Un pie en Barcelona

El libro The World is Flat (La Tierra es plana) va a cumplir dieciocho años. Se publicó en 2005, cuando internet y la globalización se acababan de consolidar como fenómenos universales de gran impacto. La teoría de Thomas Friedman se puede resumir en una sola idea: ya no importa dónde estés, el mundo es un gran terreno de juego y un ordenador con acceso a internet da a todos el mismo acceso y las mismas posibilidades.

Es una simplificación, el libro sigue estando cargado de ideas interesantes, pero casi dos décadas después la geografía continúa teniendo una gran importancia económica. El mundo no es plano y Cataluña tampoco.

El contexto importa. Basta con darse cuenta de que las ciudades son cien veces más dinámicas que los pueblos y las grandes ciudades son cien veces más dinámicas que las ciudades medianas. Las ideas son el motor del mundo y funcionan por agregación y cinética.

Como bolas de billar, necesitan chocar unas contra otras para generar más y mejores ideas. Cuantas más personas más ideas, cuantos más foros, empresas, plazas, congresos y universidades, más y mejores ideas. Cuantas más ideas más ambición y cuanta más ambición más dinamismo. Una conexión a internet puede acercarnos a grandes debates, ideas y proyectos desde cualquier rincón, pero no puede sustituir la presencia física y la inmersión en la realidad de un contexto vibrante.

Este no es un artículo teórico, es una alerta práctica. Si lo de arriba es cierto, y lo es, el contexto de ciudades medianas como Reus, Tarragona o Tortosa, siempre será más pobre en ambición, generación de ideas y creación de proyectos que una capital europea como Barcelona.

Dinamizar la Catalunya Sud, teniendo en cuenta esta dinámica, pasa por aprobar dos asignaturas en las que la región sigue sacando una nota entre mala y pésima: consolidarse como región metropolitana y hacerse mucho más presente en la gran ciudad que tenemos justo al lado.

Construir de una vez la ciudad metropolitana que se dibuja en el triángulo Cambrils-Reus-Tarragona permitiría dotar la región de una capital con la energía de una ciudad que tiende al medio millón de habitantes. El retraso es injustificable. Consolidar una dinámica metropolitana permitiría subir el techo de ambición de la Catalunya Sud de un plumazo, dotándola de una dinamo potente que ya está ahí pero que por pura desidia no hemos sido capaces de conectar para que funcione.

Barcelona no es una ciudad rival, Barcelona es una suerte. Contar con una gran capital europea a poco más de una hora de Reus y Tarragona nos permite estar a sesenta minutos de un espacio que compite en dinamismo con los grandes del mundo.

Desde la empresa, la cultura, la universidad o el tercer sector, es fundamental estar conectados con Barcelona para estarlo con las ideas, los proyectos y la ambición del momento. Los profesionales de la economía creativa y los directivos que no estén en Barcelona algunos días al mes están haciendo algo mal. Sin excusas.

Vivir y trabajar en la Catalunya Sud, tener un pie en Barcelona y los ojos en el mundo.

Marc Arza, CEO Startsud Studio