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El comercio mundial contiene el aliento

La promesa de aranceles de la nueva administración estadounidense acelera los cambios en los flujos comerciales globales

20 enero 2025 10:57 | Actualizado a 20 enero 2025 19:21
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Una posible confrontación geoeconómica en forma de guerra comercial se ha situado como el tercer gran riesgo global en el reciente informe The Global Risks Report 2025, publicado por el Foro Económico Mundial, donde cerca de un millar de expertos identifican los principales riesgos globales durante este y los próximos años.

Tan solo un conflicto armado entre estados (con un 23% de las respuestas) y episodios de fenómenos meteorológicos extremos (14%) superan a quienes sitúan la confrontación geoeconómica (8%) como el gran riesgo global para este año. Por detrás quedan cuestiones como la desinformación y difusión de información falsa (7%) o la polarización social (6%).

Y, aunque todos estos riesgos se comunican y alimentan entre sí, hay un claro protagonista cuando se analiza la posibilidad de una inminente confrontación geoeconómica global: Donald Trump. En concreto, sus repetidas amenazas de imponer agresivos aranceles a las importaciones de productos no estadounidenses a partir de la toma de posesión, el 20 de enero, del cargo de presidente de los Estados Unidos.

Unos aranceles que en el caso de China podrían alcanzar el 60% sobre el valor de las importaciones procedentes de ese país, en el de Canadá y México el 25%, y en el del resto de países (entre ellos, los estados miembros de la Unión Europea) se situarían en un 20%.

De materializarse algo así, el mundo entraría en esa confrontación geoeconómica que auguran algunos de los analistas del Foro Económico Mundial, con un regreso a la economía de bloques e importantes movimientos entre quienes hasta hace poco se habían considerado aliados económicos incuestionables.

Una reconfiguración que, por otro lado, ya hace tiempo que anda, con un mundo más fragmentado en el cual el hard power (poder duro) gana hegemonía en detrimento del soft power (poder blando) que hasta hoy ha estado defendiendo la Unión Europea.

«En una guerra comercial, Europa es quien peor lo tiene» (Carles Mas, Pimec)

Hace pocos días, la consultora Boston Consulting Group (BCG), a través de su Centro de Geopolítica, publicaba un informe titulado Great Powers, Geopolitics, and the Future of Trade, donde estimaba que la imposición de estos aranceles podría añadir hasta 640.000 millones de dólares al coste de las exportaciones hacia los EEUU para sus principales socios comerciales, entre los cuales se encuentra la Unión Europea.

El mayor impacto, según este análisis realizado por BCG, se produciría en las piezas de automóvil y los vehículos de motor importados, lo que afectaría principalmente al comercio con México, la UE y Japón.

Y, aunque China sería también una gran perjudicada -con un impacto estimado por BCG de unos 61.000 millones de dólares sobre el coste de importación de productos electrónicos de consumo procedentes de ese país-, a diferencia de la Unión Europea, el país asiático tiene opciones para librar esa hipotética guerra comercial, gracias a su mayor acercamiento a los países del Sur Global.

¿En qué lugar queda la Unión Europea ante un escenario de regreso a la economía de bloques, en especial si se encuentra en medio del fuego cruzado de una guerra comercial?

Carles Mas, director del área de Economia i Empresa de Pimec, es claro: «Si se empieza una guerra comercial se volverá al régimen de bloques y, en esa guerra, Europa es quien peor lo tiene. Los EEUU tienen un liderazgo tecnológico que les permite resistir si se libra una guerra, aunque sufrirán sus consecuencias, mientras que China ya se está buscando sus mercados con los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica), con la ventaja de que las grandes empresas de Europa y los EEUU dependen de la fabricación china».

«Una guerra comercial -prosigue Carles Mas- la pueden librar los EEUU, pero Europa está en medio de todos, y será quien saldrá perjudicada con más virulencia, porque no te puedes poner en manos de China, pero a la vez EEUU no parece que respete demasiado a los amigos. La perspectiva sería ir hacia un estancamiento económico».

«En Europa -añade Carles Mas- nos han terminado quedando unos modelos de negocio maduros, pero que aportan poco crecimiento. Y uno de los sectores maduros que te aportaba crecimiento sólido, que era la automoción, ahora está en una grave crisis: en una guerra comercial, en Europa veremos cierres».

«La única forma de afrontarlo -sugiere este economista- es con políticas fiscales, mercados financieros liberados y la creación de unos Estados Unidos de Europa. Si no, no puedes competir: si hay un enfrentamiento, Europa es el bloque más débil».

«Por el momento es algo que se está intuyendo, pero el mundo apunta hacia bloques» (Àngel Hermosilla, Col·legi d’Economistes de Catalunya)

Dicho lo cual, advierte: «Una cosa que deberíamos haber aprendido del primer mandato de Trump es que las realidades que ejecuta son más moderadas que sus palabras. Desde luego, incidirá claramente en el crecimiento económico mundial, pero el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros analistas han puesto un efecto mínimo en esto, con unas previsiones de crecimiento del PIB europeo de 3 o 4 décimas menos».

