La opa del BBVA sobre el Banco Sabadell cumple un año a la espera del inminente dictamen de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). La intención del banco vasco de hacerse con la entidad presidida por Josep Oliu fue una de las noticias económicas de 2024 y su desenlace probablemente marcará el 2025. Así lo exponen diversos analistas financieros a la ACN, que coinciden en vaticinar que el BBVA mejorará la oferta una vez obtenga la luz verde de todos los organismos. “Al final acaba siendo una guerra para ver quién es más fuerte”, afirman. También señalan la dependencia del banco vasco del negocio en México y Turquía, que consideran el “punto de inflexión” de la operación, y minimizan el impacto que pueda tener la llegada de Donald Trump al poder.
El codirector del Máster Universitario en Finanzas y Banca de la UPF, Xavier Brun, asegura que se trata de una operación “completamente diferente” a otras fusiones bancarias que ha habido en España. “Estamos hablando de dos entidades importantes, cada una con su cuota de mercado, y la unión de ambas haría que fuera un actor relevante”, afirma. En la misma línea, la doctora en Finanzas y profesora de la UOC, Elisabet Ruiz Dotras, explica que el hecho de que afecte al sector bancario, “mucho más regulado”, provoca que se alargue “más de lo habitual” en otros tipos de empresas.
La voluntad del BBVA de aumentar el negocio en España, el desencadenante
Brun subraya que las “ganas” del banco vasco de adquirir el Sabadell radican en el objetivo de aumentar su cuota de mercado en España. Recuerda que gran parte de los beneficios del BBVA provienen de México y Turquía —alrededor del 70%—, lo que implica “costes” a la hora de financiarse en los mercados. Según el analista financiero, este aspecto “ha desencadenado” todo el proceso.
Brun explica que, a ojos de los inversores internacionales, el BBVA es “un banco de un país emergente” y que, para reducir este “estigma”, debe ganar cuota de mercado en otros territorios. “Lo que quiere el BBVA es ser más grande en España”, dice. “La operación no debe entenderse solo como la creación de un tercer gran banco en España, sino porque permitirá al BBVA ser un banco más propio de un país desarrollado de lo que es actualmente”, añade.
El analista financiero asegura que este hecho “beneficiará enormemente” al BBVA, porque si la opa prospera, podrá financiarse en el mercado mayorista a unos tipos de interés “más atractivos”.
Preguntados por el impacto de la llegada de Donald Trump a la presidencia de EE. UU. y su plan para imponer aranceles, que afecta a México, los expertos aseguran que no afectará “tanto” a la operación como se podía prever en un inicio, ya que las incertidumbres sobre los gravámenes se habrán resuelto antes de que la opa se someta a una eventual votación.
Posibilidad de mejorar la oferta
Por ahora, el BBVA ofrece una acción por cada 5,3456 acciones ordinarias del Sabadell y el pago de 0,70 euros en efectivo. El banco vasco ha “ajustado” la oferta inicial, pero, aún así, observando la evolución del precio de la acción en bolsa, la operación en su situación actual “no tiene atractivo” para los accionistas del Sabadell, quienes en última instancia deberán decidir si prospera —el precio de las acciones del Sabadell ha subido, en contraste con las del BBVA—. Los analistas coinciden en pensar que el banco presidido por Carlos Torres aumentará el “incentivo” ofrecido, aunque el directivo siempre lo haya negado.
“Es una carta que creo que el BBVA se está guardando para el último momento”, dice Dotras. “No hay que mirar la operación simplemente como una suma de ingresos, gastos y beneficios, sino también cuánto le costará al BBVA financiarse a un tipo menor en los mercados internacionales. Eso debería entrar en la ecuación”, apunta Brun. “Son importes bastante grandes, y este sería el margen que tendría el BBVA para mejorar la opa”, añade.
El Sabadell moviliza “todos los medios posibles” para mostrar su desacuerdo
Por su parte, el Sabadell ha centrado su estrategia en llegar a los pequeños accionistas, más “atomizados”. “El marketing va muy orientado a los clientes, que evidentemente no quieren un cambio de banco”, dice Dotras. Según la analista financiera, el banco que preside Oliu trabaja “con todos los medios posibles” para dejar claro que está “en total desacuerdo” con la opa. Entre sus estrategias se incluye el retorno de la sede a Cataluña, que aseguran es un movimiento “político” para conseguir “influencia” en algún momento clave —hay que recordar que si la opa llega a la fase 3 en el análisis de la CNMC, el gobierno español podrá intervenir—.
