Internacional

Crisis de gobierno

Dragon Khan à la française

24 horas de infarto y una última pirueta de Macron para salvarse del naufragio. Sébastien Lecornu tiene 48 horas para formar un nuevo gobierno que posiblemente no presidirá

Sébastien Lecornu tras anunciar su dimisión como primer ministro

Sébastien Lecornu tras anunciar su dimisión como primer ministroEFE

Natàlia Rodríguez

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No sabría por dónde empezar. Quizás por ahorrarles infinidad de metáforas. Naufragio, suicidio, apocalipsis, caos. Todas servirían, pero la metáfora es un recurso para los vagos (a no ser que sean poetas). La verdadera razón de este vaivén de primeros ministros (3 en 13 meses, MichelBarnier, François Bayrou y Sébastien Lacornu), el motivo de este vodevil de “pots de départ” (los ministros dimisionarios de ayer no sabían si organizar o no su copa de despedida), es que Francia no ha hecho los deberes.Es tan sencillo como esto:Francia no ha hecho el esfuerzo que sí hicieron la mayoría de países de la UniónEuropa ya con la crisis de las subprimes en el 2008. Abrocharse el cinturón, congelar salarios, eliminar pagas extras, retrasar la edad de la jubilación hasta casi los 70 años. ¿Recuerdan la prima de riesgo?Francia acaba de despertarse en esa pesadilla que supone que las agencias de ratio la degraden al rango de países a los que mejor no prestarles dinero. Estos son los motivos. No hay fórmula de gobierno posible que pueda convencer a los franceses de que la Francia que ellos conocen ya no puede continuar, no hay carburante, no hay energía.

Cuando el General de Gaulle imaginó el régimen presidencialista conocido como la Cinquième République, quería evitar lo que está sucediendo ahora. Partidos políticos a la greña que son incapaces de ponerse de acuerdo. Es más, un rechazo visceral a la cultura del pacto, ceder es una renuncia a la que no están dispuestos. Emmanuel Macron cometió el pecado original en julio de 2024 con aquellas elecciones anticipadas. Perdió el control de la nave y desde entonces,Francia navega en el éter de la indecisión. Busca desesperadamente en la derecha una figura de consenso, pero ni la izquierda visceral de La France Insumise de Jean-Louis Mélenchon, ni el Partido Socialista de Olivier Faure (yFrançois Hollande) ni por supuesto los centristas de Horizons del ex primer ministro Edouard Philippe, van a consentir un gobierno con alguno de sus miembros que abiertamente flirtean con la extrema derecha de Marine Le Pen. No lo harán porque las presidenciales de 2027 están a a vuelta de la esquina y toda la estrategia es llegar posicionado lo mejor posible para esa segunda vuelta contra elRN, ser capaces entonces de volver a aglutinar el voto anti-Le Pen que le ha permitido a Macron dos mandatos.

Pero las cosas huelen a podrido en París. Ya no todo el mundo está dispuesto a regalar de nuevo su voto para frenar el gobierno de unJordanBardella (Marine de momento no puede presentarse) casi recién nacido. Francia puede experimentar el ‘efectoMillei’ o el ‘espejismo Meloni’. Con una intención de voto del RN al 33% (la izquierda llega al 19% y el centro derecha no pasa del 26%) muchos votantes, ante el hartazgo de la pirueta constante de Macron, pueden decidir optar por dejar que Bardella llegue al poder. «En Italia tampoco las cosas están tan mal» se dicen. Claro que Italia había hecho los deberes previos. ComoEspaña, el país que casi cada día es nombrado como modelo en los medios franceses. Claro. Nadie se acuerda de esos años tremebundos, ni de los salarios bajos, ni de una edad de jubilación matusalénica.

Francia, laica y republicana, busca el milagro. Encontrar un gobierno que contente a todos, que reforme sin modificar nada, que aumente el poder adquisitivo, que permita la continuidad de los derechos sociales y que continúe siendo el líder moral de Europa. Ese milagro no lo va a encontrar. Sébastien Lecornu tiene hasta mañana por la noche para probarlo. Bonne chance.

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