Unai Sordo: «Votar ‘no’ a esta reforma es apostar por la de Rajoy»

Negociación in extremis. El líder sindical reivindica su rol y cree que ERC, con sus exigencias de última hora, sobreactúa

29 enero 2022 18:50 | Actualizado a 30 enero 2022 06:48
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Entre la inquietud, el enfado y la ironía. Ahí bascula Unai Sordo ante la incertidumbre que rodea la trascendental votación, el próximo jueves, de la reforma laboral. El líder de CCOO remarca que lo relevante es que el decreto salga. Y tal y como está.

Se atreve con un pronóstico?

Sí, creo que el decreto va a ser convalidado. Un pacto de este calado merece un apoyo masivo.

¿Masivo y transversal?

Lo lógico sería que el conjunto de los partidos lo avalara. No tanto por su contenido, que es poco compatible con las reivindicaciones laborales de la derecha y del centroderecha, pero sí por el reconocimiento implícito al papel constitucional del diálogo social, que ha salvado tres millones de empleos en esta crisis. Y deberían apoyarlo las izquierdas porque es netamente positivo para los trabajadores.

¿Cuánto enfría su convicción el plante de ERC, EH Bildu, BNG y CUP?

La CUP estaba ya fuera, y Bildu y el BNG han asumido el rol de portavoces de sindicatos nacionalistas que niegan la propia utilidad del diálogo social, así que ahí había poco que esperar. La posición de ERC limita su capacidad de maniobra, lo cual o es una torpeza o refuerza la idea de que aquí no se está disputando la reforma laboral, sino intereses políticos. Resulta difícil de explicar, pero en la práctica estas cuatro fuerzas están apostando por la pervivencia de la reforma laboral de Rajoy.

¿Se imaginaba el bloqueo?

No pensé que los partidos y la política iban a sobreactuar tanto. Más allá del papel de la derecha, que menosprecia un acuerdo avalado por la CEOE, algunos partidos de izquierda han optado por una lectura de vuelo corto frente a la profundidad de estas medidas para atacar la precariedad y la temporalidad laborales. Parece que el diálogo social es una especie de invitado al espacio democrático que los partidos quieren monopolizar. Y me sorprende que fuerzas que han teorizado sobre la radicalidad democrática pongan pegas ahora a un espacio constitucionalmente avalado por millones de trabajadores. Hay un afán de centrarse en la metapolítica, como la llamo yo. Y aquí la izquierda se equivoca, porque esta es una muy buena reforma para mejorar las condiciones de vida de la gente. Confío en que esta sobreactuación se reconduzca.

ERC se mantiene taxativa en sus objeciones.

Y nosotros compartimos algunas de ellas. Es necesario continuar con la modificación de la legislación laboral en España; no hemos hablado de todo el Estatuto de los Trabajadores. Lo que le decimos a ERC es que ponga en valor que hay un acuerdo social y lo legitime democráticamente sin renunciar a sus propuestas. Quien ha facilitado la investidura de este Gobierno no es Comisiones, es ERC; digo yo que alguna corresponsabilidad tendrá. Su portavoz parlamentario niega que vayan a avalar proyectos políticos personales. No sé si esto tiene mucho que ver con las condiciones de trabajo de las ‘kellys’, que pueden mejorar en cuatro, cinco o seis mil euros, o con el 26% de temporalidad existente. Creo que poco.

¿Peca el Gobierno de soberbia?

El Gobierno ha llegado a un acuerdo beneficioso que debe trabajar en el ámbito de los apoyos políticos. ¿Que los podía haber trabajado mejor? Pues parece evidente que sí. Pero esta negociación no ha estado blindada. Los partidos que han querido información, la han tenido. La izquierda no puede perder cuando se pierde, perder cuando se empata y perder cuando se gana.

¿El Ejecutivo negocia a dos bandas ¿El PSOE con Ciudadanos y Yolanda Díaz con los socios de investidura?

No me consta. Lo que conozco y de lo que me tengo que fiar es de que las negociaciones son con los grupos de la investidura.

No con Ciudadanos.

Que yo sepa, no.

¿Ustedes no los excluyen, como sí hace el bloque de la investidura?

Si suscribimos un acuerdo porque beneficia a los trabajadores y viene avalado por el diálogo social, nuestra aspiración es que se vote por unanimidad. No sé cómo se puede excluir a Cs de lo que decida votar. Si vota a favor de la reforma, nadie va a poder hacer nada.

¿Un ‘no’ heriría de muerte el proyecto político de Díaz?

No lo creo. Tampoco sé si tiene una plataforma... Centrémonos en las cosas del comer.

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