La profesora de la UOC cree que el Sabadell “sacará todo su arsenal de guerra” para que el precio de la acción suba “al máximo posible” y pueda demostrar a sus accionistas que “tienen una buena estrategia” y “un buen futuro” en solitario. De hecho, el banco prevé presentar su nuevo plan estratégico para los próximos tres años antes de que se vote la opa, para que los accionistas conozcan sus planes como entidad independiente. La presentación estaba prevista para esta primavera, pero se ha retrasado por el calendario de la opa. En esta línea, Oliu afirmó hace unas semanas que el banco aún no ha empezado “a sacar la artillería”.
Más allá de los pequeños accionistas, Brun recuerda el papel que tendrán los grandes inversores en la operación, algunos de los cuales coinciden en ambas entidades, y asegura que son quienes “en última instancia” pueden decidirlo todo. “Son inversores financieros, no quieren entrar en guerras políticas, y si les ofreces un intercambio de acciones, mejor para ellos porque no tendrán que vender y buscar otra posición”, dice. “Automáticamente les estás dando otras acciones, lo cual ya les va bien”, añade, asegurando que la oferta tal y como está planteada beneficia a estos grandes inversores.
A la espera del dictamen de la CNMC
La opa llega al año de vida a la espera del inminente dictamen de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que la semana pasada terminó un nuevo test de mercado sobre los compromisos que ofrece el BBVA para garantizar la competencia si prospera su fusión con el Sabadell. El organismo debe publicar sus conclusiones de la segunda fase del análisis, que abrió a mediados de noviembre pasado por detectar “riesgos potenciales” para la competencia, especialmente en el segmento de pymes. En esta fase, el regulador ha recibido alegaciones de hasta 79 entidades, la mayoría en contra.
En caso de prosperar, el BBVA se ha comprometido, entre otras cosas, a mantener las condiciones de las líneas de circulante y el volumen de crédito que las pequeñas y medianas empresas hayan contratado con el Sabadell durante tres años más, prorrogables hasta un máximo de dos adicionales. Los compromisos asumidos se refieren al precio de acceso al crédito, especialmente en localidades con “menos” competencia, y a la presencia en determinados territorios. Torres ha reiterado en varias ocasiones que han asumido compromisos “sin precedentes”.
El dictamen del regulador llegará coincidiendo con los resultados del primer trimestre de ambas entidades —los del BBVA están previstos para este martes 29 de abril y los del Sabadell para el 8 de mayo—. Como es habitual, entonces sus directivos ofrecerán ruedas de prensa.
Una vez conocida la resolución de Competencia, se pronunciará la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Por ahora, la previsión es que una eventual votación de la opa se celebre hacia finales del verano o durante el tercer trimestre.
Un año de opa
El próximo miércoles 30 de abril se cumplirá un año exacto desde que el BBVA anunció su intención de adquirir el Banco Sabadell. Una semana después, el consejo de administración del banco de origen vallesano rechazaba la oferta porque consideraba que infravaloraba “significativamente” su proyecto y perspectivas de crecimiento como entidad independiente. Ante la negativa, el 9 de mayo el BBVA decidió presentar la oferta directamente a los accionistas. Desde un primer momento, este paso se encontró con el rechazo frontal de agentes económicos, sociales y políticos.
Durante este año, sindicatos y patronales han mantenido su frente común contra la operación, alertando de su impacto en el tejido empresarial y la concentración bancaria. Foment del Treball calculó que supondría la desaparición de 75.000 millones de euros en crédito a las pymes, mientras que Pimec presentó un estudio que advertía de la posible pérdida de hasta 10.567 empleos y el cierre de 883 oficinas, buena parte de ellas en Cataluña por la “fuerte presencia” del Sabadell. Estas preocupaciones han sido compartidas por los sindicatos, que también recalcan su “intranquilidad” por las consecuencias laborales.