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El microorganismo que mejora el vino

Atens, una empresa de biotecnología agrícola, ha desarrollado una cepa específica para la viña que mejora los atributos de calidad de los caldos y su impacto en la salud humana

Veronica Cirino, fundadora, propietaria y CEO de Atens

Veronica Cirino, fundadora, propietaria y CEO de AtensANGEL ULLATE

Ana Rivera
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Que el cambio climático afecta a todo el conjunto de la sociedad y al de la agricultura en particular, es ya, lamentablemente, una obviedad. Si hay un sector al que ha perjudicado es al vinícola. Es por ello que muchas empresas intentan buscar soluciones a un problema que parece será recurrente. Entre ellas, destaca Atens, que el pasado año reveló una nueva cepa, la micorriza MV1, que se dedica exclusivamente a la viña y que demostró tener una mayor resistencia a las condiciones ambientales adversas y lograr estabilizar el ph del vino. Este 2025 ha dado un paso más.

Micorriza de Atens a vista de microscopio.

Micorriza de Atens a vista de microscopio.Cedida

Atens es una empresa referente del sector biotecnológico agrícola que nació en 1994 como un embrión, una pequeña rama de una gran empresa italiana de fertilizantes. Su departamento de I+D decidió realizar un proyecto de investigación sobre el impacto de algunos microorganismos en la agricultura y, de todos los espacios posibles, encontraron en La Riera de Gaià el lugar perfecto. 

Pero años después, en 2008, Veronica Cirino (Italia, 1977), bióloga especializada en el sector farmacéutico y cosmético y MBA por ESADE Business School, vio claro el futuro y decidió comprar el proyecto para convetirlo en una empresa propia dándole un enfoque industrial y científico con un gran escalaje. «Fue una visionaria», apunta Gerard Coca (Reus, 1982), digital marketing specialist de Atens, «porque tuvo muy claro que el futuro del sector estaría en los microorganismos cuando el mercado ni se lo planteaba». 

Una gran apuesta que también supuso una fuerte inversión (maquinaria nueva muy avanzada, mejora de las naves, invernaderos de última tecnología y almacenes subterráneos para almacenar los microorganismos, laboratorios preparados para ver más allá de un microscopio, un departamento legal preparado para trabajar los registros fitosaniarios y las patentes...) para lograr una expansión internacional que a día de hoy «es muy bestia».

Atens lleva décadas creando y desarrollando productos para la mejora de la agricultura basados en los microorganismos y trabajan con tres grupos: las bacterias, el hongo trichoderma y las micorrizas. La micorriza es un organismo vivo que define la simbiosis entre las raíces de una planta y ciertos hongos. Estos últimos ocupan el espacio alrededor de la raíz, la colonizan y ayudan a mejorar el estado de la planta y del suelo. La micorriza ayuda a que la planta absorba mejor los nutrientes y el agua que extrae del suelo a través de las hifas (una red de filamentos). El beneficio es mutuo, ya que «la planta suministra al hongo carbohidratos que sintetiza a través de la fotosíntesis», explican. Las bondades también se extienden a los resultados de los caldos y en la salud del ser humano. Y es que tras un ensayo de varios meses con el producto ‘Aegis vine’ realizado sobre un cultivo de uva de vinificación de variedad tempranillo al que se le aplicó la microrriza MV1, demostró que es capaz de mejorar distintos atributos clave en la calidad organoléptica del vino como el aroma, el color o el cuerpo. «También reveló la potenciación de diversas moléculas con efectos positivos para la salud, entre ellos aminoácidos esenciales como el triptófano, la leucina, la isoleucina o la valina, así como de algunos compuestos bioactivos similares a los superalimentos y otros que tienen efectos antienvejecimiento», expresa Cirino.

Actualmente, Atens se encuentra en una fase de crecimiento sostenido a doble dígito, con una facturación actual de seis millones de euros y su plan es multiplicar esta cifra en los próximos tres años.

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