En un entorno económico y empresarial cada vez más competitivo e incierto, la gestión estratégica del talento es clave para la rentabilidad, competitividad y fidelización de equipos. Tras analizar el Informe sobre el Futuro del Empleo del WEF, estudios de firmas como Randstad y McKinsey, así como debates y mesas redondas con directivos y empresas sobre la formación y sus retos, destacan varios puntos esenciales para gestionar eficazmente la relación talento-competitividad.
Estos insights permiten a las empresas prepararse mejor ante los desafíos del mercado y optimizar su estrategia de desarrollo humano.
La formación continua de los equipos es un pilar fundamental en las estrategias empresariales exitosas. Fundae destaca que las empresas están comprendiendo la importancia de mantener actualizadas las habilidades de su personal para afrontar los retos del mercado, aportando datos que nos indican un incremento del 10% de participación en programas de formación.
Adoptar un enfoque proactivo en el desarrollo y crecimiento de equipos fortalece la competitividad y sostenibilidad empresarial. La formación mejora la retención del talento en un 65% de las empresas, impulsa la productividad, eficiencia y calidad, y refuerza la cultura organizativa.
Más que un gasto, es una inversión con un 353% de retorno en productividad, según datos de la ATD. Además, las compañías que apuestan por la formación registran un 218% más de ingresos por empleado, consolidando su ventaja en el mercado.
La fidelización del talento es un desafío creciente para las empresas, un 42% afirman tener dificultades en 2024. La falta de oportunidades de crecimiento y formación es una de las principales razones de la rotación. En un reciente debate con directivos de diversos sectores, identificamos cuatro ejes clave para atraer y fidelizar el talento: alineación con los valores de la empresa, escucha activa, desarrollo interno y, como factor estrella, la formación, esencial para la reinvención y competitividad en un mercado en constante evolución.
El impacto de la formación en la fidelización del talento es innegable. Un informe de LinkedIn Learning revela que el 94% de los trabajadores se quedarían más tiempo en una empresa que invierte en su desarrollo profesional. Apostar por el crecimiento interno de los equipos reduce la rotación, lo que impacta positivamente en los costes de contratación y capacitación.
Además, el 90% de los empleados permanece más tiempo en una empresa que invierte en su formación. Según Gallup, las empresas que invierten en formación aumentan la satisfacción laboral en un 18% y el compromiso en un 25%.
La relación entre formación y rentabilidad es clarísima. A nivel interno, las organizaciones que invierten en formación experimentan un 218% más de ingresos por empleado, según McKinsey. Además, podemos anotar que las organizaciones con estrategias de gestión del talento bien definidas registran un incremento del 20% en la satisfacción del cliente y un crecimiento en ventas del 15% anual.
La inversión en talento no es un lujo, sino una necesidad para garantizar el éxito empresarial a largo plazo. La formación continua fortalece la posición de las empresas en el mercado, mejora la fidelización del talento, impulsa la motivación de los trabajadores y contribuye significativamente a la rentabilidad y competitividad de las organizaciones.
Gemma Gasulla Miembro del Comité Ejecutivo del Col·legi d’Economistes de Catalunya en Tarragona