El ‘bitcoin’, el nuevo tragaperras del siglo XXI

Una fiebre que parece no tener límites. La criptomoneda llegó a cotizar ayer por encima de los 18.900 euros 

17 diciembre 2017 18:45 | Actualizado a 17 diciembre 2017 18:46
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Los cantos de sirena del dinero fácil están atrapando a los ciudadanos de a pie, completamente ajenos a la complejidad de los mercados bursátiles, pero instruidos en la cómoda tecnología de los móviles que les permiten acceder a inversiones pantanosas como la del bitcoin. Así es cómo la moneda virtual ha seducido a miles de usuarios que ven cómo su patrimonio crece como la espuma, aunque solo sea una sensación: millonarios, sí, pero sin ver aún un euro en sus bolsillos.

Lo que en sus inicios fue un medio de pago con el que poder comprar en Internet o en algunos establecimientos que permitían su uso, se ha convertido en un activo bursátil que ha comenzado a cotizar en el mercado de futuros de Chicago, obteniendo así un halo de oficialidad. Lo ha hecho tras multiplicar su valor por 1.700 veces en apenas un año meses y ayer llegó a cotizar por encima de los 18.900 dólares. Cada vez hay más ciudadanos que se adentran en este túnel sin salida; más llamadas de atención de los expertos para evitar esta espiral; y más casos ligados al fraude, a las pérdidas y, por tanto, a una mayor decepción, y a la ruina.

Para comprender la complejidad de la maquinaria que está detrás del bitcoin hay que remontarse a su origen. Fue en 2008 cuando esta moneda virtual comenzó a ser aceptada en algunas tiendas. La operativa era sencilla: el usuario recargaba un monedero virtual con el dinero que quería para después usarlo en sus compras, sin tener que utilizar tarjetas de crédito. El éxito estaba asegurado: sin intermediarios de por medio, los costes se reducían. «El problema es que ahora no es un método de pago seguro ni sencillo», explica Pablo Fernández Burgueño, profesor del programa de Innovación y Tecnología Financiera del IEB. «Hoy no tiene sentido usarlo por las altas comisiones que cobran los intermediarios», indica.

La criptomoneda por excelencia ha pasado a convertirse en un «vector especulativo, un derecho de compra a un precio que esperas vender con muchas ganancias», explica Fernández Burgueño, también cofundador de Nevtrace.

Pero no es tan fácil obtener plusvalías reales con la operativa del bitcoin. Solo puede parecer que esas ganancias están ahí, pero nada más. Entrar en este mercado resulta rápido y atractivo, pero salir es complejo. El dinero teóricamente ganado se ha esfumado en casos de pérdidas de claves de acceso, cierre repentino de portales, ataques de ‘web’ dedicadas a la intermediación… 

Por no hablar de la complejidad a la hora de materializar esas plusvalías. El ingreso del dinero en una cuenta casi se puede dar por descartado porque los tenedores de esas monedas no se lo van a poner fácil. Pese a sus llamativas ganancias, aún nadie ha salido a la luz, dinero en mano, demostrando la virtuosidad de este sistema para ganar miles de euros. Porque el bitcoin no está respaldado por ningún banco central ni Estado ni está regulado pero muchos ciudadanos siguen ajenos a estas advertencias y solo tienen ojos para un gráfico con continuos repuntes y ni una sola caída.

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