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Conflicto

Los activistas denuncian malos tratos en Israel: en la expedición vuelve el 'tarraconense' Adrià Plazas

La diputada de la CUP Pilar Castillejo considera un secuestro lo vivido y anuncia acciones legales

La activista Ariadna Masmitjà, la diputada de la CUP Pilar Castillejo y Adrià Plazas, miembro de la dirección de la CUP, celebrando su llegada al aeropuerto del Prat.

La activista Ariadna Masmitjà, la diputada de la CUP Pilar Castillejo y Adrià Plazas, miembro de la dirección de la CUP, celebrando su llegada al aeropuerto del Prat.ACN

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“El Estado sionista es violento. Lo estamos viendo con el genocidio en Gaza, con el apartheid en Cisjordania. Y si a nosotras, europeas con ciertos privilegios, nos tratan como nos han tratado, podemos entender que la violencia se multiplica por mil con la población palestina.” Así se expresaba Ariadna Masmitjà, Masmi, una de las activistas de la Global Sumud Flotilla que llegó este lunes por la noche al aeropuerto del Prat, tras haber sido deportada de Tel Aviv junto con otras 26 activistas. Masmi y el resto del grupo denunciaron malos tratos físicos y psicológicos por parte de Israel. La diputada de la CUP Pilar Castillejo, también entre las repatriadas, consideró la acción del ejército israelí como un secuestro y anunció acciones legales.

Castillejo explicó que los miembros del convoy fueron maltratados por las fuerzas de seguridad y las autoridades israelíes, pero subrayó que esto “debe quedar en un segundo plano”, ya que los palestinos sufren “condiciones mucho peores”.

Sin ir más lejos, el sindicalista de la CGT Saturnino Fernández, también repatriado, explicó que los últimos días los pasaron en “la cárcel más grande de Israel”, a cien kilómetros de Gaza, donde oían cómo los cazas israelíes sobrevolaban en dirección a la franja. “Pasaban y a los quince o veinte minutos volvían. ¿Qué hacían allí? Bombardear. Mañana y tarde. El pueblo palestino lo pasa fatal, mucho peor que nosotros”, aseguró, tras denunciar que en la “prisión sionista” los trataron “como una mierda”.

Mercader se mostró muy orgulloso, en este sentido, de que su sindicato y otras organizaciones hayan convocado una huelga general para el 15 de octubre. “Debemos ir. Hay que acabar con el silencio sobre lo que está ocurriendo. Tenemos que romper relaciones con Israel y crear un corredor humanitario hacia Gaza, y tenemos la fuerza para hacerlo”, recalcó.

En cuanto al trato recibido, varios activistas denunciaron que hubo personas con enfermedades crónicas, como la diabetes, que estuvieron varios días sin la medicación necesaria. Castillejo explicó concretamente que la embajada del país de uno de los miembros del convoy afectado por esta enfermedad hizo llegar los medicamentos a los responsables de la prisión, pero estos no se los suministraron al enfermo.

Masmi también relató que la interceptación del ejército israelí fue “suave”, porque había “cámaras” grabando, pero que una vez desaparecieron, “comenzó la violencia”. Los tuvieron 24 horas sin comer y 36 sin agua, en duras condiciones que, más allá de la experiencia personal, volvían a hacer pensar a la activista en la población palestina: “Si a nosotros nos hacían esto, ¿qué no harán con los palestinos?”, se preguntaba.

Eduard Lucas, otro de los miembros del convoy que regresó esta noche a Barcelona, explicó que vivió estos días “con mucha indignación”, ante el hecho de que “frente a cualquier barbaridad israelí haya silencio”. Por ejemplo, cuestionó el reconocimiento del Estado de Palestina que hacen varios países, entre ellos España.

“Si el reconocimiento fuera real, también lo sería el de sus aguas, y entonces nos habrían escoltado hasta Gaza. Pero no lo han hecho, porque Israel goza de impunidad absoluta. No es normal, es inaudito, que 500 personas de movimientos sociales tengamos que poner nuestros cuerpos en peligro mientras los gobiernos no están haciendo absolutamente nada. La indignación es total”, afirmó.

Varios activistas se mostraron también preocupados por el estado de la compañera mallorquina que quedó en Tel Aviv, acusada de haber mordido a una sanitaria israelí. Los miembros de la Global Sumud Flotilla no pudieron confirmar ni desmentir la versión de las autoridades israelíes, aunque alguno afirmó haber sido testigo de cómo los responsables de la prisión golpeaban a la mujer y se la llevaban a un módulo de aislamiento.

Las activistas que compartían celda con ella y que hoy han regresado a Barcelona intentaron, antes de marcharse, obtener información sobre su compañera. “Todo lo que conseguimos fue que nos esposaran y nos metieran en el autobús que nos llevó al aeropuerto.”

El miembro de la dirección de la CUP Adrià Plazas, que también llegó de Tel Aviv en un vuelo hacia Atenas y de ahí a Barcelona en otro organizado por la Generalitat, pidió también centrar “el foco” en “los gobiernos de toda Europa”, incluido el español, porque “no están cumpliendo con su deber de garantizar el derecho internacional”. Plazas opinó que “con cada renuncia de los Estados” ante las vulneraciones de derechos por parte de Israel, “se convierten en cómplices”.

Por todo ello, los activistas señalaron que la movilización “debe continuar” hasta conseguir “acabar con el genocidio” y “lograr una Palestina libre desde el río hasta el mar”, como dijo el propio Plazas, quien también hizo un llamado a participar en la huelga general convocada para el día 15.

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