La válvula para evitar otro Fukushima

En 2011 el mundo entero puso en el mapa la localidad japonesa de Fukushima. El país vivió un desastre natural de dimensiones terribles cuya magnitud afectó de forma brutal a la central nuclear de la población. El terremoto de Tohoku, considerado hasta la fecha el más virulento que vivió el país, originó el ya famoso tsunami que ahogó buena parte de la zona. La central nuclear de Fukushima sufrió la pérdida de las líneas de alimentación eléctrica exterior y provocó daños irreparables en equipos operativos y estructurales. Tres reactores en operación perdieron la función de refrigeración de sus núcleos, fracturando sus vasijas y provocando la liberación descontrolada de hidrógeno, que dio lugar a explosiones y el escape de algunos átomos como los radionucleidos.

Tras este incidente, todas las centrales nucleares a nivel mundial decidieron establecer nuevos códigos de seguridad, por si se volvía a dar un desastre de similares características. Durante uno de estos cursos, Arnaldo Laborda (Huesca, 1964), ingeniero industrial con especialización en electrónica y con 20 años en activo como trabajador en los sistemas de protección y seguridad de los reactores de Ascó, tuvo una idea con la que, de forma pasiva y sin depender de acciones manuales, se podría solventar parte de la problemática.

Premio EURATOM: la propuesta de ASVAD fue galardonada este año por su innovación en el sector nuclear 

Su innovadora invención es una válvula de seguridad capaz de solventar riesgos en caso de una pérdida total de energía en reactores del tipo de agua a presión (PWR). Esta válvula de acero detectaría el momento preciso en que el nitrógeno corre el riesgo de entrar en el reactor durante su enfriamiento y evacuarlo a la atmósfera antes que pueda causar problemas. «La principal ventaja de este dispositivo es que es completamente automático, no necesita que haya ninguna acción humana que esté pendiente de ella para funcionar y que se trata de un elemento pasivo que no precisa ninguna energía externa para trabajar», especifica su creador.

Con sede Tarragona, la empresa ASVAD, que atiende a los términos Automatic Safety Valve for Accumulator Depressurization, fue fundada por Laborda en el año 2015 con la principal misión de promover la instalación de dicha válvula. «Fue específicamente diseñada para evitar los efectos negativos de la inyección accidental de gases en los reactores nucleares durante un accidente de pérdida de su refrigerante» explica Laborda. «Esta problemática es específica en los PWR, que constituyen el 73% de los reactores nucleares del mundo y el principal que tenemos en Europa», afirma.

Laborda ha dedicado estos diez últimos años a desarrollar y dar a conocer su proyecto a lo ancho y largo del mundo, logrando obtener la patente en distintos países (EEUU, China, Japón, Korea, Rusia, Ucrania...) y en toda Europa. Con el apoyo de un fabricante nacional de válvulas, el ingeniero creó un prototipo que fue sometido a múltiples pruebas de resistencia y gracias a ello logró la validación del Consejo de Seguridad Nuclear en España en 2023.

Este 2025, ASVAD ha sido galardonada con el segundo premio del certamen de innovación nuclear organizado por EURATOM (Comunidad Europea de la Energía Atómica) en la categoría de innovación nuclear, valorando y recompensando con 30.000€ su «originalidad, excelencia técnica y el aprovechamiento de la innovación».  Asegura Laborda que cree tanto en su proyecto que, aunque «ha sido un proceso de aprendizaje y un reto continuo que he disfrutado enormemente», seguirá en la brecha para conseguir implementarlo.