La Educación del Futuro y el futuro de la educación

Nuestro sistema educativo tiene que producir profesionales curiosos y capaces de aprender rápido

07 marzo 2022 09:38 | Actualizado a 07 marzo 2022 09:47
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¿Está bien gastado lo que invertimos en la educación de nuestros hijos?
Lo gastamos para darles un futuro. Esperamos que reciban la educación necesaria para avanzar en el mundo laboral. El problema es que ya no es así. 

El mundo laboral vive una revolución y la educación, con excepciones, continúa como antes. Sin cambios, el futuro profesional de nuestros hijos está en peligro.

Si antes la organizaciones disfrutaban de cielos despejados con una tormenta de vez en cuando, ahora es al revés: las tormentas disruptivas continuas y los cielos despejados son la excepción.

En semejante entorno se necesitan equipos todoterreno, o sea, ‘agiles’, que aprenden rápido, tomen riesgos y se adapten a las nuevas circunstancias. Los conocimientos e hipótesis de ayer ya no valdrán mañana.

Formar personas como engranajes para la maquinaria corporativa ha sido el éxito de la educación del siglo pasado. Pero esos engranajes ya no sirven porque no se adaptan y no se reinventan fácilmente. Las organizaciones se parecen más a cuerpos vivos e inteligentes que a máquinas rígidas. Ahora necesitamos agentes de cambio en vez de engranajes.

Las personas que no tienen iniciativa y no buscan soluciones ya no sirven para las organizaciones modernas. Si el entorno no ofrece seguridad, la seguridad la desarrolla uno mismo. Es un cambio de paradigma. Saber que somos capaces de superar cualquier desafío nos da alas.

Por lo tanto, el sistema educativo tiene que producir profesionales curiosos, con iniciativa, capaces de aprender rápido para resolver cualquier problema y con ‘soft skills’ para funcionar en equipos transversales.

El propio sector educativo se enfrenta al EdTech, la tecnología educativa disruptiva que está a punto de cambiar la educación a pesar de sus instituciones.

Ivan Bofarull, responsable de innovación de Esade y vecino de Altafulla, habla de la descentralización del aprendizaje (’DeLearn’) y de cómo está transformando la enseñanza superior en tres ámbitos: 1) contenidos/cursos accesibles directamente de los mejores expertos del mundo, 2) la experiencia de aprendizaje ya no es al mismo ritmo y en el mismo lugar y cada vez más entre colegas ‘peer-to-peer’ y personalizada y 3) la validación de lo aprendido es menos centralizado y monopolístico. Él piensa que la descentralización llevará a una redefinición de la institución académica y los procesos de aprendizaje.

EdTech responde a una necesidad del mercado. Se necesita un aprendizaje contínuo y personalizado. También hacen falta certificaciones pero se valora la utilidad y lo más nuevo. Llega la revolución educativa con cursos online, plataformas de videos, ‘coaches virtuales’ de inteligencia artificial para ayudar a profesores y alumnos, el metaverso como espacio de encuentro, los créditos por tokens NFT y cuentas de desempeño (como en la empresa tarraconense BonusBank).

¿Entonces qué hacer con un sistema educativo anticuado que sigue impartiendo conocimientos a través de clases magistrales? Si no prepara bien para el futuro ¿cómo puede sobrevivir?

La educación presencial tiene que dar lo que EdTech no puede ofrecer: el entorno emocional y académico para que los jóvenes puedan crecer como personas y ser capaces de continuar su educación a lo largo de su vida. Hay que fomentar la confianza en sí mismos, enseñar a trabajar en equipo, tomar iniciativa y resolver problemas liderando un proyecto y desarrollar conciencia de ellos mismos y del mundo que les rodea. También necesitamos potenciar la curiosidad intelectual, el pensamiento crítico, el respeto por las ideas de los demás y sobre todo aprender a aprender. Todo esto será más importante que el conocimiento en sí, porque este conocimiento ya está accesible por doquier y en cualquier momento.

Armand Bogaarts es emprendedor.

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