El FMI revisó recientemente sus perspectivas de crecimiento de la zona euro en 0,2 puntos menos, hasta dejarlo en un 1%, mientras corregía al alza estas previsiones para España, situando la perspectiva de crecimiento del PIB en el 2,3% para este año.

«La reducción del crecimiento -analiza Carles Mas- afectaría principalmente a Alemania y Francia, y pondría al límite de la recesión a Alemania. En Catalunya y España, al tener menor exposición a los EEUU, afectaría menos, pero de forma indirecta sí que puede afectar, con un efecto que no se verá en 2025, sino en 2026, por la inercia que llevamos».

Àngel Hermosilla, secretario general del Col·legi d’Economistes de Catalunya (CEC), coincide en que «todo lo que ha ido saliendo hasta ahora son conjeturas que apuntan a una perspectiva negativa: en temas tecnológicos, con Groenlandia, con la energía... sin olvidar el impacto negativo de esos aranceles, sobre los que todavía debemos esperar a ver qué deciden. Confiamos en que se imponga el sentido común, y no sea tan grave. En todo caso, es seguro que los EEUU tomarán medidas que en Europa no nos gustarán».

«EEUU -prosigue Àngel Hermosilla- tiene la capacidad y el momento. Esa capacidad es tecnológica y financiera. Y están en un buen momento porque la economía estadounidense está bien, mucho mejor que la europea, y eso les da margen para hacer y deshacer, incluso en materia energética; para imponer un cambio en las reglas del juego».

En el otro lado, «Europa, políticamente, está muy fragmentada y muestra una inestabilidad que no ayuda a dar una respuesta unitaria. No tiene la unidad necesaria, no hay un liderazgo claro, con una división ideológica muy importante, que desanima bastante. Conjuntamente, Europa no está bien», analiza Àngel Hermosilla.

«El mundo -prosigue este economista- ha funcionado muchos años con multilateralismo, y esa ha sido la base de Europa. Pero parece que el mundo no va hacia aquí, sino todo lo contrario. Europa ha perdido comba y, como europeos, nos desubicamos».

«Lo que más preocupa es qué hará Trump con China» (António M. Osório, Universitat Rovira i Virgili)

«Por el momento es algo que se está intuyendo -añade Àngel Hermosilla-, pero la cosa apunta hacia bloques. En este contexto, Europa se enfoca hacia la autonomía estratégica sin perder el multilateralismo, pero la dinámica de bloques también se da en la propia Unión Europea, y eso lo que hace es dividir. Cualquier estrategia de la UE cuesta mucho de poner en marcha. La nueva Comisión Europea apunta hacia la integración, pero tengo dudas de que se pueda hacer rápido».

«Con los elementos que tenemos hoy -destaca Àngel Hermosilla-, hay varias incertidumbres por aclarar. La primera de ellas es qué hará Donald Trump. La segunda es cómo se resuelve el tema político en Francia y Alemania, que determinará la respuesta europea, algo que impacta en Catalunya y España. Por último, en tercer lugar está la respuesta que pueda llegar de China o Rusia. Tendremos que navegar en esta situación. Hay muchos elementos de incertidumbre, con un cambio en el statu quo internacional».

La reacción de China es crucial

António M. Osório Costa, profesor de Economía de la Universitat Rovira i Virgili (URV), destaca que «Donald Trump es una persona imprevisible, y puede pasar de todo. Los aranceles no serán nada bueno para Europa, y son un escenario posible, porque Trump se queja del déficit comercial [con la Unión Europea]».

«Es una visión mercantilista -añade-, que contempla que cuando uno exporta está en una posición ganadora, y cuando importa en una posición perdedora. Es una visión que se tenía hace cincuenta años, y poner aranceles a la Unión Europea no tiene sentido, porque la mano de obra no es más barata aquí».

«Donald Trump -prosigue este profesor de la URV- quiere que Europa aumente la compra de armamento, y cree que esta tensión mundial favorecerá las ventas de la industria armamentística estadounidense».

Hay, también, una cuestión de calibre en las decisiones que pueda tomar la nueva Administración Trump. «Si Donald Trump -explica António M. Osório Costa- pone un arancel a China, no sé si ésta le responderá de forma inmediata, pero puede contestar el mismo día. Aunque si el arancel es bajo, por ejemplo del 10%, se podría callar, porque la situación actual es bastante favorable para ella. China se está expandiendo brutalmente por América Latina, África y Asia, y encontrará salida en otros mercados».

«Pero una mala decisión de Trump el lunes o el martes -advierte este economista- puede provocar que la Bolsa de EEUU se pueda hundir. Aquí, lo que preocupa más es lo que hará Donald Trump con China, y si eso puede iniciar una guerra comercial que frenaría la globalización».

Respecto a la situación en la que queda la Unión Europea, António M. Osório Costa es claro: «La UE ha sido inocente, se ha quedado en una posición un poco débil. Por supuesto que puede pasar de ser un soft power a un hard power, pero desde el punto de vista militar no asusta a nadie, y tiene una gran dependencia económica, en términos tecnológicos, de los EEUU; y en términos industriales, de China».

«Ahora -concluye-, lo que debería hacer la UE es intentar tirar adelante como pueda con el informe Draghi [para recuperar la competitividad de la UE] y, mientras tanto, aguantar algún golpe por el camino».

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