servicios de una forma mucho más rápida. Adaptar internamente metodologías como el Design Thinking para entender a nuestros clientes, el Lean Start Up para acelerar la creación de nuevos modelos de negocio y metodologías Agile para gestionar su implantación, nos puede ayudar en el proceso de digitalización.

También es muy importante que además de gestionar el proceso de transformación, podamos potenciar los procesos de innovación. Es lo que el investigador L. Tushman llamó en un artículo en la Harvard Business Review «organizaciones ambidextras». Son las organizaciones capaces de gestionar esta dualidad operativa y que destinan recursos a mantener su operativa actual mientras exploran sistemáticamente nuevos modelos de negocio. Según Tushman, este tipo de organizaciones tienen mejores resultados.

En cuarto punto, el talento, debería ser la piedra angular de la organización. Necesitamos talento digital capaz de entender los nuevos modelos y poder explorar nuevas oportunidades, al mismo tiempo que potenciamos sus fortalezas.

Y, por último, permitidme hacer referencia a la voluntad de inversión. Tener capacidad para hacerlo no implica asumir riesgos y apostar por el cambio. De hecho, son muchas las empresas que llegan a generar proyectos con cierto grado de disrupción y que frenan el proceso por una mala gestión de su cartera de proyectos de innovación y del riesgo. Sin inversión, nos quedaremos atrapados en el bucle infinito de la mejora continua.

En conclusión, después de todo lo que ha pasado no podemos realizar afirmaciones sobre cómo evolucionará la digitalización los próximos cinco años, pero lo que está claro es que seguiremos viendo cómo surgen nuevos modelos de negocio basados en plataforma y algunas tecnologías como el Metaverso, los NFTs y la descentralización de internet reconfigurarán las cadenas de valor y generarán nuevas oportunidades solo para aquellas organizaciones que hayan creado los mecanismos para adaptarse al cambio de forma continua.