La Comisión ha aprobado hoy un paquete de apoyo de 500 millones de euros, para apoyar a los productores más afectados por la guerra en Ucrania. Sobre esta base, los Estados miembros podrían proporcionar apoyo financiero adicional a los agricultores para contribuir a la seguridad alimentaria mundial, o hacer frente a las perturbaciones del mercado debidas al aumento de los costes de los productos o las restricciones comerciales.
Este paquete de ayudas se enmarca dentro de una serie de acciones a corto y medio plazo, puestas en marcha por la Comisión Europea, para mejorar la seguridad alimentaria mundial y apoyar a los agricultores y consumidores de la UE a la luz del aumento de los precios de los alimentos y los costes de los productos agrícolas, como la energía y los fertilizantes. El aumento de los precios mundiales de las materias primas, acelerado aún más por la invasión rusa de Ucrania, pone de relieve una vez más la necesidad de que las cadenas de suministro agrícola y alimentario de la UE sean más resilientes y sostenibles, en consonancia con la estrategia «de la granja a la mesa».
La Comisión se ha comprometido a adoptar todas las medidas necesarias para garantizar que la UE, como exportador neto de alimentos y principal productor agroalimentario, contribuya a la seguridad alimentaria mundial, en particular en Ucrania, el norte de África y Oriente Próximo, que dependen en gran medida de las importaciones de cereales, así como en Asia y África subsahariana. La UE es uno de los principales proveedores de ayuda humanitaria y al desarrollo en materia de alimentos y sistemas alimentarios.
Actualmente, la disponibilidad de alimentos no está en juego en la Unión, ya que el continente es en gran medida autosuficiente para muchos productos agrícolas. Sin embargo, nuestro sector agrícola es un importador neto de productos específicos, por ejemplo, proteínas para piensos. Esta vulnerabilidad, junto con los altos costes de los fertilizantes y la energía fósil, está causando desafíos de producción para los agricultores y corre el riesgo de aumentar los precios de los alimentos.