<iframe src="https://www.googletagmanager.com/ns.html?id=GTM-THKVV39" height="0" width="0" style="display:none;visibility:hidden">
Whatsapp Diari de Tarragona

Para seguir toda la actualidad desde Tarragona, únete al Diari
Diari
Comercial
Nota Legal
  • Síguenos en:

Las infraestructuras como elemento de competitividad

10 junio 2025 19:53 | Actualizado a 10 junio 2025 19:55
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

La teoría económica habla de tres factores productivos (en su sentido más amplio): tierra, capital y trabajo. Lógicamente el más relevante es el componente humano, porque gestiona los otros dos para lograr la mayor combinación posible de producción de bienes y prestación de servicios, es decir de PIB.

Hay claros ejemplos de países en los que los recursos naturales son escasos y sin embargo disfrutan de un alto nivel económico, gracias sobre todo a la innovación, la tecnología y las infraestructuras. Japón podría ser el ejemplo más significativo. Diversos estudios recientes están demostrando que puede darse el caso de economías que disfrutan de un relativo crecimiento, pero que no va acompañado de ganancias en productividad ni en mejor distribución de la riqueza generada (por ejemplo, en Catalunya tenemos un 27% de la población en riesgo de exclusión).

Es indudable que las cifras de incremento del PIB son inapelables, pero hay que matizarlas. Según el INE, en 2024 España creció un 3,2% (hasta llegar a 1,6 billones de euros), un porcentaje superior al de nuestros vecinos europeos. De este incremento, una cuarta parte correspondió al tirón del turismo.

El crecimiento inducido por la llegada de inmigrantes (que también tiene aspectos conflictivos), el mayor consumo de las familias (en un contexto de desempleo a la baja y menores tipos de interés), los altos niveles de gasto público y un gran empuje del sector turístico explican en parte este diferencial del incremento de PIB frente a los países de nuestro entorno.

Sin embargo, a nivel de productividad, a pesar de unos últimos datos algo esperanzadores, seguimos lejos de los puestos de cabeza en Europa (donde destacan Irlanda, los países nórdicos y los centroeuropeos). Hay múltiples factores que inciden en una mayor productividad: tamaño de las empresas, uso de tecnología, digitalización, composición sectorial del PIB, recursos humanos formados y motivados, eficiencia de la administración pública etc.

Pero hoy me centraré en otro elemento determinante para la competitividad: las infraestructuras. Cuando se habla de infraestructuras debe hacerse en sentido amplio, no solo las ligadas a la movilidad y el transporte (viario, ferroviario, aeroportuario); se incluyen también las relacionadas con telecomunicaciones, energía, agua etc.

Normalmente el problema es económico y viene de una insuficiencia de inversiones y/o de falta de gasto de mantenimiento, pero también puede ser de tipo normativo. En el caso del aeropuerto de Reus, su uso potencial contrastado (podría doblar los 1,2 millones de pasajeros del último año) no depende tanto de inversiones directas sino de decisiones de tipo político (aquí entrarían, entre otras cosas, las tasas de AENA).

Es obvio que nuestra demarcación ha estado tradicionalmente olvidada por todos los niveles de la Administración y hemos acumulado un importante déficit en infraestructuras. Las más acuciantes para el conjunto de la población son las ferroviarias. Aquí queda mucho por hacer; es absolutamente inaceptable la situación actual. También hay que planificar correctamente el transporte de mercancías por ferrocarril por el interior, para evitar un previsible colapso.

La inversión en infraestructuras es vital para la competitividad de la economía de Tarragona y así se ha demostrado en las diversas encuestas del propio Colegio de Economistas. Las personas responsables harían bien en tomar buena nota.

Miquel Àngel Fúster Presidente territorial en Tarragona del Col·legi d’Economistes de Catalunya

Comentarios
Multimedia Diari