Reconciliarse con la menstruación

Beatriz San Román, madrileña afincada en Cambrils, diseña compresas de algodón 100% ecológico que son reutilizables y tienen el objetivo de conectar a la mujer con su ciclo menstrual

25 septiembre 2019 21:30 | Actualizado a 26 septiembre 2019 10:31
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E n pleno siglo XXI la menstruación todavía es un tabú. La mayoría de mujeres aún sienten vergüenza a la hora de hablar de su período, un proceso natural que ahora Beatriz San Román quiere normalizar y visibilizar con su marca Vulvita. Esta madrileña residente en Cambrils inició hace un tiempo su propia empresa de compresas de tela que tienen el objetivo de «conectar» a la mujer con su ciclo menstrual y, de paso, aportar su granito de arena para hacer un mundo más sostenible.

La joven inició el proyecto hace cuatro años por necesidad propia. «Empecé a usar la copa menstrual hace once años y era muy feliz con ella. Cuando la conocí pensé: ‘¡Dios, es el invento del siglo!’. Pero no sé bien porqué un día dejé de tener ganas de ponérmela y no quería usar las compresas desechables. Intenté buscar compresas de tela pero no encontré en ningún lado. Entonces vivía en Barcelona y había visto en Londres, pero aquí no había», explica San Román.

Sin poder quitarse esta idea de la cabeza, Beatriz, que estudió patronaje industrial, pidió a su madre que le trajera su máquina de coser y así fue como empezó a crear sus compresas. «Me hice unas 5 o 6. Algunas todavía las tengo. Las hacía con camisetas viejas, toallas e iba modificando los patrones según la comodidad. Pero no las hacía con impermeable», apunta.

Este experimento animó a sus amigas a probarlas y la emprendedora empezó a hacer paños para ellas pero un viaje «largo» hizo que paralizara el proyecto durante un tiempo. Cuando regresó, fue cuando se puso en serio con la producción, estudiando qué llevaban las compresas y dónde podía comprar tejidos impermeables. «El material principal es algodón 100% certificado ecológico. Intento que nada que esté en contacto con tu cuerpo sea de otro material. El impermeable se llama PUL, que a la vez es transpirable. Me ha costado mucho encontrar estos tejidos», señala. 

El funcionamiento de las compresas es muy sencillo. En vez de tirarlas a la basura como las desechables, estas se lavan con agua y tienen una vida útil de entre 3 y 5 años. «Se pueden lavar bien pero en el papel que entrego con la información técnica aviso de que si se usa suavizante la impermeabilidad deja de ser efectiva. Se pueden lavar a mano. Durante el ciclo las pongo en un bol con agua fría durante dos horas, las seco y una vez acaba el ciclo las lavo en la lavadora», dice San Román.

En la actualidad Beatriz confecciona salvaslips, compresas de día y compresas de noche. Unos artículos que tienen un precio de entre los 8 y los 13 euros y que pueden comprarse en dos tiendas de Cambrils y también se pueden encargar a través de Facebook e Instagram. Ahora la empresaria está trabajando en su página web y quiere buscar nuevos puntos de venta en Tarragona y Reus. 

Para ella, la gran ventaja de usar este tipo de compresas está relacionada con la sostenibilidad y el medio ambiente. «Son ecológicas y no tienen ningún residuo. Sabes de qué están hechas y no irritan la piel. Son cómodas, limpias y bonitas», asegura San Román, que confiesa no saber cuántas compresas ha hecho desde que inició el proyecto. «Tengo clientas de todas las edades. Hay muchas chicas jóvenes y mujeres de entre 40 y 50 años que dicen que toda la vida han estado usando algo que no les ha gustado. También hay muchas que compran salvaslips para las pérdidas de orina», detalla. 

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