Predicciones

Poco a poco he ido abandonado mi afición a las predicciones -normalmente catastrofistas- que oímos y vemos continuamente en los medios de comunicación. Si hace ya 5 años que desconecté de muchas de mis actividades informativas para poder estar cuerdo, ahora me ensaño contra la capacidad inaudita que tiene la gente para imaginar qué podría pasar si...

Entiendo que todos tengamos que ser conscientes del futuro y debamos hacer planes para que funcione lo mejor posible. Siempre he tenido muy en cuenta que, por ejemplo, en la selección de personas, un error puede causar pérdidas enormes de tiempo y dinero además de disgustos y depresiones. Si no se prepara uno y se contrata al azar, se tienen grandes posibilidades de que salga mal. Nosotros en BBDO calculamos que tardábamos dos años en tomar la decisión de prescindir de alguien que no cumplía ostensiblemente las expectativas. ¡Dos años!

Mi distanciamiento de la realidad que se nos presenta me permite estar más atento a lo que se cumple y a lo que no. Puedo asegurarles que, en la mayoría de las ocasiones, la respuesta es un no rotundo. Y en muy pocas, algo parecido a lo dicho se cumple. El miedo es un fator con el que nos están bombardeando constantemente. Miedo a enfermedades, a invasiones y guerras nucleares, a las subidas de los precios de los combustibles y el frío que pasarán los alemanes sin el gas ruso... ¿Recuerdan la necesidad de llenar la casa de comida al principio del COVID? ¿O la falta de cubitos de hielo este verano pasado que parecía el fin del mundo?

El periodismo basado en las noticias trágicas, espeluznantes y tremendistas está creando una sociedad llena de prevenciones y miedos que es incapaz de mover un dedo en conta de las situaciones que realmente deberíamos denunciar.

Hay tanta incertidumbre que parece que nunca hayamos vivido peores momentos que los actuales. Sin ir más lejos, uno de mis hijos me anunció el otro día que ya ha llegado la tercera guerra mundial. Lo único que pude decirle es que, de momento, no es así y le recordé que estábamos comiendo en un restaurante estupendo y disfrutando de un clima maravilloso.

Lo que les estoy diciendo, nada tiene que ver con vivir a salto de mata, pero sí para tener muy en cuenta el presente y dejar aparcados el pasado y el futuro. ¿Hay que pensar en ellos? Evidentementemente, pero a pequeñas dosis porque quienes avanzan de verdad son quienes una vez han pensado la dirección apropiada que quieren tomar, se concentran en que cada segundo obedezca a lo que viene.

Estar disponible para los demás debería ser nuestra prioridad y si estamos asustados y apesadumbrados por un futuro que nos pintan negrísimo, es posible que nos bloqueemos y no podamos acoger a una familia huida de Ucrania, a una niña de Mali o a un sobrino que nos necesita.

Hemos oído que Rusia acaba de varar un submarino enorme (180 metros de largo) y es la gran amenaza de guerra nuclear. Yo, al oírlo ayer de pasada me pregunté: ¿y dónde están los demás submarinos nucleares de ese país en guerra con Ucrania? ¿No será que navegan ya hace mucho tiempo por la zona en litigio? Y la armada rusa, ¿está amarrada en los puertos de Semorovosk, Vladivostok, Sebastropol, Kronstadt o Astrakan? ¿Por qué pues, una noticia que se publica en Italia genera tanto revuelo?

Parece que la necesidad de vender se ha impuesto a la cordura y hemos convertido las calles de las ciudades en un auténtico peligro cuando los índices de robos y criminalidad bajan, la pobreza en una amenaza mundial cuando las zonas de pobreza van haciéndose cada vez más pequeñas (India ha pasado del 54,88% de pobreza en 1973-74 al 21,92% en 2012 y bajando en picado, menos de la mitad en 40 años. En China, de una tasa del 66,30% al 0,10% en 29 años).

Nunca hemos estado mejor y ¿por qué eso no nos llena de felicidad? ¿Porque la mayoría de ustedes creen que lo que digo es solo parte del problema y que el mundo se está estrellando? Piénsenlo porque vale la pena alegrarse y dar gracias continuamente por estar viviendo en un mundo que mejora en vez de vivir destrozados en un mundo que naufraga.

La primera opción es la buena y, si alguno de ustedes cree en ello, ármense de datos y vayan vendiendo lo que hemos conseguido y nieguen las predicciones hasta que no se conviertan en certezas. Serán mucho más felices y los demás lo vamos a notar. Y si somos muchos quienes lo notamos, entonces sí podremos decir que tenemos un mundo mejor.

Los préstamos hipotecarios para la adquisición de viviendas aumentaron en agosto un 21% interanual en Catalunya en relación con el mismo mes del año anterior, alcanzando las 3.934 operaciones, según muestran los datos del Observatorio del Col·legi Notarial de Catalunya, ocho puntos por encima de la media interanual española, con un aumento de un 13%.

Xavier Oliver, profesor del IESE Business School